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Una conexión necesaria

El buen partido de Cesc y Silva ante Croacia más el estado de forma de Iniesta abren las expectativas del potencial que reúne el centro del campo para superar a Italia

Ladislao J. Moñino
Silva y Cesc, tras el Croacia-España.
Silva y Cesc, tras el Croacia-España.LUIS SEVILLANO

Sin Xavi, a España le había costado un año encontrar un futbolista que liderara el juego con la pelota. Innegociable el estilo, no terminaba de romper un futbolista que lo sellara. No era una cuestión de liderazgo que tuviera que ver con arengar en el campo o en el vestuario, donde Casillas, Ramos, Piqué o Busquets pueden desempeñar esa tarea. El asunto era quién levantaba la mano para hacer los partidos suyos como lo hacían Xavi o incluso Xabi Alonso.

Esta Eurocopa ha generado el paso adelante de Iniesta como el indiscutible faro defensor del estilo. Si ante Croacia no estuvo tan afilado como contra la República Checa y Turquía, al menos la derrota dejó una irrupción más estelar de Cesc y Silva. El potencial del centro del campo español el día que el trío rompa a jugar a la vez es incuestionable. “Unos días brillan unos y otros días, otros. Cesc y Silva estuvieron muy bien contra Croacia. Andrés estuvo en los dos primeros partidos a un nivel extraordinario”, coincide Bruno. Frente a la pegajosa Italia, el trío funcionando a la vez es clave.

Cesc ha ido de menos a más. Comenzó el torneo con una actuación gris ante la República Checa. Con todo, aunque fuera en defensa, firmó una acción definitiva. Metió el pie para evitar el gol en un remate blando de cabeza que había superado a De Gea. Entre las virtudes que siempre destaca Del Bosque del volante del Chelsea es precisamente esa. Su oportunidad para meter la punta de la bota en el último momento. Esta vez no fue para dar un pase definitivo, pero sí para evitar un tanto que le hubiera puesto el triunfo muy caro en el estreno.

Trascendente en el juego

Contra Turquía mejoró. Ya no jugó tan cerca de Busquets y se dedicó más a buscar el balón metido entre líneas. Fue más trascendente en el juego. Ante Croacia se vio al Cesc más activo y agudo en lo que va de campeonato. Fue el segundo jugador que más balones recibió (83) y conectó con Silva en un desmarque magistral en el gol de Morata. Tan bueno fue el pase del mediapunta canario, como la inesperada ruptura de Cesc. Conectaron 32 veces durante el encuentro y fueron una pareja incontrolable para los croatas durante varias fases.

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Metido durante la temporada en la dinámica perdedora del Chelsea, Cesc fue uno de los cabecillas del vestuario junto John Terry para tratar de evitar un descenso que hubiera sido sonrojante. De esa tesitura, emergió un Cesc más responsable en la dirección del juego y la organización del equipo.

Del Bosque mantuvo a Cesc Fàbregas en el segundo partido por una cuestión de jerarquía y porque confiaba en su mejora. Ahora ya no se discute tanto quién debe ser el tercer centrocampista que acompañe a Iniesta y Busquets. Aunque Koke, Thiago y Bruno siguen siendo alternativas reales a su puesto ante Italia.

El inicio de Silva contra la República Checa fue más imponente que el de Cesc. Conectó muy bien con Juanfran en la banda derecha. Frente a Turquía también estuvo muy activo, aunque algo menos que en el primer encuentro. Del enfrentamiento contra los croatas salió del campo como el mejor jugador español. Fue muy constante en la participación del juego y encaró mucho en el uno contra uno. El pase a Cesc fue la acción con la que España marcó la diferencia, aunque luego no pudo mantenerlas. Ofreció esa versión que llevó a Del Bosque a asegurar antes del Mundial de Sudáfrica que, salvando las distancias, era el “Messi de España”. Luego, tras la derrota con Suiza, fue el gran sacrificado.

A Silva, que llegó tocado a la concentración, nunca le ha gustado que dijeran que no asumía la responsabilidad tras la marcha de Xavi. Él defiende que siempre ha asumido su responsabilidad y que está acostumbrado a ello desde que Luis Aragonés apostara por él en 2008.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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