Saúl, un gol de fútbol sala
El canterano pone en ventaja al Atlético en la eliminatoria con eslalon memorable
A Saúl se le piden muchas cosas. La primera, que sepa moverse por todas partes. La orden no es caprichosa sino exhaustiva. Que ocupe la banda y el centro del campo, que ayude en defensa y en ataque y si puede se atreva a rematar a portería son, más que deseos, indicaciones justificadas, pues de todas ellas saca provecho el Atlético. Ante el Bayern, Saúl tenía la tarea principal de cohibir a Bernat, el lateral, y de anular a Douglas Costa, lo más parecido a un sprinter sobre un campo de fútbol. Si además era capaz de nutrir a Torres y Griezmann y obligar a que la defensa tuviera que estar pendiente de sus incorporaciones, pues mejor. Y lo hizo todo. Alguna de las tareas durante más tiempo que las demás, pero cumplió con todo el calendario.
En realidad, la baja de Carrasco, que ni siquiera entró en la convocatoria, permitió a Simeone colocar a Saúl en su posición, en la banda derecha, lugar que para un zurdo siempre es un lugar de partida y nunca un destino. Sin embargo, el canterano se amarró a ella, fijó la mitad de su mirada en el extremo brasileño y con la otra observó en todo momento lo que ocurría cerca del área de Neuer. Consciente de que en el momento de atacar el tiempo sería un factor limitado, cuando agarró la pelota en el minuto diez, hizo todo lo que habitualmente hubiera realizado en algo más de cinco segundos en tres. Se deshizo de dos jugadores con un regate más propio del fútbol sala y remató con uno de esos golpes de cadera que exigen los disparos sin ángulo y con poca carrerilla, tan de zurdos. Y la pelota entró porque al gigantesco Neuer no le llegaron las manos para atraparla. Porque el giro con el que había salido despedida de las bota izquierda de Saúl no contemplaba detenerse por el camino. Solo al chocar con la red.
Era su noveno gol de la temporada, el tercero en Champions, el primero de una eliminatoria que se empezó a jugar desde que la pelota del bombo de la UEFA emparejó al Atlético con los alemanes. Un partido que también tuvo su réplica en los aledaños del estadio, una auténtica mascletá colchonera por momentos que no hizo más que dotar de olor a una estampa sin igual. Dos horas antes de que el balón comenzase a moverse, cientos de aficionados ya coreaban todos los cánticos del cancionero del Atlético. Aunque a algún niño le sobró la pirotecnia —lloraba y lloraba Pablo encima de los hombros de su madre—, la humareda no fue más que la antesala de lo que después se desató en el estadio.
Torres, al poste
El gol permitió a los más de 54.000 aficionados rojiblancos levantarse de su asiento, dejar los nervios detrás y corear entre muecas de asombro el gol de Saúl. Tras él, volvió a colocarse en posición, a engancharse en esa especie de barra de futbolín de acero que presentó el Atlético en el centro del campo. Una pieza que tuvo que retorcerse en el segundo tiempo, con un Bayern mucho más empacado que además de arrebatarle la pelota supo posicionarse de una manera más ordenada a partir de la cual logró por fin combinar por dentro. Y este nuevo escenario las figuras de los jugadores del Atlético se difuminó. No por inoperancia, sino por quedar fuera del foco principal del partido. Pero hay que saber estar en ese plano y relucir. Y para eso el Atlético también tiene aprendido el papel.
De ahí que Fernando Torres tuviera su mejor oportunidad del partido a partir de una acción de contragolpe. Su golpeó al poste inspiró a Guardiola a que transformase el dibujo de su equipo en un 3-4-3 en el que Saúl retrasó algo más su posición para tratar de compensar esa posible superioridad en tres cuartos de campo. Sin embargo, dos acciones seguidas en las que acabó tendido en el suelo acabaron con su cambio por Thomas a falta de siete minutos para el final del partido. El público le aplaudió como se aplaude a los domadores de bestias, con admiración y envidia.
Torres: "Mi tiro al palo fue una pena. Toca seguir luchando"
Los números del Atlético de Simeone están actualizando sin descanso la enciclopedia rojiblanca. Con El Cholo en el banquillo, el Vicente Calderón es un fortín en Europa: 13 victorias, tres empates y una sola derrota (ante el Benfica) en 17 partidos de Champions. En 14 de ellos además con la portería a cero.
Se enfrentaban dos murallas. El Atlético no ha recibido goles en 33 de sus 52 partidos de esta temporada (30 con Oblak de portero y 3 con Moyà). El Bayern no había recibido goles en 28 de sus 47 partidos anteriores (27 con Neuer de portero y uno con Ulreich). Pero Saúl encontró una rendija en el dique alemán y con un eslalon prodigioso batió a Neuer.
A la vuelta de los vestuarios, un zapatazo de Alaba desde 40 metros se estrelló en el larguero de Oblak y, poco después, Torres tuvo el 2-0. Su sutileza con el exterior de la pierna derecha también tocó madera. "Ha sido una noche fantástica, pero ya toca pensar en lo que nos viene. Saúl es un espectáculo y ha hecho un golazo. Mi tiro al palo fue una pena. Hay que seguir remando, luchando y peleando. Hay que seguir sufriendo", contó El Niñotras el partido.
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