Iborra y Correa mantienen al Sevilla en la pelea
Agarrado también al un gran Rico, los de Sampaoli vencen a Las Palmas gracias a su profundidad de banquillo
El Sevilla mantiene su pelea con Madrid y Barcelona. Lo hizo ganando donde no lo ha hecho nadie, agarrado a su portero, Sergio Rico, monumental, y de la manera más insospechada. En tres toques, de un balonazo de Rico, una dejada de cabeza de Iborra y una carrera de Correa se impuso a un rival, Las Palmas, que tuvo el atrevimiento de quitarle el balón, en especial en la segunda parte. Se trata de un triunfo de mérito, con secundarios exponiendo su excelente potencial en una plantilla de las buenas prestaciones del Sevilla. Magnífico Iborra, que le cambió la cara al encuentro, y, como no, Correa, rápido y certero en la definición del gol.
A veces, los caminos son más simples que como los diseña Jorge Sampaoli. Un balón en largo, una dejada y una victoria. Durante los momentos de zozobra, fue el meta Rico el que mantuvo al Sevilla, dominado por Las Palmas, extrañamente lento durante buena parte del encuentro, con N'Zonzi en mal momento y Vázquez demasiado enredado en su fútbol de salón. En esos momentos, con Las Palmas tocando y tocando, Rico salvó ante David Simón en dos ocasiones y otra en una acción de Boateng. Luego, la profundidad de banquillo acabó por definir un encuentro que se jugó al filo de la navaja. Como en muchos encuentros precedentes, la moneda cayó para el lado del Sevilla, que se empeña en mantener su cruzada ante Madrid y Barcelona.
Hubo momentos en los que Las Palmas y Sevilla confundieron el toque con la lentitud. Atraviesa el equipo de Sampaoli un periodo complicado de la temporada. Ha perdido algo de frescura y los rivales, que para eso están y estudian los partidos, han dado con la fórmula de parar a su fuente de fútbol, N'Zonzi. Sin la aparición del gigante francés en la salida del balón, el Sevilla sufre una barbaridad. Y más sin Rami y Pareja, los dos ausentes, los dos con criterio a la hora de tocar la pelota. Por eso los primeros minutos fueron un laberinto para el Sevilla, desconectado, con Nasri sin opciones de desempeñar la misión de su compañero. El marrón de sacar el balón acababa en Rico y el portero lo mismo le daba el esférico al rival que sacaba las castañas del fuego con sus grandes paradas. Como a Jesé, debutante de titular, en el minuto seis. La ocasión fue tan clara que el canario ni se lo creyó. El paradón del guardameta auguraba su tarde de gloria.
Las Palmas, que le había pleiteado el balón al Sevilla en la primera mitad, se lo ganó en la segunda. Es una delicia ver jugar al equipo de Setién, a magos del balón como Roque o Jonathan Viera. Su fútbol es tan bonito, que, a veces, empalaga. Pero no tiene gol. Y eso se paga ante rivales del potencial del Sevilla. Las Palmas tuvo el pecado de no marcar y los de Sampaoli cambiaron de plan. Avisó Ben Yedder y culminó Correa cuando el alumno parecía aventajar al maestro. A veces, el otro fútbol, también le vale al Sevilla, poderoso y directo para ganar en un estadio tan complicado como el de Gran Canaria.
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