Paco Alcácer, cada vez más cerca del Camp Nou
El Valencia accede a traspasar al goleador al anunciarles este su deseo de fichar por el Barça
No quería vender el Valencia a Paco Alcácer. Pero acabará haciéndolo.
Insistían el martes en que lo habían dicho todos y de todas las maneras. La presidenta, Layhoon Chan, el director deportivo, Jesús García Pitarch, y el entrenador, Pako Ayestarán. No querían los directivos hacer ver que ponían en venta a uno de los estandartes del club, no quería perder el entrenador a su goleador.
Pero sí quería hacer negocio el dueño, Peter Lim, que hace semanas se reunió con el presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, en la Ciudad Condal para acordar los términos de un traspaso que cada vez está más cerca de cerrarse. Especialmente después de que, al fin, el jugador se atreviera a verbalizar su deseo de marcharse.
Así se lo hicieron saber desde la entidad de Mestalla. Molestos como estaban por la enorme presión ejercida desde el Camp Nou, se decidieron a presionar también al jugador: “Si quiere irse, que lo diga públicamente. Y entonces ya veremos qué pasa. Solo en ese caso podría darse un planteamiento diferente”, señalaban fuentes del club valenciano. Y el jugador reaccionó. Ayer le hizo saber a la presidenta que quería marcharse. Y, como apuntaban las mismas fuentes, “si un jugador que es bandera se quiere ir, no puede seguir en el club”.
Así pues, su llegada a Barcelona es cuestión de días. El traspaso se cerrará por una cifra en torno a los 30 millones de euros más variables y podría incluirse en la operación la cesión o el traspaso de Munir, lo que cubriría la baja en la delantera del Valencia y, además, ayudaría a cumplir con el fair play financiero que exige la UEFA.
El jugador se entrenó hasta ayer con sus compañeros, pero nadie tiene claro si estará en Ipurúa, donde el Valencia se enfrenta al Eibar mañana. Alcácer llegó a las categorías inferiores del club con solo 12 años y ha representado los valores del valencianismo los últimos dos años, en una época dura, de malos resultados, incertidumbre social y malas caras en Mestalla. Su salida, muestra de ambición y en un momento de progresión en su carrera, ahonda en la crisis de un club que pierde referentes.
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