Gales no está de paseo en la Eurocopa
El equipo de Bale, que juega el balón siempre que puede, pasa a las semifinales tras doblegar a una Bélgica de buen ataque y pésima defensa
Se daba por descontada la victoria de Bélgica por la nómina de sus peloteros y por la facilidad con la que abatieron a Hungría en la ronda anterior. Se presumía, también, que Gales aguantaría el chaparrón como pudiera cerca de su portería y que a duras penas se expresaría con pelotazos y contras. Pero nada que ver con la realidad. Si se proclamó a Bélgica vencedor antes de jugar el partido, fue Gales el que lo ganó tras acabarlo. Y lo hizo con buen fútbol, con el pase como bandera y hasta con jugadas de laboratorio a balón parado. Un triunfo que explica que Gales no está de paseo en Francia, ya en semifinales ante Portugal aunque con la tara de Davies y Ramsey, que se perderán esa cita por sanción.
Gales es una selección que se resiste a su condición de menor, al menos con el balón en los pies. Gusta jugar desde atrás y tanto le dio que su empeño casi le descabalgara del torneo porque la transición defensa-ataque de Bélgica es bien poderosa, un ciclón que sabes dónde empieza pero no dónde acabará por la calidad y exuberancia de recursos de sus futbolistas. Con la presión alta, Bélgica respiraba tranquila con Witsel y Nainggolan, dos mediocentros que corren y roban por cuatro en el eje. Y desde ahí, sisado el esférico, fabricaban el fútbol, que pasaba de inmediato a las botas de De Bruyne, Hazard o Carrasco –una línea fabulosa al alcance de muy pocos– para montar el desaguisado en un santiamén. Y todo les salió a pedir de boca al inicio, cuando a Gales le temblaban las piernas y no se soltaba, cuando tocaban desde atrás sin salida. Así, además de forzar tres tarjetas amarillas a la carrera, Bélgica se subrayó en el área rival. Como en esa triple ocasión en la que primero remató Carrasco y la sacó el portero, después Meunier se estampó con la maraña de piernas rivales y por último Hazard se llevó una desilusión porque el gol estaba cantado pero la puntera de la bota de Davies explicó lo contrario. También la tuvo De Bruyne con un disparo desde el balcón del área y finalmente hizo diana Nainggolan, que se cansó del toque vacío en la zona de tres cuartos y soltó un zapatazo desde 30 metros que sorprendió a todos, también a las fofas manos de Hennessey.
El tanto no serenó a Bélgica sino que azuzó a Gales, que persistió en su plan hasta encontrar el agujero. Resulta que Jordan Lukaku, el hermano, el lateral izquierdo, era un disparate en sí al que tampoco ponía remedio el central Denayer. Las bajas de Kompany, Vertonghen y Vermaelen son capitales y bien que lo disfrutó la selección galesa, que incidió por ese costado. Por ahí caía siempre Robson-Kanu y también se dejaba ver Bale, que en uno de sus eslálones probó los reflejos de Courtois. Y en otro, aunque por el lado inverso, la resistencia de la malla de la portería. Apretaba Gales, cómodo con la abundante lluvia que caía, hasta obtener su premio. Fue en una jugada de estrategia, en un saque de esquina. Resulta que cuatro jugadores hicieron una melé en el área que se deshizo a la que comenzó a correr Ramsey para poner el centro. Uno al vértice del área chica, otros dos a los palos y el cuarto al punto de penalti. Justo donde llegó el balón y donde Williams, con virulencia, remató picado y a la red.
Se desesperaba Wilmots en el área técnica pero no abogó por el fútbol sino por el físico, toda vez que en el entreacto cambio a Carrasco para dar carrete a Fellaini. Ganar centímetros para perder todo lo demás. Aun así, Bélgica recurrió de nuevo a las contras y Hazard no encontró portería por un pelo en su disparo cruzado desde fuera del área. Tampoco Lukaku cazó el centro de De Bruyne. Y poco más porque Gales empezó buscar el pase largo a Bale –que ya se puso en la derecha para hurgar en el boquete de Jordan Lukaku- y no daba aire a las transiciones. Por lo que se anuló Bélgica, un desastre en estático porque no tiene ingenio (ni trabajo) para desarbolar una zaga bien plantada. No ocurre lo mismo con Gales, que anoche encontró la mejor versión de Robson-Kanu, un delantero sin equipo que este año jugaba en el Reading de la Segunda inglesa. Fue en un nuevo ataque por el ala señalada, en una internada de Ramsey. Puso un centro al punto de penalti y desde ahí Robson-Kanu amagó con tocarla a la llegada de un compañero pero se quedó la pelota con un recorte hacia atrás. Tres rivales belgas pasaron de largo y el ariete festejó su gol.
Nada más ofreció Bélgica, impotente y con las manos en la cara para no ver lo que nunca creyeron posible. Pero es que Gales no estaba para verlas pasar y así lo certificó con el gol de Vokes, de nuevo por el punto débil de Bélgica. Le tocan las semifinales, lo que no está nada mal para una selección que se estrenaba en la Eurocopa.
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