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El CSKA asume su corona europea

El equipo ruso vence en la prórroga al Fenerbahçe en un partido intenso. Los turcos se repusieron a 20 puntos de desventaja

El CSKA levanta el título de la Euroliga.
El CSKA levanta el título de la Euroliga. JOHN M. (AFP)

Conocida la desidia del CSKA cuando nada pisando el suelo, el resultado en el descanso era más comprometedor que un oleaje inesperado. Ganaba de 20 el equipo ruso, lo que era una invitación al tratamiento de bañera y masaje, y a apurarse en la sauna después cuando te cierran la puerta. No ocurrió. Y el trono que le corresponde por jerarquía lo reivindicó en la urna del Mercedes Benz Arena, sin votos pero con puntos y al amparo de un dios mitológico que hace honor a su condición con su apellido: Teodosic apela a su origen y a la teología y visto que De Colo, el rey, andaba apurado y caminaba a paso lento, decidió que era su hora, su momento para decidir más que para incidir. Y caminó con el recuerdo del dolorido (de otras finales perdidas).

FENERBAHÇE, 96 - CSKA, 101

Fenerbahçe: Dixon (17), Bogdanovic (6), Datome (16), Vesely (7), Kalinic (3) —quinteto inicial—, Udoh (16), Slukas (10), Antic (16), Hickman (5), Mahmutoglu (0).

CSKA Moscú: Teodosic (19), Higgins (12), Vorontsevich (11), Hynes (15), Fridzon (0) —quinteto inicial—, De Colo (22), Khryapa (10), Kurbanov (4), Jackson (8) Koroblov (0), Kulagin (0) y Nichols (0).

Árbitros: Lamonica (Italia), Lottermoser (Alemania) y Javor (Eslovaquia). Eliminados por cinco faltas: Kalinic, Datome y Vorontsevich.

Mercedes Benz Arena. 12.250 espectadores.

Se enfrentaban los favoritos, pero con los fantasmas de siempre. Esos que impiden a algunos de los protagonistas actuar porque les ha dado un golpe de afonía. Ni Vesely, ni De Colo, ni Bogdanovic eran quienes eran, ausentes de una fiesta a la que estaban invitados. Era el tiempo de otros jugadores. Tipos como un calvo con perilla llamado Pero Antic, y un hipster apellidado Datome. Templados y aguerridos los muchachos del Fenerbahçe que iban carcomiendo a su rival sin mirar el reloj. En el otro lado, Teodosic, soberbio, veía como poco a poco De Colo, el MVP se se iba acercando, lo que era síntoma de que en el peor de los casos ganarían. Tipos distintos en cada equipo, sensibilidades diferenciadas.

Y el CSKA que llega al descanso con 20 puntos de diferencia, algo así como enseñarte la marca y el seguro del coche que utilizas. Pero es sabido que eso le produce desgana o vértigo o indiferencia. Y al Fenerbahçe le excita, porque enaltecen su figura de invasor.

Eléctrico final

Todo el cerebro que impuso el CSKA en la primera mitad, lo anuló el Fenerbahçe en la segunda. Impulsado por la colonia turca de Kreuzberg, el pequeño Estambul, de Berlín, a pocos metros de estadio. Y el equipo de Obradovic se impregnó de la textura del sudor, del espíritu labrador y arando y arando e fue acercando al CSKA sin que se diera cuenta. Le había entregado medio partido, pero quería quitarle el otro medio. Y se afanó en la tarea sobre todo Antic, agujereando al CSKA hasta que Dixon hizo el triple fantástico a cuatro segundos del final (81-81) con el pabellón enloquecido y el CSKA rememorando sus traumas. ¿Que nos esta pasando?, pensaban mientras caía la tormenta.

Y ocurría que Dixon mandaba en su equipo y que Teodosic tenía la linterna medio apagada con el esfuerzo y De Colo le iba ayudando con batería duradera. Pero ni aún así evitaron la prórroga. Lo que vino después fue un intercambio que podía caer de cualquier lado, pero cayo del lado de la solvencia frente al corazón. De Colo subió la temperatura de las canastas sin caer en la fiebre del juego, mientras el Fenerbahçe se agarraba a la vida como un condenado muerte. Pero esta vez al CSKA no le venció el trauma de la suficiencia. Entregó 20 puntos de ventaja que le acabaron conduciendo a la incertidumbre. Y la solventó porque De Colo sustituyó a Teodosic y con dos dioses venció al miedo. Y ganó. Esta vez sí.

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