Croacia asume que no puede parar a sus ultras
Los radicales amenazan con detener también el partido del martes contra España
“Estamos indefensos, no sabemos a donde acudir”. Davor Suker encontraba mejores soluciones en el área para deshacerse de los más férreos zagueros que con el traje y corbata en la pugna contra los radicales que asolan el fútbol croata, a su sociedad. “Lo que pasó en el partido contra Turquía es lo normal en nuestro país en los últimos quince años”, apunta el ahora presidente de la federación croata de fútbol.
La UEFA abrió ayer un procedimiento disciplinario para determinar antes del martes la responsabilidad y la sanción por los incidentes sucedidos este viernes en Saint-Étienne. Aguarda para ello las alegaciones croatas, pero éstas ya llegaron en una comparecencia pública de Miroslav Markovic, responsable de la seguridad de su selección. “Sabíamos que en el minuto 85 varios aficionados tenían la intención de detener el partido, lo comunicamos a la UEFA y a la policía”, detalló. Lo cierto es que tres minutos antes de los sucesos un tropel de policías se desplegó ante la grada de los aficionados más extremistas de Croacia. Todavía es una incógnita saber como, si estaban ubicados, pudieron acceder con pirotecnia a la grada.
Futbolistas y técnicos croatas son víctimas del polvorín que se desata a a su alrededor. “No se cargarán nuestros sueños”, advierte el seleccionador Ante Cacic. De fondo late un conflicto entre aficionados de Hajduk Split y de Dinamo de Zagreb y el enojo de los primeros porque consideran que la federación está en manos de dirigentes vinculados al equipo de la capital.
Primitivismo salvaje
Bengalas y petardos llegaron también a la sede del gobierno croata, que reunió una suerte de gabinete de crisis con primer ministro y responsables de Interior, Justicia y Educación y Deportes. Al final emitieron un comunicado de condena en el que advierten: “Croacia no será rehén de un primitivismo salvaje”. Mientras tanto en los foros de internet ya se ha detectado movimiento entre la Torcida Split, el grupo de radicales de ultraderecha del Hajduk que presume de ser el más añejo del continente, fundado en 1950. En los sesenta ya se documentó gráficamente su querencia al bengaleo. Se saben en el epicentro del seísmo y ya apuntan a que también tratarán de parar el partido contra España el próximo martes en Burdeos. “No vamos a hacer públicos los detalles, pero vamos a volver a compartirlos con la policía francesa”, apunta Markovic.
“Todos somos culpables, no nos lavemos las manos”, demanda Cacic, que además debe pensar en como suplir a Luka Modric, del que se confirmó que no sufre una rotura muscular. “No está descartado. Tenemos buenas alternativas aunque si no juega es un hándicap”, reconoce. Cambiar de sistema no se descarta, pero sí reemplazar a Mandzukic, al que apuntan las críticas y además está tocado. “Hace mejor al equipo. No está cuestionado”, zanja Cacic.
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