Beitia, del oro al triplete en la Diamond League

Multisaltos verticales, horizontales y velocidad. En eso ha consistido la rutina que ha llevado acabo este miércoles Ruth Beitia, medalla de oro de atletismo en los Juegos Olímpicos de 2016. Ni veinticuatro horas después de su llegada a Santander, su tierra natal, Beitia ha concretado con su entrenador, Ramón Torralbo, el primer entrenamiento tras Río. Se acerca el próximo reto, la atleta busca el triplete en la Diamond League, el campeonato anual, que ya ha ganado en las últimas tres ediciones, y que este año, para la sección femenina, se cierra en París y en Zúrich.

A sus 37 años, la deportista se ha convertido en la primera atleta española en conseguir un oro, tras rozar con los dedos el metal en Londres 2012. Después de esta aventura decidió retirarse, pero a los dos meses cambió de opinión y volvió al salto de altura. Por eso ahora, cuando le preguntan por los juegos olímpicos de Tokio en 2020 no quiere dar una respuesta rotunda. “Otro ciclo olímpico sería prácticamente impensable, pero no voy a decir nada ahora porque luego me tengo que comer mis palabras”, ha asegurado.

Para Beitia, que este martes celebró junto a su familia, compañeros olímpicos, y las autoridades santanderinas su triunfo, la acogida ha sido una experiencia increíble. “Me siento muy agradecida de sentir el cariño de todos, tenía ganas de volver. Ahora solo quiero meterme en el módulo, cerrar la puerta y comenzar a entrenar. Voy a estar alejada de los focos hasta principios de septiembre”, ha asegurado.

Un triunfo compartido

Durante su última aparición, la también diputada autonómica por el PP, ha utilizado el singular en muy pocas ocasiones, porque para ella el triunfo le pertenece en un 50% a Torralbo, su entrenador de toda la vida. “Cuando estaba en el podio vi como estos 26 años de trabajo juntos han servido para que cumplamos un sueño”, ha afirmado Beitia mirando con cariño a su guía deportivo.

Juntos han recordado también las sensaciones que vivieron en la competición, en la que la deportista se elevó a una altura de 1,97 metros sin ningún nulo. “La clasificación daba que el nivel iba a ser muy alto, por encima de los dos metros; en la pista había agua porque había llovido; y éramos los primeros en saltar que para mí es algo en contra porque no tienes derecho a réplica. Pero después al conseguir la marca desde el principio y no hacer ningún nulo, nuestro orden de participación jugó a favor y la presión es peor para las siguientes atletas. En Londres nos pasó al revés y nos quedamos en cuarta posición”, ha explicado el veterano preparador.

En los próximos días, Beitia será de nuevo honrada por Santander y las instalaciones del complejo municipal de La Albericia llevarán su nombre a partir de ahora. “Es un honor muy grande y me trae infinitos recuerdos porque allí conocí a Ramón, que ya por aquel entonces entrenaba a mis hermanos, aunque me gustaría que también incluye el apellido de mi madre, Vila, que es una persona muy importante para mí”, ha asegurado. La atleta, que desde hace años visita los colegios de la ciudad para incentivar el deporte ha infantil, ha añadido que ojalá este logro sirva para que haya un incremento en la práctica de este deporte, especialmente en las niñas, que suelen abandonar mucho antes.