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Las técnicas usadas en el laboratorio de Moscú para enmascarar positivos de deportistas rusos

Desde un sofisticado método para el cambiazo de las muestras hasta un cóctel dopante de difícil detección

Carlos Arribas
Muestras de orina en un laboratorio de Chatenay-Malabry, Francia.
Muestras de orina en un laboratorio de Chatenay-Malabry, Francia.FRANCK FIFE (AFP)

La prosa del profesor McLaren es árida y repetitiva, pero la imaginación desplegada por los rusos para responder a los desafíos de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) salpimenta las 151 páginas del segundo informe lo suficiente para convertirlas en una entretenida lectura, y sorprendente.

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Las autoridades deportivas y políticas rusas necesitaban que ninguno de sus deportistas dieran positivo ni en competición ni durante los entrenamientos para evitar que, entre 2011 y 2015, la política de dopaje de Estado se conociera más allá de las fronteras rusas. Este era su objetivo en tiempos de una lucha global contra el dopaje en la que la AMA tiene ojos en todos los países a través del sistema ADAMS.

Si la competición se desarrollaba en Rusia, como ocurrió con los Juegos de Invierno en Sochi 2014 o el Mundial de atletismo de Moscú 2013, se usaba el cambiazo. Esta técnica fue perfeccionada gracias a los técnicos de la FSB (la nueva KGB rusa, los servicios de seguridad), que pusieron a punto una herramienta a mitad de camino entre la ganzúa de un ladrón y el buril de un dentista, con tiras metálicas flexibles para poder introducirlas entre la rosca y el tapón de los frascos Bereg —el recipiente supuestamente inviolable en el que se conserva la orina—, y también con la suficiente dureza para hacer saltar el tapón. Con el sargento Blokhin al frente, el más hábil de sus soldados en la tarea, la FSB trabajó sin descanso en Sochi y Moscú para por las noches abrir frascos, tirar la orina sucia de sus deportistas, sustituirla por la limpia que tenían almacenada y volverlos a cerrar.

Cuando la competición tenía lugar en el extranjero, como los Juegos de Londres 2012, se trataba de llegar limpios. Para despistar a la AMA, el cerebro del laboratorio de Moscú, su director, Grigory Rodchenkov —el mismo que en mayo pasado empezó a contárselo todo a The New York Times—, puso a punto una técnica para detectar el turinabol, el anabolizante que usaban desde siempre. Al mismo tiempo, como un consumado barman, ideó el cóctel de la duquesa, una mezcla de oxandrolona, metenolona y trembolona, tres anabolizantes con el mismo efecto que el turinabol pero con una ventana de detección mucho menor. Antes de competir, los deportistas rusos se sometían a controles de lavado, para comprobar que habían eliminado todos los anabolizantes tomados en los entrenamientos. La estrategia sufrió, sin embargo, un revés: el Comité Olímpico Internacional (COI) decidió reanalizar la orina de los rusos que compitieron en Pekín 2008 y en Londres 2012 usando la técnica de detección descubierta por Rodchenkov. Decenas de medallistas rusos dieron positivo. Los de Pekín porque no sabían lo que pasaría después, los de Londres porque, como síntoma de un caos y un individualismo que enfurecieron a Putin, decidieron seguir con el turinabol por su cuenta y no pasarse al cóctel de la duquesa.

Los positivos de los controles fuera de competición los tapaban desde Moscú registrándoles en el ADAMS (el sistema informático de comunicación mundial de dopaje) directamente como negativos. La tarea se complicó cuando en la AMA empezaron a sospechar y solicitaron a Moscú que enviara regularmente muestras para que se reanalizaran en el laboratorio de Lausana. Pusieron en marcha entonces el sistema del cambiazo, lo que fue arduo. Al principio solo podían abrir el frasco Bereg a, el del análisis, pero no el b, el del contraanálisis, lo que obligó a los técnicos a tratar las orinas como si fueran vinos casi. Usaban granos de Nescafé para dar al líquido del frasco a, la orina limpia, el color que tuviera el B, la sucia. Cuando pudieron abrir el b, la AMA exigía ya el pasaporte esteroideo, por lo que necesitaron mezclar orinas de diferentes deportistas para obtener los mismo valores de testosterona endógena. Y siempre tenían que usar el salero o agua para aumentar o reducir la gravedad relativa en la orina sustituta que tuviera la original, valor reflejado en el formulario del control.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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