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El Atlético vapulea al Granada con un Carrasco desatado

El belga, con tres goles, remonta el 0-1 inicial del Granada y provoca el vendaval de goles y juego del Atlético. El equipo de Alcaraz intentó el cuerpo a cuerpo, sin éxito

Ladislao J. Moñino
Carrasco celebra el primero de sus goles ante el Granada.
Carrasco celebra el primero de sus goles ante el Granada.Denis Doyle (Getty Images)

Oportuno, encarador y llegador, Carrasco se desató como goleador para que el Atlético terminara por pasar por encima del Granada con una goleada contundente. Los tres goles del belga, los primeros de los siete, sirvieron para que el Atlético hiciera una defensa sólida de su liderato, con el Sevilla y el Barcelona sobrepasándole en la tabla antes del pitido inicial y a la espera de lo que sucediera con el Madrid en el Benito Villamarín. Remontó un gol en contra cuando no encontraba juego y después fue una apisonadora que aplastó al Granada.

Carrasco generó un vendaval de juego y goles. El punto de más en el atrevimiento que ha tenido Simeone desde el empate en Leganés ha traído ya dos goleadas al Calderón, además de la lograda en Vigo para regocijo de su parroquia. A estas alturas de la Liga, el Atlético sigue con su etiqueta de mejor equipo defensivo, solo tres goles encajados, y ha añadido a su ropaje el de ser el segundo más goleador con 21 tantos. Un equipo redondo que ahora mismo cumple con el sueño de cualquier entrenador. Juega y gana partidos de todo pelaje. Sufre y gana con holgura, contragolpea o abre los partidos con manejo de balón y paciencia.

Carrasco fue puntual en todos sus goles, poniendo de manifiesto esa metamorfosis que rompe moldes en el fútbol moderno, la conversión de los regateadores puros en goleadores insaciables. Carrasco tiene un cañón en la pierna derecha y tampoco le pega mal con la izquierda. Con su pierna buena reventó al Granada y enterró ese viejo mal presagio que rodea al Atlético en los días de fiesta. El de anoche fue el primer partido tras el 50 cumpleaños del Vicente Calderón y el club lo señaló como el día de las peñas. El fervor y el orgullo que desprendía la hinchada en la esplanada de la Ermita del Santo despertó ese fantasma de las celebraciones previas con el golazo de Cuenca, una derechazo a bote pronto que perforó la escuadra izquierda de Oblak al borde los 20 minutos de juego.

A partir de ahí el Atlético tuvo que arremangarse para doblegar a un equipo de Lucas Alcaraz, y eso como mínimo es enfrentarse a una estructura muy ordenada. La orden del técnico que estrenaba cargo fue muy clara desde el minuto uno. Conocedor de que el Atlético se retroalimenta con frecuencia en su casa con los robos y las segundas jugadas en campo contrario, no hubo un sola salida en corto del Granada. Su meta Ochoa tenía instrucciones de jugar en largo todos los balones. Era una forma de saltarse la presión del Atlético y buscarle en el cuerpo a cuerpo.

Inusual Godín

El conjunto de Simeone no tuvo una salida arrolladora. Incluso debió reponerse a los inusuales fallos de Godín para medir el bote o ir al cruce. Uno de esos errores, acompañado de un mal despeje posterior lo cazó el Granada, que también había sido instruido para sorprender al Atlético en alguna de sus salidas. Armó ávido la jugada que acabó con esa volea tremenda de Cuenca.

Griezmann y Gaitán.
Griezmann y Gaitán.AFP

Fue Koke el que trató de imponerse ya con más autoridad. Desde el medio se erigió como el catalizador de la ofensiva. Dio una lección de golpeo de balón largo dirigido a los costados, principalmente al de Juanfran. Por ahí llegó la primera aproximación seria de los rojiblancos, con un pase filtrado del lateral a Correa que este terminó por estrellar contra Ochoa. Con más ímpetu que juego, una cascada de saques de esquina acorraló al Granada en su área. En uno de ellos, tras falta previa de Godín y un mal despeje de Ochoa al medio, Carrasco inició su festival. Recogió el mal manotazo del meta mexicano cerca del punto de penalti y lo reventó con un potente derechazo trenzado. Siguió el Atlético en modo febril hasta que Correa hizo una de esas pisaditas con giro incluido que derribaron a la defensa del Granada. Su posterior apertura a la izquierda la recogió Carrasco. Allí, el belga ejecutó su combinación favorita, cambio de ritmo y un golpeo seco, que superó a Ochoa tras tocar en Tito.

Con poco, el Atlético ya había hecho mucho. La remontada la culminaba justo al borde del descanso. El palo fue ya excesivo para el Granada, que no tuvo opción alguna en la reanudación. El equipo de Simeone salió mandón y empezó a cerrar el partido con la única gran acción de Griezmann. El francés ganó la línea de fondo por velocidad y su centro atrás lo recogió Carrasco. Correa, Gaitán con un par de tantos y Tiago, culminaron el vendaval de goles y juego que desató Carrasco.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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