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Un golazo maquilla a Francia

Los galos, con Griezmann y Pogba ya relevados, solo pueden con la digna Rumania gracias a un gran disparo de Payet en los instantes finales del partido

José Sámano
Payet marca el gol del triunfo.
Payet marca el gol del triunfo.F. F. (AFP)

Francia se deprimía un poco más cuando Payet, su mejor jugador inaugural, metió mecha en la zurda e hizo tronar Saint-Denis con un gol de artillería pesada. El golazo, casi en el último parpadeo del partido, maquilló a una selección anfitriona que dejó tantas huellas inquietantes que con un empate en el marcador ante la intrépida y enérgica Rumania retiró a sus referencias, Griezmann y Pogba. Sin ellos le llegó el éxito en una jugada espontánea, síntoma de lo que fue Francia: un equipo poco coral que se mueve por impulsos, que juega a fogonazos.

El descaro rumano animó de inicio el encuentro. Los inaugurales suelen deparar muchos minutos de combate nulo, partidos de miradas y tanteos. Rumania no cumplió con el papel. Es un equipo de buen forro físico y mucho orden, virtudes con las que alivia su falta de talento. Lejos de asumir su debilidad ante el anfitrión, el grupo del general Iordanescu se plantó en Saint-Denis con un do pecho. Al primer córner, Stancu se encontró con la pelota casi en los morros de Lloris, que frustró el remate por instinto. El saque de esquina consecuente lo cabeceó Andone fuera por dos dedos. Dos jugadas que retrataron a Francia, remendada en la zaga por las bajas de Varane y Mattieu. En París costaba dilucidar quién era el equipo local.

Confusa de entrada por el arrebato de Rumania, la selección de Deschamps tardó en sacudirse el asombro. Es un conjunto sin pausa al que le gusta el vértigo para todo. Nadie frena, nadie regula. Está en la naturaleza de hercúleos jugadores como Pogba, espasmódico en su juego. A Francia le quedaba engancharse a Payet, el mejor de la noche, y durante un rato a Griezmann, más esporádico. Con ellos y el tajo conmovedor de Kante, poco a poco los de casa se asomaron al partido. La tuvo Giroud tras una incursión de Payet, pero el relevo de Benzema, que nada de nada tiene de Benzema, cabeceó fuera. A cambio de un delantero plástico, versátil y asociativo, o de una bala como el sevillista Gameiro, Deschamps se ha inclinado por un ariete-pértiga, un futbolista de mármol de la cabeza a los pies. Su fútbol está en el aire, vía por la que noqueó a Rumania.

El éxito le llegó a Francia en una jugada espontánea, síntoma de lo que fue: un equipo poco coral

No hubo mejor Francia que la que al principio encontró a Griezmann, la que entendió en algunas fases que le convenía transitar con el colchonero entre líneas. Sin el hilo de Griezmann, cada “blue” que no fuera Payet metía una marcha de más, como si todo tuviera que ser terminal. Así es Pogba, por el momento más efectista que efectivo. Es joven, todo le va deprisa y aún se ha ocupado de cuadrar sus virtudes físicas y técnicas. Tácticas no tiene por su empeño en dispersarse, en ser muchos jugadores a la vez. No siempre se lo perdona Deschamps, que con el partido por ganar le retiró poco después que a Griezmann, que hacía minutos que se había extraviado. Los dos jugadores más distinguidos quedaron marcados.

Griezmann, en el mejor tramo de Francia, el inicial, había tenido el gol en dos oportunidades. Primero con un cabezazo al poste y más tarde con un remate raso que se le escapó por un pelo. La jugada se la sirvió Payet, el habilidoso extremo del West Ham. También fue él quien anudó a la defensa rumana para asistir a Pogba, ya en el segundo periodo, que llegó al asalto al área pero su disparo lo despejó Tatarusanu, un monaguillo a la hora de imponer lo que deberían imponer dos metros de talla. En el gol galo, un leve estorbo con el codo de Giroud le dejó a la intemperie. Su salida con brazos de mantequilla facilitó la pillería del ariete de Deschamps.

Con el tanto de Francia, todo hacía presagiar que Rumania se iba a derretir. Nada de nada. Es una selección resistente que funciona como un regimiento de mosqueteros. En desventaja mantuvo la fe y fue con lo que tiene, coraje y espíritu. Y también algunos chicos interesantes, como Stancu y Stanciu. Al segundo le atropelló Evra dentro del área y el primero ejecutó con éxito el penalti. Luego, los rumanos mantuvieron tieso a su hidalgo rival y si no llegaron a más es porque les falta cesto. Su delantero titular es Andone, un gladiador de Segunda División, del Córdoba. Donde no le llegó el corazón a Rumania a los azules les alcanzó con el estacazo de Payet. Un respiro se hizo sentir en toda Francia, en la convulsa Francia de estos días. Mientras, a Payet las lágrimas le regaban las mejillas.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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