Atlético - Celta: el día que Simeone diseñó el partido para Torres
La renovada confianza del técnico en el delantero fue reforzada al alinear al Niño como referente
En el entrenamiento del Atlético del pasado jueves se produjo un detalle que confirmó la última apuesta de Diego Pablo Simeone por Fernando Torres como su referencia de ataque. Entre arengas a sus futbolistas encaminadas a que buscaran los espacios libres para recibir la pelota, Simeone intercalaba con frecuencia un apunte. El juego vertical que ya intuía ante el partido con el Celta debía tener a Torres como objetivo final. “Fernando, en punta”, “Buscar a Fernando”, demandaba el técnico. Desde la recta final de la temporada pasada no se apreciaba tanta confianza por parte de El Cholo en el carismático goleador. En la preparación del partido contra el Celta, El Niño ocupó un lugar privilegiado en los circuitos de balón ofensivos.
Una de las visiones que sobre el fútbol de ataque tiene el entrenador argentino es que su equipo debe tratar de llegar lo más rápido posible hasta su mejor jugador. Esa premisa casi siempre está direccionada hacia Griezmann, que ante el Celta jugó caído a la banda izquierda y alejado del área. En la noche del domingo, esa creencia renovada en Torres otorgó a este en ese rol de referente. Durante ese entreno tan revelador se vio a Torres suelto, practicando con eficacia suaves vaselinas y palancas que denotaban su crecida anímica y futbolística muy relacionada con la confianza que vuelve a percibir.
Por primera vez en lo que va de temporada, Simeone alineó por tercera vez consecutiva en Liga a Torres. Desde su contundente recta final del curso pasado con la que se ganó la renovación, aunque el cuerpo técnico no le concediera los dos años que pretendía, no había encadenado tres partidos ligueros en el once inicial. “Me encuentro bien, y contento por tener una continuidad, ya van tres partidos seguidos, y espero que esto siga”, remarcó un ilusionado Torres en la zona mixta, “ y siempre digo que lo mejor está por venir en la recta final de la temporada”, apostilló.
La titularidad de Torres tiene mucho que ver con su entrada en el segundo tiempo del partido de ida de las semifinales de Copa contra el Barcelona. Con el equipo derrotado y hundido por el 0-2 al intermedio, el pecoso delantero abanderó el intento de remontada que parece haber marcado un antes y un después. De aquella reacción orgullosa que comandó Torres no solo rebrotó ese equipo competitivo que se añoraba, también el hallazgo de un nueve que ayude a dar sentido al juego de ataque y contribuya con goles, uno de los grandes déficits del equipo durante el peligroso bache en el que se vio inmerso. Torres se ha impuesto a Gameiro, que sigue tan esforzado como negado ante el gol como demostró ese remate al larguero con toda la portería para él en los instantes finales del partido del domingo.
Si la temporada pasada a Simeone no le quedó más remedio que tirar de su emblemático nueve por la inoperancia de Jackson Martínez y la falta de cuajo de Vietto, en esta Torres ha escalado posiciones en el escalafón desde su rendimiento. Lo ha hecho en un momento muy delicado del equipo lo que ha contribuido a ese plus de confianza que le ha dado su técnico y que también le ha venido. En esa relación profesional que mantienen jugador y técnico, se sigue apreciando cierta frialdad de Simeone a la hora de ensalzar a Torres. Definió su gol como extraordinario, pero calificó el de Carrasco y Griezmann como superiores, quizá para forzar reforzar al belga, muy necesitado de ello, y el juego colectivo y la generosa asistencia de Gameiro a su compatriota. Simeone recalca siempre que él nunca quiso traer de vuelta al ídolo que es Torres, sino al jugador. La duda está en si esa frialdad responde a la presencia en un mismo reinado de los dos grandes monarcas actuales del sentimiento Atlético o si es la manera del entrenador de espolear al jugador.
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