Zidane y los goles le cambian la vida a Mariano
El dominicano, un rematador total que se hinchó a marcar en el Castilla, lucha por un sitio en la plantilla del técnico francés, que pidió la renovación del delantero nada más llegar al Madrid
Mariano Díaz (Premià, 1993) no sabía muy bien qué sería de él a estas alturas cuando comenzó el año. Hace solo unos meses, cerca de cumplir los 23, con su contrato con el Real Madrid a punto de finalizar y sin haber explotado en el filial, el delantero veía cerrada su etapa en el club blanco. Solo un buen inicio de curso en el Castilla y la confianza que le empezó a brindar Zinedine Zidane, su entrenador, le daban fuerzas. Mariano confiaba entonces en prolongar su buen momento en Segunda B para, en el mejor de los casos, conseguir firmar por un Primera.
El Madrid tampoco contaba con él y nadie se esperaba otra cosa que no fuera su salida. Pero Zidane ascendió al primer equipo y todo cambió. Su primera petición como técnico fue la renovación de Mariano. El delantero pasó en unos días de no tener ninguna expectativa de blanco a estar firmando su contrato con la primera plantilla para las próximas cinco temporadas.
Terminó el curso pasado como estrella del Castilla con 27 goles en 32 partidos, y hoy marca con el Madrid en pretemporada y media Liga se pega por él. Su futuro todavía está el aire y club y jugador han pactado reunirse al finalizar la gira, en la que Mariano está luchando por un puesto en la platilla a base de goles y trabajo.De padre catalán y madre dominicana, Mariano dio sus primeras patadas a un balón a los tres años en Premià del Mar (Barcelona). “Iba al parque con su abuelo y le veía hacer cosas impropias para su edad. Le dije que me lo llevaría al Premià”, cuenta Enrique Pimpinela, su descubridor. Pero pronto se le quedó pequeño. “A los ocho años se lo llevó el Espanyol. Allí siguió marcando muchos goles. Era muy rápido, tenía mucha clase y levantaba el balón con una facilidad enorme. Pero no terminó de crecer y el Espanyol le dio la baja por bajito”, recuerda Pimpinela.
Mariano regresó entonces a su Premià natal, pegó el estirón y volvió a marcharse, esta vez al Badalona. Jugó un año en el juvenil y al siguiente debutó en Segunda B, marcó en Copa del Rey y el Madrid le incorporó de inmediato para su Juvenil A. “Llegó tarde y no solía ser titular. Tenía jugadores por delante”, cuenta Luis Miguel Ramis, entrenador de aquel equipo y último técnico de Mariano en el Castilla. Pese a todo, promocionó al desaparecido Real Madrid C.
Explosión tardía
En el tercer equipo tampoco destacó, jugó poco y apenas marcó. “Ascendió pese a no jugar mucho. Tenía una potencia buenísima y ya era un rematador total, con un gran disparo y remate de cabeza. Quizá no destaque a la vista , pero en el área es letal”, cuenta José Manuel Díaz, técnico de ese tercer filial y quien dio la oportunidad a Mariano de debutar con el Castilla en Segunda en 2014 poco después de hacerlo con gol en la selección de la República Dominicana. “Tenía mucho potencial y aunque pudo quedarse estancado explotó el año pasado”, recuerda Manolo Díaz.
Lo hizo tras empezar una vez más en el banquillo, a la sombra de Borja Mayoral, a quien terminó adelantando: “Siempre jugaba los minutos finales, incluso el año pasado, y casi siempre ofrecía goles. Al principio no jugaba mucho y se hizo titular indiscutible. Se ha ganado todo lo que le está pasando”, dice Ramis, quien le define como “un finalizador, un chico de área, de mucha potencia”. También le ven así quienes compartieron vestuario con él: “Es un portento, mete goles de todo tipo: de cabeza, de falta, dentro del área, fuera...”, afirma Alfonso Herrero, actual portero del Oviedo y compañero del delantero los últimos años en el Madrid. Ahora, Mariano busca mostrar todo ese gol en el primer equipo, donde sueña con triunfar. No lo tendrá fácil, aunque por trabajo y goles no será.
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