El Camp Nou enmudece sin Manel
Fallece el histórico locutor del estadio del Barça durante 60 años, una persona capaz de dominar el silencio y el ruido en el campo azulgrana
El Camp Nou se ha quedado sin voz, a merced de una grada heterogénea, a veces fría (en ningún estadio se vive el suspense como en el azulgrana), en otras ocurrente (“Mourinho vete al teatro”), más pendiente de los minutos (por la independencia y en memoria de Cruyff) que del final de los partidos, sobre todo desde que se controlan las pancartas y los pañuelos han sido sustituidos por kleenex por la misma ley que los directivos ya no llevan grandes abrigos para tapar las derrotas sino que van a pecho descubierto para poder hablar de los tripletes y dobletes del equipo de Messi.
Mejorar la ambientación del Camp Nou, cosa complicada desde que los hinchas han sido sustituidos por espectadores
Todas las juntas le han dado muchas vueltas a la idea de mejorar la ambientación del Camp Nou, cosa complicada desde que los hinchas han sido sustituidos por espectadores, se suprimen asientos en favor de palcos y los turistas hacen la ola como si el mar hubiera llegado hasta Les Corts. Igual de insoportable resulta el bramido en los prolegómenos del encuentro cuando el speaker se pone estridente y los decibelios musicales impiden cualquier conversación, tanto da que el visitante sea el Granada como el Madrid. Únicamente ha habido una persona capaz de dominar el silencio y el ruido del Camp Nou: Manel Vich.
Aunque algún directivo quiso quitarle el micrófono y fue amenazado por los radicales, nadie se ganó un mayor respeto reverencial que Manel Vich. Tenía la voz y la dicción que se le piden al mejor locutor; el tono preciso y amable de un gran anfitrión; la pausa del comentarista que hace inteligibles las alineaciones y las sustituciones; y la gravedad y seriedad de quien actúa de portavoz institucional del Barça. Incluso sus paradinhas eran exactas para que el público pudiera aplaudir o silbar a los exjugadores que regresaban al Camp Nou. Hablaba Manel Vich y escuchaba el Camp Nou: “Bona tarda i benvinguts a l'estadi. A les ordres del col.legiat…”.
Aunque algún directivo quiso quitarle el micrófono y fue amenazado por los radicales, nadie se ganó un mayor respeto reverencial que Manel Vich
Únicamente faltó a cinco partidos desde su debut en 1956 en Les Corts cuando fue requerido en tanto que colaborador de Ràdio L'Hospitalet. La enfermedad ya no le dejó acudir al partido con el Sporting. Han sido 60 años de devoción, de oficio no remunerado, de personaje de club por excelencia, y 78 de vida en Barcelona. Muy respetuoso y seductor convincente, fue tan querido por los jugadores que hasta Ronaldinho le dedicó un gol en un partido jugado precisamente con el Betis. Vich ha sido el narrador de la vida en el Camp Nou desde Kubala hasta Messi. El Barça nunca sonará igual sin la voz de Manel.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.