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Uruguay cae con estrépito

Venezuela elimina por sorpresa a los charrúas (1-0), que pierden los dos partidos

Primera gran sorpresa en la Copa América Centenario. Uruguay, uno de los grandes del continente, el equipo con más torneos americanos (15), ha sido eliminado por Venezuela (1-0), que se clasifica para cuartos. El equipo de Godín, Giménez, Cavani y Luis Suárez, que ni siquiera ha podido debutar debido a una lesión, volverá a casa después de la fase de grupos. "Sorprendentemente nunca encontramos el juego que queríamos ni la ubicación en un partido que teníamos que ganar sí o sí", dijo el técnico de Uruguay, Óscar Tabárez. "Es mi quinta Copa América y nunca me había pasado esto. Siempre superamos la fase de grupos por lo menos y en varias de ellas jugamos la final", añadió Tabárez, que vio la eliminación como un "toque de atención" de cara al Mundial 2018.

En el banquillo, Luis Suárez se desesperaba. "No estaba para jugar, es un asunto de médicos. Por más que se enoje, y a mí no me consta, no lo voy a poner si no está al cien por cien", apuntó Tabárez sobre el delantero del Barcelona.

Venezuela ha dejado de ser el equipo ciclotímico y conflictivo de las eliminatorias sudamericanas para transformarse en un grupo solidario y con pegada. Lo ha logrado el seleccionador Rafael Dudamel, que tomó a un conjunto desecho y temeroso para clasificarlo, contra todo pronóstico, a los cuartos de la Copa América Centenario con un gol de José Salomón Rondón.

Dudamel fue muy claro antes de comenzar la competición. La Vinotinto debía recuperar la competitividad perdida y estabilizar su línea defensiva para aspirar a algo. Lo ha logrado insuflando a su equipo con su liderazgo, recuperando la mejor versión de Oswaldo Vizcarrondo, sumando a un central sólido y atento en los cruces como Wilker Ángel y con un lateral correcto como Rolf Feltscher. Pero quizá la mejor noticia para Venezuela es que encontró a un socio para el volante Tomás Rincón como Arquímedes Figuera, capaz de cubrir mucho terreno y permitir que los laterales puedan proyectarse y el mismo Rincón conduzca al equipo como lo hace en el club italiano.

Cavani se lamenta durante el partido.
Cavani se lamenta durante el partido.NICHOLAS KAMM (AFP)

Eran esas las principales preocupaciones del combinado sudamericano antes de empezar la Copa. Porque se sabía que los de adelante eran rarezas talentosas en una yerma tierra para el fútbol y podían cambiar partidas adversas a la primera ocasión. Dudamel ha acertado eligiendo a los interiores más en forma para que abastezcan a Salomón Rondón y a Josef Martínez en la delantera. El gran momento de Alejandro Guerra con el Atlético Nacional colombiano en la Copa Libertadores de América, que disputará las semifinales una vez que termine la Copa América, se ha replicado en el torneo. Guerra desequilibra con su cambio de ritmo, pero es también capaz de poner la pausa y convertirse en conductor. En este mismo diario Diego Latorre afirmaba en un artículo que la velocidad apartaba al talento. El Lobo, como se le conoce en el mundo del fútbol, ha demostrado en este partido que se puede ser veloz y a la vez saber cuándo se maduran las jugadas.

El gol contra Uruguay quizá sea la prueba de ello. Guerra, escorado a la banda derecha, aprovechó un mal despeje de Arévalo Ríos para tomar el balón en su propio campo y tirarla a la espalda de Gastón Silva. Como Uruguay estaba parado en la media cancha intentando ahogar a Venezuela le quedó toda una franja de terreno para encarar a Muslera. Pero antes de avanzar prefirió mandar un zapatazo al arco aprovechando que el portero uruguayo estaba adelantado. En el desesperado retroceso Muslera logró tocarla y la pelota pegó en el travesaño. Rondón recogió el rebote y con un sutil toque la mandó al fondo de la red.

Venezuela terminó con relativa comodidad el primer tiempo porque Gastón Ramírez no fue el conductor que esperaba el técnico Tabarez. Careció la celeste de profundidad para poder llevar mayor peligro al marco de Hernández y arriba no tuvo la pegada de la que siempre hace gala. Pero en el segundo tiempo Uruguay volvió a demostrar que vende cara sus derrotas. A falta de ideas comenzó a meter contra su arco a Venezuela con ese corazón y esa garra que han sido su marca de fábrica desde que se labró una identidad futbolística. Godín terminó jugando de centroatacante y dejó muchos espacios en la retaguardia que Venezuela, ansiosa, no supo aprovechar para ampliar la ventaja. La tuvo Peñaranda en dos ocasiones, la tuvo también Otero con la puerta vacía y el propio Guerra, en un recorte notable.

Si la Celeste no empató es porque Venezuela se acordó de la identidad que había perdido en el desastroso ciclo de Noel Sanvicente. Hacerse fuertes en la defensa y marcar un gol a la primera oportunidad. Ese catenaccio caribeño lo tiene ya en la segunda fase. Uruguay, mientras, se marchará a casa después de llegar como una de las favoritas.

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