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Umtiti se hace hueco

El central, que pelea por un puesto en el ‘once’ y que apunta a titular ante el Atlético, tiene el mejor porcentaje de pases buenos del Barça

Jordi Quixano
Umtiti cabecea el balón en el primer partido de la Liga ante el Betis.
Umtiti cabecea el balón en el primer partido de la Liga ante el Betis.AP

Desde hace años que los rivales del Barcelona presionan al central que acompaña a Piqué porque se da por supuesto que no sacará la pelota tan limpia desde la raíz. Lo sufrió Puyol y también Mascherano, y ahora lo vive Samuel Umtiti (Yaundé, Camerún; 23 años), único fichaje de la temporada capaz de pelear por un puesto de titular y poner en entredicho una jerarquía que ha durado por tres cursos con Luis Enrique. Resulta que no le incomodan las estrecheces a Umtiti, que hasta la fecha siempre se ha salido con la suya con la zamarra azulgrana. Y a eso aspira esta noche copera (21.00, GolT) frente al Atlético, contrincante al que no se ha medido todavía porque en la ida de la Liga estaba de baja por una distensión de ligamentos.

“Salir desde atrás con el balón jugado y nunca despejar aunque nos presionen. Ese es el estilo del Barça y ese es el que me gusta”, resuelve Umtiti. Palabras que cobran sentido si se atiende a sus números, toda vez que es el futbolista que tiene mejor porcentaje de pases buenos (91,5%) en el equipo, seguido de André Gomes (91,3%), Mascherano (90,8%) y Piqué (90,2%). La estadística, además, toma relieve porque es el cuarto que más pases buenos ha dado (1.328) con solo 21 encuentros, únicamente por detrás de Mascherano (1.569 en 23), Busquets (1.543 en 27) y Piqué (1.370 en 23).

El talismán del equipo

Con Umtiti en el campo, el Barça ha conseguido el 85,7% de victorias; sin él, la estadística se queda en un escuálido 38,5% (cinco triunfos, seis empates y dos derrotas). “El rendimiento de un jugador se descubre cuando lo fichas y llega. Aguantar la presión y superar situaciones adversas se aprecia en el momento en que se pone la camiseta y ves cómo se entrena y comporta. Eso está en su cabeza”, explica Luis Enrique; “porque a veces fichas a alguien por el rendimiento muy alto que ha dado en su anterior equipo, pero cuando llegan al Barça o al Madrid, a los grandes, el rendimiento se diluye. En su caso, no creo que se mantiene sino que lo está mejorando”.

“Ha encajado tan bien en el club y en el vestuario por sus cualidades físicas, técnicas y tácticas. Estoy seguro de que seguirá dando más en el futuro”, le elogia Luis Enrique. Su gran rendimiento, sin embargo, no parece sorprender al área deportiva porque en sus informes siempre destacaban cuatro aspectos: “Personalidad, joven, calidad y dispuesto a venir”. Por eso, cuando negociaron con su hermano Yannick —director general de Cercle 23, la empresa de representación y gestión de derechos de imagen del jugador en la que el propio Samuel es el presidente— se resolvió pronto su contrato. Pero Umtiti fue claro en el día de su presentación: “Sé que en mi posición hay muy buenos jugadores, pero tengo objetivos muy altos. No lo escondo, soy ambicioso y quiero jugar siempre”.

Nacido en Yaundé, a los dos años se marchó con su familia a las afueras de Lyon, primero a Villeurbanne y luego a Menival, donde fichó por el equipo del barrio. A los nueve años, entonces todavía extremo —se convirtió en central porque un día falló un compañero y el técnico improvisó—, superó las pruebas de acceso del Lyon, club con el que mantiene muy buena relación, incluso con el vestuario porque comparte uno de los chats de WhatsApp del equipo.

“He llegado donde quería gracias al apoyo de mi madre”, reconoce el futbolista, sabedor de que se tuvo que sacar el carnet de conducir para llevarle a los entrenamientos al tiempo que le exigía lograr matrículas en el colegio a cambio de dejarle ponerse las botas. “Cada mañana en los entrenamientos y en los partidos lo doy todo para que mi madre esté orgullosa y feliz”, resuelve Umtiti. Y bien que puede estarlo.

Al menos, 15 partidos

Con el número 23 a la espalda por su ídolo Michael Jordan y apodado Big Sampor el veterano lateral Patrice Evra en la selección gala —“Camerún no es una posibilidad”, argumentó en su día a la espera de la llamada de Francia, que llegó en la pasada Eurocopa—, en el Barça le conocen como Samu. “Es un tío serio cuando toca, pero también cachondo y bromista”, explican desde el vestuario, contentos porque ha evolucionado mucho con el castellano gracias a la profesora que acude de vez en cuando a su casa de Esplugues. Pero aún les vale más como central, quizá porque también es el segundo junto a Busquets en recuperaciones por partido (5,7), solo por detrás de Piqué (6,7). “Si juegas dos o tres partidos bien no está mal, pero todo el mundo es capaz de hacerlo. Lo más importante es ser constante durante 10 ó 15 partidos”, dice el zaguero.

Hoy, frente al Atlético, tiene una nueva prueba, una nueva oportunidad de demostrarlo.

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