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Keylor Navas llega con oxígeno de casa

El portero tico ha vuelto de Costa Rica tras dos juegos con el marco en cero y una abultada victoria sobre Estados Unidos

keylor Navas con Costa Rica, ante EE. UU.
keylor Navas con Costa Rica, ante EE. UU.J.C. ULATE (REUTERS)

Este Keylor Navas que ha vuelto de Costa Rica es uno distinto. Tan arquero como antes -ágil y cauto- pero recargado por el aire limpio de su país y esas sustancias placenteras que quedan después de un viaje bueno. Bueno no, buenísimo.

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El arquero del Real Madrid ha dejado en cero el marco en dos partidos importantes para que su selección vuelva a gozar los sueños de una Copa del Mundo. El primero en la visita a Trinidad y Tobago (0-2) y el segundo aún mejor, con un baile de noche ante Estados Unidos, con un 4-0 humillante y quizás letal para el timonel Jurgen Klinsmann. Llevan los centroamericanos un paso perfecto rumbo a Rusia como cabeza de su grupo y, aunque el discurso prudente de Navas es también el de todos los seleccionados, nadie puede evitarle a los ticos esa sonrisita de placer y las ganas de que llegue marzo para probarse contra México, el otro fuerte de la región Concacaf.

Costa Rica se ha vengado de la paliza que Estados Unidos le propinó en la última Copa Oro, se ha enjuagado el mal trago de ver a su principal federativo encarcelado por la trama de corrupción de la FIFA y se enfila a un Mundial con el optimismo de repetir, ojalá, la hazaña de Brasil 2014. Detrás de todo ello está el equipo maduro y la mano inteligente del técnico local Óscar Ramírez, pero también el liderazgo indiscutible de Keylor.

“Humildad, gente, buen esfuerzo, pero humildad siempre”, dijo el portero después de la tunda a los estadounidenses, según la prensa local. Él habla primero, dirige la oración colectiva y solo después da su charla el “Machillo” Ramírez. Prudencia sí, toda la posible, pero tampoco el rostro de Navas podía disimular estos días felices, a pesar de la impronta de serio que le dan sus nuevas gafas de pasta.

Puede más la sonrisa blanca natural del arquero. Tan bueno estuvo su viaje que hasta pudo escaparse del hotel antes de volver a España. Tomó un helicóptero y aterrizó en el campo donde jugaba con sus amigos cuando era niño, en el barrio verde y rural San Andrés, de San Isidro de El General, 80 kilómetros al sur de la capital. Fue a visitar a su querido abuelo Juan Gamboa y a alimentar algo más que su espíritu en la cocina de la casa donde creció. Le diría su abuela que comiera bien para recuperar fuerzas después del juego con la Selección que, parece, le permitió neutralizar las críticas de quienes la recriminaban haberse entregado al Real Madrid y haber perdido interés en su equipo nacional.

Así ha llegado Madrid. Con la barriga llena y el corazón contento. Con el espíritu en punta para dar por superadas las dudas y desaciertos de los juegos posteriores a su lesión de mitad de año. Ha sido un buen noviembre; acumula tres partidos con cero goles: uno contra el Leganés en el Bernabéu y dos vestido con la bandera tica, incluida una tapada a cortísima distancia, como seguro quiere verlas Zidane. Se viene el duelo madrileño este sábado en el Calderón y será muy útil el oxígeno limpio que recargó en su Costa Rica.

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