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Nadal cae (otra vez) en el cepo escocés

Murray abate al balear (7-5 y 6-4) y accede a la final de Madrid tras cortar la racha victoriosa del español. “La sensación de juego y regularidad, de nivel en general, es superior a la de hace un año”, dice Rafa

Nadal, tras caer en las semifinales contra Murray. G. J. AFP Vídeo ATLASFoto: atlas
Alejandro Ciriza

Para lo bueno y lo malo, en un sentido u otro, Rafael Nadal es un personaje asociado a la hipérbole. Ayer, en el mediodía plomizo de Madrid, el español cedió frente a Andy Murray, el mismo hombre que le batió el año pasado en la final de la Caja Mágica. Le privó el escocés (7-5 y 6-4, después de dos horas y 11 minutos) de luchar por el título, el que hubiera podido ser el tercero consecutivo en las últimas semanas. Aguó la fiesta Murray (citado con Novak Djokovic en la final, hoy a las 18.30, La1) y cortó de cuajo una secuencia de 13 victorias seguidas, la ola de ilusión que venía desde Montecarlo, origen del enésimo renacimiento del balear. Y, claro, cómo no: llegó la hora de los blancos y los negros. Escépticos frente a feligreses.

Los primeros se apoyan en el impacto inmediato, en la cifra pura y dura; en que Nadal tan solo sacó tajada de dos de las 13 opciones de break que dispuso, o en que Murray, hasta hace un año una suerte de tiburón varado en la arena, no debería haberle cortado el paso, y más teniendo en cuenta que hace tres semanas el español ya le había hecho morder el polvo en el Principado; dicen, también, que en Madrid no se ha visto a un Nadal tan pletórico como en la costa francesa o en Barcelona, sino uno que quizá jugó un puntito por debajo, con un toque menos eléctrico. E interceden los segundos, fervorosos creyentes, que argumentan a la inercia positiva de su ídolo, a que Nadal ha recuperado la fe y a que su campeón transmite muy buenas vibraciones en su preparación hacia Roland Garros.

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Y en medio, como siempre, el propio protagonista, que rehúye los extremos e invita a contemplar los grises, tanto cuando el viento sopla a favor como cuando el presente resultadista sopla en contra. “Uno debe ser autocrítico, pero siempre con el objetivo de mejorar. Hoy, sin hacer un partido demasiado bueno, no he estado muy lejos de ganar al número dos del mundo, no es que haya hecho un desastre, así que tengo que quedarme con eso, con lo bueno”, reflexionó el número cinco antes de abandonar la Caja Mágica, donde cundía una sensación agridulce entre la gente, porque Nadal no tuvo efectivamente su mejor día, sino una jornada un tanto gris más bien, pero que no debe empañar en exceso la dinámica optimista por la que transcurre en esta gira sobre arcilla.

“He hecho otra semana positiva, estoy manteniendo una regularidad alta durante todas estas últimas semanas. Mentalmente he estado bien y he peleado mucho hasta el final”, subrayó el mallorquín, que argumentó la derrota sobre una serie de momentos puntuales, en los que Murray no se amilanó y mantuvo el tipo: “He sido capaz de pelear y de buscar una solución; después solo ha faltado un poquito. Me ha faltado apretar un poquito más con mi drive. Necesito un poco más de hacer rodillo con el drive. Espero ser capaz de seguir en esta línea. Estoy feliz y con la ilusión de seguir adelante”.

"Se ha decidido por pocas bolas"

El caso es que ayer, Nadal se encontró con un rival excelso, Murray, que hizo de todo y casi todo bien. Sirvió en su línea, reforzada además por el plus que alcanzan sus pelotazos en Madrid, debido a la altura; castigó con el revés, seña de distinción; y sobre todo, supo abortar las tentativas de Nadal para trabar el pulso y disponer de alguna opción. “El primer set ha sido justo, pero en el segundo creo que he tenido más oportunidades porque he jugado más agresivo. Creo que se ha decidido por pocas bolas y él ha marcado la diferencia con el saque, pero en general ha sido un poquito mejor que yo, ha jugador mejor que yo los momentos importantes”, radiografió Nadal, que al igual que el año pasado volvió a pisar el cepo escocés en la Caja Mágica.

Sin embargo, poco tiene que ver ese pasado de ansiedades con el momento actual, en el que Nadal es un Nadal mucho más reconocible y entero. Lo corrobora Murray: “Creo que este triunfo es mejor, porque él no estaba al máximo hace un año. No estoy diciendo que hoy haya jugado su mejor tenis, pero lo ha hecho mejor que entonces”. Y se reafirma el de Manacor: “La sensación de juego y regularidad, de nivel en general, es muy superior”.

El Foro Itálico, escala previa a Roland Garros

Antes de que cayera en Madrid, Nadal ya supo lo que se le avecina la siguiente semana en Roma, próximo destino del circuito y escala previa al gran objetivo: Roland Garros (a partir del día 22). En el quinto Masters 1.000 del curso, el tenista español se estrenará contra el alemán Philipp Kohlschreiber o un rival de la previa.

Si la lógica se cumple, en los octavos se mediría a Milos Raonic, en los cuartos a Novak Djokovic, en las semifinales a Roger Federer (duda por la espalda) y en la final a Murray. En el Foro Itálico, el de Manacor ha alzado siete trofeos, el último de ellos en 2013.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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