Muguruza resiste a Giorgi

Pese a que la hierba de Wimbledon es como una moqueta, un tapiz lineal y perfecto, el torneo rara vez ofrece comodidades a los competidores. En el All England Tennis Club, cada partido se traduce en una trampa, porque el verde no entiende de estatus ni de grandes nombres. Año tras año, las primeras rondas se traducen en una selección natural que suele dejar varias víctimas por el camino. El césped, si no se arranca bien, con entereza, suele ofrecer poco margen de corrección. Advertida estaba Garbiñe Muguruza, que a su regreso al territorio que le permitió coger vuelo el año pasado se encontró con una italiana rocosa que le hizo sudar de lo lindo.

Sudó Muguruza, dos del mundo; sudó y sufrió Garbiñe ante Camila Giorgi, que le exigió dos horas y 33 minutos de brega en el estreno, resuelto finalmente a favor de la hispano-venezolana con un 6-2, 5-7 y 6-4. “Fue muy duro, pero esperaba algo así. Me gustan partidos de este tipo para ir poniéndome a tono, porque te aportan preparación y confianza. Tuve que trabajar duro”, expresó sobre la pista la reciente campeona de Roland Garros, que en teoría, solo en teoría, afrontará un pulso de menor exigencia en la segunda ronda, ante la eslovaca Jana Cepelova (124 del mundo). Ante esta, un único precedente (2011), positivo.

Hasta hace no mucho, era poco habitual ver a Muguruza con el mono de faena. Ella acostumbraba a expresarse casi siempre desde la grandilocuencia tenística, sin actuaciones intermedias. Sin embargo, París y Londres ya han aportado indicios significativos de que comienza a dominar poco a poco esfera laboriosa tan necesaria para permanecer en las cumbres. En la capital francesa, en su primera aparición, aguantó la tempestad contra Anna Karolina Schmiedlova. Una resistencia de la que extrajo una valiosa lección: la resistencia quizá no tenga brillo, pero también concede premio. “No todos los días se puede jugar para ganar un Oscar”, dijo entonces, en su primer paso hacia su primera gran corona.

Los elogios de Nick Bollettieri

Y en la misma línea se desenvolvió ayer, ante una rival que le frustró 15 bolas de break y pegó prácticamente tan duro como ella. “Ha sido un partido muy mental”, corroboró después, en la sala de conferencias. “Ella tiene un juego extremadamente agresivo, te hace estar en tensión. A veces no ganas de la forma más bonita, pero hay que saber aprovechar determinados momentos para llevarte el partido. Era un reto empezar así. Wimbledon es un torneo que tiene muchas trampas y hay que saber salir”, amplió.

A continuación, en la estancia resonó la voz de Nick Bollettieri, quizá el mayor cazatalentos del tenis, propietario de una escuela localizada en Florida de la que han salido jugadoras tan icónicas como Monica Seles, Maria Sharapova, Mary Pierce o las hermanas Williams. “Terrific, Garbiñe, terrific! (¡Estupendo, Garbiñe, estupendo!). Disfruto mucho viéndote jugar. Ella era una jugadora con la que hubiera sido muy fácil haberse impacientado, así que felicidades”, le elogió el norteamericano.

La apertura en Wimbledon fue positiva para el tenis español. Progresó Muguruza y de la mano Carla Suárez (6-3, 4-6 y 6-4 a Shuai Zhang) y Lara Arruabarrena (6-2, 1-6 y 8-6 a Olga Govortsova). Entre los chicos, David Ferrer liquidó por la vía rápida a Dudi Sela (6-2, 6-1 y 6-1) y Nicolás Almagro se enredó mucho más contra Rogerio Silva (6-3, 7-6, 5-7, 3-6 y 6-3). Las únicas derrotas las protagonizaron Pablo Carreño, batido por el canadiense Milos Raonic (7-6, 6-2 y 6-4), y Guillermo García-López (6-2, 6-4 y 6-0 con Andreas Seppi).