Ryan Babel pone Riazor patas arriba
Un gol del jugador holandés en la última jugada del partido le da los puntos a los gallegos ante un decepcionante Sporting
Hay goles que se celebran como si el alma se partiese, como si el cielo se fuera a caer en ese instante. Así lo gritó Ryan Babel cuando en la última jugada del partido lo decidió con un zapatazo tan estruendoso como la fiesta blanquiazul que desató, la piña de futbolistas, la liberación de la gente. Necesitaba el Deportivo algo así y ante el Sporting además lo mereció. Se lo dio Babel, el último en llegar, el reemplazo del reemplazo de Lucas Pérez, un futbolista por el que el Liverpool pagó en su día una millonada y que estaba en su casa tras un grisáceo paso por el fútbol árabe y unos cuantos intentos fallidos de volver a empezar. En sus primeros minutos como blanquiazul, con la carta de desempleo todavía en la mano, hubo quien le llamó gordo. Tiene más fútbol en la punta de la bota que bastantes livianitos.
El Deportivo jugó y ganó con la furia de los necesitados. Le faltó sosiego, pero le sobró pasión y con eso le bastó para pasar por encima de un decepcionante Sporting que estuvo a punto de llevarse un punto que no mereció. Una victoria en seis jornadas, cuatro de ellas sin ver puerta, ya en la retaguardia de la tabla, el Deportivo se exigió no fallar. No hay finales en la séptima jornada de liga, pero sí controles de paso y el equipo de Garitano necesitaba el sosiego del triunfo y más antes de afrontar quince días sin fútbol con la perspectiva de regresar en el Camp Nou ante el Barcelona. Era el momento de exponer, de no guardarse nada y ahí el Sporting pareció andar más desahogado porque su puesta en acción fue más remisa. Le pasó por encima el Deportivo no tanto por actitud como por intensidad. También por fútbol, lo cual es no una buena noticia para el equipo de Abelardo. Los coruñeses no andan sobrados, pero explotaron sus fortalezas, la primera de ellas la movilidad y las dotes para combinar de Emre Çolak, un futbolista técnico de los que entra más por el ojo de los aficionados que de los entrenadores, quizás sin mucho recorrido, pero con una magnífica capacidad para no perder la pelota y darle continuidad al juego. Con él se activaron los flancos, más el de Marlos Moreno, que fue a menos, que el de Bruno Gama, más difuminado ante el esfuerzo de Isma López. Le faltó, una vez más, al Deportivo encontrar a su delantero, a Andone, que va y viene, busca y no encuentra, pero le sobró para encerrar al Sporting y hacerle pasar un mal rato porque tampoco encontró salidas para aliviarse.
Ya en su área, el Sporting sufrió también en el juego aéreo. El Deportivo tocó casi todos los balones que hacia allí fueron en la estrategia. Así pudo marcar Albentosa al poco de empezar, pero respondió bien el meta Cuéllar, así llegó el gol de Borges, un testarazo tras una falta lateral que golpeó en Sergio Álvarez y culminó el costarricense en segunda instancia. Y así pudo llegar la sentencia en un fenomenal remate de Andone que mereció otra espléndida respuesta del portero sportinguista.
Dominante y hasta confiado, la apretura en el marcador no era una buena noticia para el Deportivo, que ya se sabe que los modestos son proclives a caerse del alambre. Se abrió el Sporting, pero en esa ventaja no encontraron los espacios los centrocampistas blanquiazules para activar a sus puntas. Se cayó Marlos Moreno y se obcecó Andone en su desgracia, en la prisa del gol que tanto necesita y merece. Empató entonces el Sporting y lo hizo de manera inopinada, por arriba tras un córner, justo al explotar la fortaleza del rival. Saltó Sergio Álvarez en el primer palo y tres futbolistas del Deportivo se quedaron mirando su remate sin levantar los pies del suelo. La solución llegó a la tremenda. Garitano llamó a Babel, que inició el asedio con un aviso, un virulento remate que iba bien dirigido y golpeó en el cuerpo de un zaguero. Lo encontró al final en un gol inolvidable por su factura, por el momento, por lo que puede suponer para un equipo que estaba vecino a la desesperanza. Porque además fue justo.
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