El Barcelona sale respondón
Casi la mitad de las tarjetas que ha visto esta temporada el equipo azulgrana son por protestar o conducta antideportiva
Criticado por la directiva de puertas hacia dentro por su enfrentamiento público a Javier Tebas tras el encuentro ante el Villarreal, Piqué asumió que se había equivocado por las formas en que retó al presidente de la Liga —“¿Lo has visto? Sí, tú, ¿lo has visto?”, le recriminó—, cansado por lo que consideraba actuaciones arbitrales injustas. Aunque Luis Enrique defendió el derecho a expresarse, desde el Barcelona entonaron entonces y hasta ahora un discurso en el que quieren ayudar a los colegiados y su complicada labor. Sucede, sin embargo, que los futbolistas en el césped no saben morderse la lengua.
Hasta la fecha, el Barça ha visto 67 tarjetas amarillas en 33 encuentros. O, lo que es lo mismo, dos por duelo para igualar el registro del año pasado (125 en 62 partidos) y superar los de los cursos anteriores (1,6 en el primer año de Luis Enrique; 1,8 con Martino; y 1,6 con Vilanova). El problema, en cualquier caso, es la cantidad de amonestaciones que ha visto el equipo por protestar las decisiones del árbitro o por comportamiento antideportivo, donde se engloban acciones como mantener un rifirrafe con un rival, perder tiempo a la hora de sacar una falta o lanzar un balón al césped para impedir un saque rápido del contrario. Así, de las 67 cartulinas, el Barça ha visto 30 por replicar al trencilla o al rival, por conducta poco deportiva. En cifras significa un 44,8%; casi la mitad. “Es algo que sí que me preocupa desde hace tiempo”, explica Luis Enrique; “pero aunque lo intento, es una cosa difícil de cambiar porque es complicado controlar lo que pasa en el campo”. Desde las oficinas del Camp Nou también se posicionan: “A veces hay que saber callar o no entrar en el juego de las provocaciones, pero es comprensible que con la intensidad de los partidos los futbolistas se excedan en ocasiones”.
“Necesitamos mejorarlo”
No es Luis Enrique un entrenador que se haya justificado en los árbitros cuando las cosas han venido mal dadas, pero entiende que no es lo mismo hablar ante los micros que sobre el tapete. “Quizá yo no soy el mejor ejemplo por mi etapa de jugador. Pero es una faceta del juego que tenemos que controlar. Intento que los jugadores ayuden en lo máximo al árbitro y que las emociones no se disparen. Porque si se centran en otras cosas, afecta al rendimiento. Necesitamos mejorar en eso”. Sobre todo el tridente ofensivo, quizá porque son los que más patadas reciben.
El primero que debe revisar la conducta es Neymar, que ha visto seis cartulinas de 10 (60%) mientras el balón no estaba en juego. Le sigue Luis Suárez con cinco de ocho (62,5%) —son los dos que más amonestaciones han recibido— y Messi se queda en cuatro de cuatro (100%). Otros protestones son Alba (cuatro de cinco) y Busquets (tres de siete). Con una tarjeta por el mismo motivo están: Mascherano, Sergi Roberto, Umtiti, Piqué, Ter Stegen, Denis Suárez, Iniesta y Aleix Vidal.
Curiosamente, es el año en el que el Barça de Luis Enrique más faltas comete, toda vez que hace 11,1 por duelo mientras que en el curso anterior hizo 10,6 y en la 2014-15 se quedó en 9,8. Pero al igual que el calentón inicial de palabra, también se moderan en esto los jugadores; solo han visto una tarjeta roja en la temporada, que fue por una doble amarilla a Mathieu por cometer dos faltas.
Así que esta mañana ante el Betis (12.00/beIN LaLiga) los jugadores del Barça deben contener tanto al rival como sus protestas.
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