Alfombra roja para Djokovic

Objetivo cumplido para Novak Djokovic. El serbio, candidato a recuperar el número uno en Londres, venció al belga David Goffin (6-1 y 6-2, en 70 minutos), relevo del lesionado Gael Monfils, y cerró la fase de grupos de la Copa de Maestros con tres victorias en su casillero, invicto, lo que le concede automáticamente la primera plaza y por lo tanto la que le cita directamente, el sábado, con el segundo clasificado del otro combo, el Grupo John McEnroe, todavía por dilucidarse.

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Venció Nole y de este modo trasladó toda la presión a Andy Murray, quien a pesar de haber ganado sus dos primeros partidos no tiene el pase garantizado y tendrá que rubricarlo en el enfrentamiento contra Stan Wawrinka, lo que añade un plus de morbo a la recta final del torneo. Porque, ya se sabe, el principal aliciente –sin Rafael Nadal, David Ferrer ni ningún otro español en singles– no es otro que conocer qué jugador, Djokovic o Murray, cierra la temporada en lo más alto.

De momento, el serbio selló el round robin con holgura, sin complicaciones ni mayor aprieto que ese primer set que le birló el austriaco Dominic Thiem el primer día, el único que ha concedido. Nole ha progresado firme, sin sobresaltos, sin tampoco excesivo brillo, pero es que en estos momentos de menor lucidez y resultados muy grises en los últimos cinco meses ha decidido aparcar todo espectáculo y ceñirse al pragmatismo. Es decir, ganar, ganar y ganar, y el resto lo dejamos para el año que viene, una vez que depure la mente y recargue las pilas, porque da la sensación de que el de Belgrado lleva un buen tiempo sin disfrutar sobre la pista y de que combate por inercia pura y dura.

A diferencia de Murray, mucho más exigido por la otra vía, Djokovic ha disfrutado de un dulce acceso a las semifinales, por la alfombra roja. Para empezar, el sorteo le reunió con tres rivales que nunca han conseguido derrotarle, ninguno de ellos; 25-0 es el balance con los tres, 30-0 sin se incluye en la estadística a Goffin. Desgranado: 4-0 frente a Thiem, 13-0 con Monfils, 8-0 ante Milos Raonic y 5-0 contra el belga, tenista de muy buenas maneras que llegó al O2 de Greenwich en condición de primer suplente. Por si fuera poco, Monfils y Raonic desembarcaron en la cita de los maestros muy justos físicamente, tocados. Y además, tanto el francés como Thiem no sabían hasta ahora qué era disputar el torneo que concentra a las ocho mejores raquetas del año.

En esta última comparecencia, pues, Nole apenas encontró oposición. Lógico, pues entrar en escena a estas alturas de la historia, frío y sin rodaje competitivo en los últimos días, no tuvo que ser nada fácil para Goffin. El número dos le pasó por encima, convirtiendo cuatro bolas de break y aplicando la fórmula de la inmediatez: 36 minutos la primera manga y 34 la segunda, y acto seguido al hotel, a disfrutar de la compañía de su hijo Stefan, con el que estos días contempla los cisnes londinenses y pasea por los parques tupidos de la capital.

La inquietud se dirige ahora a Murray, pues con los 200 puntos que sumó Djokovic el escocés quedaría virtualmente por detrás en la escalinata de la ATP, y para mantenerse en lo más alto necesita al menos igualar en Londres el resultado que obtenga Nole. Emoción, por tanto, hasta la última curva.