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El Lincoln, de la quinta división inglesa, hace historia y accede a los cuartos de final de la Copa

Un triunfo en Burnley le convierte en el club de inferior categoría que llega más lejos en la competición más antigua del mundo y el primero desde 1914 que lo logra sin estar en las grandes ligas del país

Los jugadores del Lincoln City celebran en el vestuario su pase a cuartos de final de la FA Cup.
Los jugadores del Lincoln City celebran en el vestuario su pase a cuartos de final de la FA Cup.Jan Kruger (Getty Images)

Cenicienta sigue en los campos de fútbol ingleses y esa noticia convierte ese entorno en especial. Hace un año el Leicester entró en el baile de los grandes para alzar la Premier League, ahora la pista de los sueños la ocupa el Lincoln City, un modesto club que juega en la quinta categoría del país, de carácter semiprofesional, y que jugará los cuartos de final de la Copa tras eliminar el Burnley. El sorteo le había deparado jugar la eliminatoria a partido único en campo de una de las revelaciones de esta campaña en la Premier, el cuarto mejor equipo del campeonato como local que solo había perdido tres de sus últimos 29 partidos disputados en su feudo. No importó. Alimentado por la gasolina que propulsa las utopías, el Burnley compitió cara a cara todo el partido y a dos minutos del final el central Sean Raggett marcó un gol que hace historia: nunca un equipo de ese nivel había llegado a estar a apenas dos pasos de la final de Wembley. Este lunes el Sutton United, que jugará como local, puede seguir idéntico camino si supera al Arsenal.

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“Teníamos una posibilidad entre cien y la aprovechamos”, resumió Danny Cowley el técnico del Lincoln, el primer equipo de los denominados non-league en acceder a cuartos de final de la Copa con el formato contemporáneo, una distribución que considera como tales a los equipos que no se integran ni en la Premier League ni en las tres siguientes categorías, todas conformadas por grupos únicos. En el pleistoceno futbolístico era más común que equipos de categorías inferiores llegasen lejos en el torneo más antiguo del mundo, pero era otro escenario: el número de equipos que tenían por encima era muy inferior al actual, las diferencias entre ellos eran menores. Aún así desde que en 1914 el Queen’s Park Rangers llegó a cuartos de final no se conoció ningún otro equipo non-league a esas alturas. Aquel año, curiosamente, la Copa la ganó el Burnley.

Cualquier dato que se ofrezca dimensiona la hazaña del Lincoln City, un club con una larga lista de fracasos futbolísticos y financieros que ahora lidera la tabla de su categoría. En un imaginario escalafón del balompié inglés tendría a 92 clubs por delante lo que extrapolado a España sería algo así como referirse a un equipo de la zona media baja de Segunda B. Inevitable recordar las hazañas de Mirandés en 2012 y Figueres diez años antes. Ambos disputaron las semifinales de la Copa del Rey cuando militaban en ese tercer nivel y los primeros tras apaer a tres equipos de la máxima categoría en duelos a ida y vuelta.

Varios jugadores del Lincoln felicitan a Sean Raggett, autor del tanto de la victoria.
Varios jugadores del Lincoln felicitan a Sean Raggett, autor del tanto de la victoria.Clive Brunskill (Getty Images)

La epopeya del Lincoln pone el foco sobre el valor de la Copa inglesa y el debate en torno a ella en el Reino Unido donde los puristas claman contra lo que consideran un desprecio por parte de los equipos de las categorías superiores. El dinero que se reparte en las competiciones ligueras es exponencialmente superior al que se mueve en la Copa, pero la gloria de los libros e historia futbolística se abre con esta competición capaz de igualar niveles en apenas noventa minutos. El Burnley hizo seis cambios respecto al equipo inicial con el que se enfrentó hace una semana ante el Chelsea. Aún así debió ganar. El Lincoln se defendió y buscó con fe la meta rival. La encontró con el eterno gol inglés, un barullo en el área resuelto por un testarazo del central y validado por el ojo de halcón, que demostró que la pelota había entrado a pesar del esfuerzo del meta del Burnley, que la sacó al poco de traspasar la línea. Historia y tecnología se fundieron entonces en un instante mágico. Fue el único remate del Lincoln entre los tres palos, pero ese dato no saldrá reflejado en los libros, sí el de su hazaña. En octubre las casa de apuestas pagaban 1.500 a 1 por su triunfo en la Copa. Si alguien quiere apostar hoy tan solo le pagarán cien libras por cada una que juegue.  

“Tampoco tenemos mucho tiempo para celebraciones”, valoró aún sobre el terreno de juego el héroe Raggett, que se explicó: “El martes tenemos un partido muy importante en North Ferriby”. En un pequeño pueblo de menos de 4.000 habitantes, en un campo con capacidad para 501 espectadores sentados volverá el Lincoln a su cotidiana realidad. Pero luego se volverá a calzar el zapato de Cenicienta y volverá a brillar.

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