Los suplentes redimen al Barça ante el Borussia Moenchengladbach
Arda y Rafinha propiciaron el remonte de un equipo azulgrana desfigurado y expuesto a los contragolpes de los alemanes
Muy desfigurado e irreconocible en la cancha, vestido con una zamarra quizá excesivamente ligera y frívola para un equipo contundente y serio —los comerciales aseguran que tiene toques gaudinianos—, el Barça resolvió en un momento un partido que tenía muy mala pinta desde que marcó el Borussia Moenchengladbach. La solución llegó desde el banquillo, cuando el encuentro parecía no tener arreglo para los titulares, desquiciados los medios y los delanteros, sobre todo Neymar. El remonte lo firmaron un suplente de nombre Arda y un central que no soporta perder como Piqué.
La lesión de Messi empobrece el fútbol de un equipo rico y le da mucho juego a Luis Enrique. Hay partidos en que aparece Arda, en ocasiones se presenta Rafinha y en Moenchengladbach salió Alcácer. Y en las decisiones del entrenador estuvo precisamente el nudo del partido porque al final acabaron por intervenir Rafinha y Arda cuando no funcionó la apuesta por Alcácer, inédito mientras mandaba el M'Gladbach.
Advirtió Luis Enrique que la mejor manera de enfrentarse al Borussia era con dos delanteros que atacaran los espacios como Alcácer y Luis Suárez, ambos habilitados por Neymar, vestido de falso 9. A los tres delanteros del Barça les defendían al fin y al cabo tres defensas del M'Gladbach. Así que el partido dependía del desequilibrio de Neymar, situado entre líneas, y de la concentración y aplicación de la zaga del Barça.
No es fácil contener a los potros alemanes, intensos, rápidos y valientes, capaces de provocar mucho ruido, como se vio en un pelotazo que dio en el brazo de Piqué. Las llegadas del Borussia, en cualquier caso, eran menos luminosas que las salidas del Barcelona. Neymar y Suárez tuvieron hasta tres remates de gol ante Sommer.
A pesar de su facilidad para alcanzar el área, al Barça le faltaba finura, velocidad de balón y sobre todo juego, porque con el tiempo dejó de encontrar a Neymar y nunca dio con Alcácer. No tenía a un futbolista que ocupara el extremo derecho y a veces parecía jugar con 10 y hasta con 9. Atacaba mal y en cambio se desplegaban bien los alemanes, muy verticales, atentos a los robos de la pelota, inalcanzables en sus transiciones, como se advirtió en el estupendo gol de Hazard. La ejecución fue tan impecable como la elaboración desde la intervención de Dahoud.
Gol de Hazard
Busquets se enredó con el cuero ante Dahoud y Raffael y el M’Gladbach armó una contra que sonó como un trueno en el portal de Ter Stegen. El gol de Hazard encendió el Borussia Park y desquició al Barça, reiterativo en las pérdidas de la pelota, sin hilo de juego, expuesto a las oleadas de los alemanes, muy a gusto en un partido abierto, descontrolado, disputado de acuerdo con el plan de Schubert. La apuesta de Luis Enrique por el contrario quedó en entredicho porque no entraban en juego Neymar ni Alcácer.
El Barcelona no enfocaba bien el marco de Sommer ni replegaba a tiempo ante el de Ter Stegen. El desequilibrio azulgrana contrastaba con la confianza defensiva del Borussia. Agrupados en su área, los alemanes cedieron el campo y el balón al Barça, excesivamente lento y plano, poco profundo, sin fútbol en las bandas por la poca presencia de Alba y Sergi Roberto, desaparecido Iniesta. A Luis Enrique no le quedó más remedio que corregirse: quitó a Alcácer para dar entrada a Rafinha y más tarde cambió a Rakitic por Arda.
La irrupción del turco fue decisiva para romper con la somnolencia de un partido que se consumía de mala manera para el Barcelona. A falta de ritmo, y desaparecidos los virtuosos azulgrana —Busquets, Neymar e Iniesta— Arda descerrajó la portería del M'Gladbach. Rafinha tocó para Busquets, apareció Neymar y el toque del brasileño lo cruzó muy bien el turco ante Sommer. El 1-2 llegó a balón parado, después de un saque de esquina que remató Luis Suárez y remachó Piqué, atento al rechazo de Soomer.
El Barça se sintió tan afortunado con las dos jugadas de gol que volvió a plegar velas y se desentendió de marcar el tercero, circunstancia que no aprovechó el M'Gladbach, conservador con el 0-1 y estéril con 2-1. Las limitaciones de los alemanes cuestionaron aún más el mal partido del Barça de Neymar, errático en muchas de las decisiones que tomó cuando se sintió Messi, mejorado cuando ejerció de Neymar y acompañó a Arda y Rafinha.
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