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El turco que perdió sin despeinarse

Oznan Tufan, el centrocampista que se arregló el pelo en lugar de tapar el tiro de Modric que derrotó a Turquía (1-0), encarna los misterios que atenazan al rival de España

Diego Torres
Oznan Tufan se lamenta tras la derrota ante Croacia.
Oznan Tufan se lamenta tras la derrota ante Croacia. KENZO TRIBOUILLARD (AFP)

Decía Mustafá Kemal Ataturk que los turcos son la encarnación de la independencia. Oznan Tufan llevó su independencia al extremo cuando el domingo pasado, en lugar de intentar despejar el balón que había caído frente su área, resolvió que su prioridad era peinarse el tupé.

El hombre se pasó la mano por la cabellera mientras trotaba. Habría podido esperar a otro momento, pues Croacia acababa de lanzar una falta indirecta y el área de Turquía estaba atestada de rivales. Pero el centrocampista se ocupó en dirigir su cabellera hacia la izquierda mientras contemplaba a Modric abalanzarse como un tigre. El golazo, que dio la victoria a Croacia (1-0) retrató a Modric pero, sobre todo, retrató a la selección turca.

Turquía se entrenó el miércoles bajo un chaparrón en la localidad costera de Saint Cyr Sur Mer, en plena Costa Azul. El cielo se oscureció y la sucesión de chubascos anegó los campos de entrenamiento y empapó la melena de Tufan en un ambiente tenso tras la derrota ante Croacia y el partido que se avecinaba contra España, este viernes. El seleccionador turco, el paternal Faith Terim, dijo que la polémica por el pelo de Tufan le importaba un bledo: “El asunto del pelo de Ozan Tufan es muy exagerado; yo ni siquiera lo he hablado con él. ¡Que se rían todo lo que quieran en las redes sociales! Yo no entiendo ese mundo”.

Le dicen a Terim que el caso del pelo de Tufan se ha convertido en un escándalo en Internet y el hombre tensa los músculos de su soberbio cuello otomano y hace una mueca de incredulidad. Como si le hablaran del agua congelada en Marte. Tiene 62 años y la piel cuarteada y curtida. El buen humor es su salvoconducto. No se amarga por lo que sabe que ya jamás podrá controlar. Lleva 30 años trabajando con sus paisanos y solo logró un título de la UEFA, la Europa League, en 2000, con el Galatasaray. Es el único trofeo importante que posee Turquía en una competición europea.

Nacido en un pueblo frente al mar de Mármara, hace 21 años, Tufan es una de las figuras emergentes de la Liga turca y uno de los tres jugadores más jóvenes de la expedición. Su aire adolescencial y distraído, sin embargo, puede llevar a confusión. Es fuerte, habilidoso, valiente hasta la displicencia, y se preocupa por exhibir su destreza para que quede constancia de su valor sin que nunca se advierta si sabe o no sabe poner sus cualidades en orden. La ficha advierte de que es mediocentro. Pero en la práctica podría ocupar cualquier puesto, o ninguno. Tufan comparte la idiosincrasia de la mayoría de sus compañeros. Como el fútbol turco, está por definir.

La ausencia de un plan sólido no ha sido consecuencia de la falta de recursos. A Turquía la sobran condiciones para desarrollar su fútbol. Los clubes turcos, como la gran mayoría de los grandes clubes europeos, comenzaron a competir en los campeonatos de la UEFA a comienzos de los años 60. La población siente verdadera fiebre por este juego. Y no son pocos. El número de habitantes supera los 66 millones; igual que Francia, más que Italia (60 millones) y España (46 millones), y mucho más que Holanda (16 millones), por poner casos de naciones con resultados excelentes. Turquía tiene recursos humanos y económicos. Desde hace dos décadas prospera la financiación en el ámbito deportivo y el clima, a diferencia de los países nórdicos, en donde resulta imposible entrenar durante al menos dos meses al año, es benévolo.

Turquía podría ser la Brasil de Europa. Pero por algún motivo a sus equipos les ha costado ser competitivos. Casi siempre les ocurrió algo parecido a un accidente.

 

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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