Así suena un estadio a puerta cerrada
Los gritos de Keylor Navas y los cantos de una docena de aficionados blancos rompen el silencio de un ambiente enrarecido en el partido entre el Legia y el Madrid
Pues sí, sí tenía razón Nacho cuando decía que el partido y el ambiente contra el Legia en un estadio a puerta cerrada serían raros. Fue raro ver los tornos de acceso vacíos. Fue raro escuchar el ruido del balón en cada golpeo durante el calentamiento. Fue raro ver saltar al campo los equipos y escuchar el himno de la Champions sin aplausos.
El speaker, eso sí, no descansó. Hizo su trabajo como un día normal. Comunicó la entrada al campo de los porteros y del resto de jugadores durante el calentamiento. Leyó el mensaje de la UEFA contra el racismo. “Bienvenidos al partido de Champions entre el Legia y el Real Madrid, apoyen la iniciativa contra el racismo y disfruten del espectáculo”. Tronó su voz mientras los periodistas tiritaban sentados en los pupitres.
“Queremos una mantita, una mantitaaaa, queremos una mantita”, cantaba la docena de miembros de la peña la Gran Familia que consiguieron acceder al estadio En las gradas había una docena de aficionados miembros de la peña La Gran Familia que consiguieron acceder a las gradas después de las negociaciones del Madrid con la UEFA. Habían comprado las entradas antes de la sanción al club polaco con la idea de pasar el puente en Varsovia. Colgaron sus banderas detrás de los banquillos y se arrancaron con un “Illa illa illa, Juanito maravilla” en el minuto 7 de partido.
Junto a ellos estaban sentados los niños de Guti, los del juvenil, que por la tarde habían ganado 1-2 su partido de la Youth League. “Guti alé, Guti alé, Guti Guti Guti alé”, le gritaban los de la peña. También se sentaron en las gradas, aparte de algunos invitados VIP, una docena de seguidores del Legia que hacían tal ruido que parecían cien.
A Zidane no se le escuchó. Sí a Keylor Navas. Sus gritos rompieron el silencio de un ambiente enrarecido. “Dale, dale, dale, entra ahí”, le indicaba a Kovacic. “Cristiano, solo, solo, dale ahora”, le sugería al croata y a Kroos. También se hacía escuchar con el tridente. “Bájateeeee”. “Tranquilo, tranquilo”, gritaba cuando veía a un defensa con posibilidad de pase. Es curioso como el portero del Madrid no acabe los partidos afónico. Salvo a él y a Carvajal, no se escuchó a más jugadores dar órdenes o indicaciones.
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