La triple vía hacia la cima

Wimbledon, territorio tradicional, conserva la esencia y la norma, pero también ha sucumbido a la modernidad y la tendencia. Por las arterias que se entrelazan en el complejo continúa viéndose mucho octogenario encorbatado, sombreros, pajaritas y los clásicos crespones fucsias y verdes, distinción inequívoca del torneo. Los viejos tiempos perduran, pero hoy día esas calzadas se han transformado en un banco de pruebas estético donde se entremezcla el hipsterismo, barbas tupidas y sienes afeitadas, gafas de pasta y diseños multicolores, con todo tipo de estilo.

Ayer, por ejemplo, entre tocados, rayas a un lado y cortes más convencionales destacaba una cresta. Era la de Nick Kyrgios, con esos andares de pandillero y despreocupados, el chico malo del tenis actual. “Será divertido”, anticipaba el australiano, que hoy se medirá a Dustin Brown, el Bob Marley alemán que tumbó el año pasado a Rafael Nadal y que también desafía al costumbrismo del All England Tennis Club con sus rastas kilométricas. Kyrgios, 18 del mundo, no pasa nunca desapercibido, ni dentro ni fuera de la pista; tiene talento, a raudales, y a pesar de sus devaneos en estos primeros años de profesionalismo está llamado a escribir el futuro de su deporte.

Es, en boca de muchos jugadores, de los pesos pesados del circuito, uno de los tres herederos. Los otros dos son el austriaco Dominic Thiem y el alemán Alexander Zverev. Ellos, con perfiles muy dispares, son los señalados, los tres nombres llamados a dominar el futuro y materializar una transición que se resiste por la longevidad de los colosos, de Roger Federer (34), Rafael Nadal (30), Novak Djokovic (29) y Andy Murray (29), y de ese segundo carro de jugadores que desafían al tiempo, caso de Stan Wawrinka (31), David Ferrer (34) o Tomas Berdych (30). “Tienen un porvenir fantástico”, concede Juan Martín Del Potro, opinión que comparte Feliciano López. “Vienen buenos jugadores, pero ellos tienen un potencial por encima del resto de la Next Gen, de la nueva generación”, apunta el toledano, secundado por Ferrer: “Ganarán Grand Slams, eso seguro”.

Thiem, el compendio de todo

Los tres, Thiem, Kyrgios y Zverev, representan la triple vía hacia la cima. Eso sí, a la confluencia de talento se contrapone la de estilos. Thiem (Wiener Neustadt, 22 años), ya octavo en el ranking y el más avezado hoy día, representa la discreción y la fiabilidad. El compendio de todo: madurez, juego, consistencia. Después de ganar tres títulos en 2015, este año ha explotado. Se hizo con Stuttgart, Niza, Acapulco y Buenos Aires y aprieta como nadie. “Es el más joven y lo que está haciendo es brutal”, indica Feliciano; “me encanta, me parece buenísimo. Físicamente es potente, tiene todos los golpes, juega en todas las pistas… Kyrgios y Zverev son más potentes, pero él más completo”. Ferrer se suma al elogio: “Tiene mucha mordiente en sus golpes, saca muy bien y le pega muy fuerte con la derecha. Va muy bien de físico, pero deberá regularizar más su calendario; ahora que es joven y tiene fuerza y puede hacerlo, pero tendrá que dosificarse”.

Kyrgios (Canberra, 21 años) es el prototipo ideal, pero allí donde va suele montarla porque a sus condiciones técnicas les acompañan los cortocircuitos mentales. Este curso elevó su primer trofeo profesional, en Marsella, pero no se le adivinan límites. “Es una cuestión de cabeza”, precisa Ferrer; “es un jugador como la copa de un pino, que te domina de cualquier lado, y si se controla más mentalmente ganará grandes torneos”. Suscribe Feliciano: “Tiene un tenis para esta época, por cómo se juega hoy día; tiene un saque increíble y juega a dos, tres o cuatro tiros, no más, pero últimamente lo hace con más paciencia y ha evolucionado mucho. Este año le he visto un cambio muy importante, así que si continúa así terminará muy arriba”.

Coric, Fritz, Edmund: la segunda hornada

Y Zverev (Hamburgo, 19 años), un tallo de 1,98, cierra el cupo de los elegidos. Hace poco derribó a Federer en Halle y a punto estuvo de noquear a Nadal en Indian Wells. “Tiene mucha continuidad. Es un chaval que está todas las semanas ahí y no tiene lagunas. Mentalmente es bueno y físicamente todavía está por hacer, así que tiene un potencial tremendo”, dice Feliciano. “Es cierto. Tiene mucho potencial porque físicamente aún puede dar mucho más de sí. A mí me gusta mucho”, concluye Ferrer.

El futuro aún no está aquí, pero se aproxima. Y todas las miradas conducen a ellos tres, aunque haya una segunda hornada prometedora, en la que entran el croata Borna Coric (19), el estadounidense Taylor Fritz (18) o el británico Kyle Edmund (21). “Creo que son lo suficientemente fuertes para jugar al máximo nivel, porque están ganando a gente muy experimentada del circuito, así que quizá a corto plazo estén en lo más alto”, augura Del Potro. Eso sí, matiza el argentino: “Deben trabajar duro, porque para llegar arriba y ganar grandes torneos hace falta algo más, no solo jugar bien al tenis”.