La culpa es de las estrellas
La interpretación convencional de lo que ha hecho Islandia, y también Gales, es que con garra y fe se llega lejos en el fútbol. Pero están pasado demasiadas cosas locas
Uno se resiste a creer que la alineación de las estrellas rige nuestros destinos aquí en la tierra. Pero ocurren cosas últimamente que hacen que uno se lo cuestione todo. Reino Unido se Brexsuicida; un narcisista xenófobo, posible presidente de Estados Unidos; Rajoy, un portero que no se mueve pero nadie le mete un gol; Messi no mete un penalti y Argentina pierde su tercera final en tres años; el Leicester gana la Premier League; Portugal llega a semifinales de la Eurocopa sin ganar un partido; Gales llega a semifinales tras perder contra Inglaterra, que pierde contra Islandia.
Hace poco más de un mes empecé a recibir mails de un desconocido islandés que me dijo que era experto en astrología “occidental y oriental”. Los conocimientos que poseía no solo serían de inmenso valor para los técnicos de los grandes equipos europeos, que hasta la fecha se habían resistido a hacerle mucho caso, sino que podrían resultar de incalculable valor en el gran objetivo que compartía la humanidad: la paz mundial.
Me volvió a escribir una docena de veces más, la última después de la victoria por dos a uno de su país contra Inglaterra, resultado que me dijo que había pronosticado. “Es todo astrología”, me dijo. “Nuestro equipo nacional está perfectamente conectado con las estrellas”.
Sí, claro, la interpretación convencional de lo que ha hecho Islandia, y también Gales (y, ya que estamos, el Atlético de Madrid), es que con garra y fe se llega lejos en el fútbol, como en la vida. Pero están pasando demasiadas cosas locas en el fútbol y en la vida al mismo tiempo como para descartar que fuerzas invisibles estén moviendo los hilos del destino terrenal, o que los que creíamos estar locos resulten ser los dueños de la verdad.
Donald Trump podría acabar el año como dueño de la Casa Blanca; ya hemos visto cómo el líder del partido UKIP Nigel Farage, otro narcisista xenófobo, se ha adueñado de las mentes y los corazones de los ciudadanos de la antigua Albión. En tal contexto, no sería extraño sino consecuente que Islandia o Gales se coronasen campeones de fútbol de Europa.
Por eso me sorprendió recibir otro mail del astrólogo islandés 24 horas antes del partido de su selección contra Francia anunciando que se acabaría el cuento de hadas vikingo y los franceses ganarían. En otros tiempos tal pronóstico no hubiera sido digno de mención. De repente parece de lo más arriesgado. Ya veremos.
Mientras tanto, los tiempos exigen un poco de compasión por aquellos a quienes las estrellas no han favorecido. ¿Qué mejor favor se le podría hacer a los ingleses, víctimas de fuerzas aberrantes del destino sobre las que no tienen ningún control, que expulsarlos de la UEFA, como se han autoexpulsado de la Unión Europea? Es hora de que la selección inglesa de fútbol deje de jugar en las grandes competiciones internacionales. Basta ya. No debemos seguir sometiendo a esta pobre gente a tanta humillación.
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