La catapulta paternal de Murray
El escocés señala a su primera hija como la clave de su madurez tenística
Se llama Sofia Olivia, nació en febrero y no levanta más de 60 centímetros, pero según confesó ayer su padre, es la clave de que estas últimas semanas del año hayan sido las mejores de toda su carrera. “Tener un hijo te cambia la vida”, admitía Andy Murray con un discurso tierno, mientras descansaba a su lado el trofeo que acredita la reedición de su éxito en Wimbledon, una copa de plata de 47 centímetros de altura y 19 de diámetro.
“Me ha dado una motivación extra para trabajar y entrenar duro. Mucha gente dice que cuando Roger tuvo sus primeros hijos empezó a jugar su mejor tenis y hoy día puedo decir que tenían toda la razón. Hay muchos tenistas que hacen su mejor tenis con 25 y otros en la treintena; es raro ganar un Grand Slam sin jugar contra Roger, Rafa o Novak, pero siento que mi mejor tenis está todavía por llegar”, agregó el de Dunblane, que contrajo matrimonio en abril de 2015 con su novia de toda la vida, Kim Sears.
La paternidad, dice Murray, ha catapultado su juego. Un hecho apreciable en este 2016, en el que al título en el All England Tennis Club se le unen los que logró previamente en el Masters de Roma y Queen’s, además de las finales en Melbourne, Madrid y París. “Las últimas semanas han sido las mejores de mi carrera. Ahora tengo mucha confianza y mi equipo me ha ayudado mucho en este sentido”, precisó el escocés, dirigido ahora desde el banquillo por Ivan Lendl, artífice también de los primeros grandes éxitos de Murray: el oro olímpico de 2012, el US Open de ese mismo año y el laurel anterior en Wimbledon, en 2013. “Desde Montecarlo hasta ahora todo ha ido sobre ruedas. En Miami y los primeros partidos de Montecarlo había perdido algo de fe, pero luego comencé a sentirme mejor sobre la pista y gané mucha confianza”, ahondó.
Las últimas semanas han sido las mejores de mi carrera. Ahora tengo mucha confianza Andy Murray
Cuestionado sobre si este segundo premio en Londres le sabe mejor que el de hace tres años, explicó: “He tenido momentos muy buenos y muy malos sobre esta pista, pero desde luego que los buenos saben mucho mejor. Estoy mucho más feliz esta vez, más contento. Siento que este triunfo es más personal, mío y del equipo. Soy consciente de lo difícil que es ganar este tipo de competiciones una sola vez, así que hacerlo dos veces me hace sentirme muy orgulloso de cómo he manejado la situación”.
Soberbio sobre el verde, Murray dijo que no probaría fortuna en la pista de baile para cumplir con la tradición de los campeones. El año pasado, Djokovic y Serena Williams se marcaron unos pasos al ritmo de los Bee Gees y su Night Fever. “Los próximos ganadores pueden intentarlo, pero yo no bailaré esta noche a menos que me tome unas copas de champán. Entonces quizá sea posible”, zanjó sonriente el escocés.
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