El sueño inesperado de Diego Milán
El albaceteño, que fue promesa del ciclismo español, competirá en los Juegos con República Dominicana
Cuando tenía 26 años, Diego Milán (Almansa, Albacete, 31 años) decidió retirarse del ciclismo profesional. Había sido una gran promesa, internacional con la selección en categorías inferiores y juguete roto en manos del ciclismo. Hoy, cinco años después, sigue corriendo en un equipo que él mismo ha creado y va a participar en los Juegos Olímpicos representando a República Dominicana. Su historia es la de un hombre, asqueado con el deporte que amaba, que buscó en un país lejano el camino para reinventarse.
Campeón de España con 16 años, como juvenil y sub-23 consiguió victorias importantes, disputó cuatro Mundiales con España y, con 20 años, firmó su primer contrato profesional con un equipo de categoría, el Continental. Dos años después probó suerte en Italia y, tras cuatros años en el segundo escalón del ciclismo, el salto a la élite no se produjo. “Hace 20 años, a un internacional sub-23 no le faltaba una oferta de un equipo profesional. A un chaval le quita toda la motivación que ningún equipo lo llame después de haber sido uno de los tres internacionales en el Mundial”, dice con resignación.
Con 24 años, la falta de resultados importantes le dejó sin contrato, el tiempo pasó y las ofertas no llegaron. “Ese año fue el decisivo de mi carrera, determinó mi vida. Dada la progresión que llevaba, lo normal hubiera sido que, en vez de estar viendo el Tour de Francia, lo estuviera corriendo”, comenta mientras observa en la televisión de su casa de El Campello (Alicante) cómo Chris Froome afronta las rampas de la cronoescalada de la 18ª etapa del Tour.
No veía la hora de poder competir con los mejores y, con 26 años, me retiro”
Durante los tres años anteriores, Diego Milán había repetido destino de vacaciones: República Dominicana. “Desde el primer momento me encantó el país y su gente”, cuenta. En esos años conoció a la que hoy es su mujer y, asqueado del ciclismo, con 25 años, decidió hacerse distribuidor de ropa deportiva y se mudó al país caribeño. “No tenía pretensiones de volver a ser ciclista pero el gen competitivo me impide estar parado, es inevitable”, argumenta para explicar cómo volvió a correr, aunque como aficionado, en la Vuelta de la Independencia de 2010, la carrera más importante de un país donde manda el béisbol y donde no había habido ningún ciclista profesional en la historia. “Terminé quinto, mi familia me animó mucho y me fui un mes a correr a Estados Unidos”, explica.
Allí le llegó una inesperada llamada que le llevó de vuelta a Europa. En 2011 corrió con el Caja Rural, pero al acabar el año de contrato no hubo renovación. “Era el tercer invierno sin contrato y sabía que ya no iba a tener suerte otra vez. No veía la hora de poder competir con los mejores y, con 26 años, me retiro”, cuenta.
A finales de 2011, ya casado con su mujer, Arly, consiguió la doble nacionalidad y le propuso a la empresa Inteja el proyecto de crear un equipo profesional en República Dominicana. “Lo primero que me dijeron fue: ‘Imposible”. Cuatro años después de la primera conversación, tras un nuevo paso definitivo por Europa, los hermanos Rafael y Fernando Tejada, dueños de Inteja, y Diego Milán, crearon el primer equipo profesional dominicano de la historia, el Inteja MMR.
“Un equipo exótico”
El nuevo equipo se lanzó a correr en el extranjero. “La gente nos miraba mucho, era exótico ver correr a un equipo dominicano”, explica. Pese a ello, sumaron puntos UCI que, por primera vez en la historia, le dieron a República Dominicana una plaza para los Juegos. “Es un logro histórico”, explica Diego. Tras una criba fue él el elegido. “Siempre hay discrepancias, pero la mayoría de los aficionados apoyan la decisión. Represento a República Dominicana para devolver todo lo que me ha dado y quiero hacerlo bien por este país”, apostilla.
El 6 de agosto se cumplirá el anhelo de Milán. “No voy derrotado, es una carrera difícil de controlar y puede pasar cualquier cosa”, sueña en voz alta, aunque rápidamente vuelve a la realidad: “Cuando llegué a Dominicana ni me imaginaba que podría correr en unos Juegos, estar allí ya es lo máximo y acabar en un recorrido tan duro ya va a ser un éxito”.
No voy derrotado, es una carrera difícil de controlar y puede pasar de todo”
Cuando acabe la carrera, el futuro de Milán volverá a pasar por el ciclismo y por República Dominicana: “Cada vez pesa más estar alejado de mi mujer y mi hijo pero competiré hasta que pueda. Soy ciclista y moriré ciclista, pero a mí ya no me va a fichar nadie, busco hacer cosas por los jóvenes. El ciclismo me ha hecho persona y quiero ayudar a que ellos también aprendan los valores del deporte”, dice entusiasmado.
Al mirar atrás, la pregunta es inevitable: ¿qué hubiera sido de aquel joven de 22 años si hubiera competido en la élite? “Quizá hubiera corrido el Tour pero no unos Juegos Olímpicos. Mi vida ha ido mejor. Tengo una familia maravillosa, un país que me apoya muchísimo y un equipo que he creado yo para que el ciclismo caribeño progrese y para dar oportunidades a jóvenes españoles que se ven en situaciones similares a la mía”, se reafirma.
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