Randolph envía al Barça a Rusia
El pívot estadounidense decide con una soberbia exhibición y el Lokomotiv y los azulgrana se jugarán el billete para la ‘final four’ en Krasnodar
Anthony Randolph envió el duelo entre el Loko y el Barcelona al quinto y definitivo asalto. El Palau no decidió esta vez. Lo hizo el espléndido pívot, o lo que sea porque juega como tal pero también como cañonero, o lo que se tercie. El jugador estadounidense, aunque nacido en Alemania y con seis años de experiencia en la NBA, cuajó un partido excepcional. Y fue a más a medida que pasaban los minutos, implacable, infalible, demoledor. No tuvo quien le echara el lazo, ni cuando tiraba desde fuera, ni cuando machaba dentro. Acabó con 28 puntos, 10 en la prórroga, siete rebotes y dos asistencias.
BARCELONA, 80; LOKOMOTIV, 92
Barcelona Lassa: Satoransky (10), Navarro (19), Perperoglou (13), Doellman (9), Tomic (18) –equipo inicial-; Pau Ribas (0), Abrines (7), Samuels (4), Oleson (0) y Arroyo (0).
Lokomotiv Kuban: Delaney (15), Bykov (2), Broekhoff (0), Claver (17), Randolph (28) –equipo inicial-; Singleton (14), Draper (4), Zubkov (2) y Janning (10).
Parciales: 19-21, 16-19, 19-11, 22-25 y, en la prórroga, 4-16.
Árbitros: Radovic (Croacia), Ryzhyk (Ucrania) y Jovcic (Serbia). Eliminaron por faltas a Singleton (m.39).
Palau Blaugrana. 7.083 espectadores. Cuarto partido de la eliminatoria de cuartos de final. La serie está empatada a dos y se decidirá el día 26 de abril en Krasnodar.
Navarro mantuvo un pulso de altos vuelos con él en los últimos minutos del partido. Incluso un cara a cara directo, porque el capitán azulgrana logró la canasta que forzó la prórroga en un cara a cara con Randolph. Caracoleó Navarro, simuló que se iba para adentro, se topó con Randolph, se dio media vuelta, dio un paso atrás y envió un tiro por elevación que empató el partido a 76. Todo parecía dispuesto para que el Barcelona rematara su pase a la final four de Berlín.
Sucedió todo lo contrario. Randolph se superó y llevó en volandas al Loko, más certero y desenvuelto de lo que había estado durante los 40 minutos anteriores. Dominó durante muchas fases, a pesar del hervor del Palau, en un partido plagado de vaivenes emocionales que se reflejaron en el marcador.
El Lokomotiv compareció desacomplejado, sin el más mínimo complejo tras su derrota y su mal partido del martes. Randolph hilvanó las acciones con ese estilo suyo, sobrado de clase, con capacidad para botar, culebrear entre los defensas, lanzar desde fuera o postear. Un pívot atípico, difícil de frenar para Tomic y Samuels. De alguna manera ya contaba con eso la defensa del Barcelona. Pero emergió Claver y la desestabilizó. El jugador valenciano se resarció de su nefasta actuación en el tercer duelo. Esta vez fue desequilibrante durante muchos minutos. Anotó, defendió, reboteó, jugó de tres, de cuatro, espléndido en todos los aspectos del juego. Y Singleton se constituyó en otro complemento ideal en el interior de la zona del Loko, a ratos como relevo de Randolph, a ratos haciendo pareja con él.
El Barcelona empezó errático con los tiros libres, lento en las transiciones, sin un buen ritmo de juego. El Loko marcó el paso. La defensa le dio réditos al Barcelona. Y cuando entraron los primeros triples, de Doellman y Abrines, se produjo el primer vuelco, del 10-16 al 25-21. Las pérdidas del Loko le causaron muchos problemas. Y Singleton fue castigado con una falta técnica. Pero el Barcelona no conseguía acomodarse a las exigencias del partido. Satoransky no estuvo fino, Arroyo ha perdido muchos enteros, no pasa por su mejor momento o no logra que Pascual le dé la continuidad necesaria.
Los vaivenes se repitieron, pero el tercer cuarto empezó con igualdad. Hasta que un par de pérdidas consecutivas del Barcelona le obligaron a ir a remolque. Se escapó ligeramente el Lokomotiv con un triple de Delaney (60-65). El equipo ruso manejó la situación con nervios de acero. La embestida del Barcelona fue como suele en estas circunstancias. Tomic fue su bastión y penalizó la defensa del Loko con faltas y algún dos más uno. La diferencia fue estrechándose. Empezó la ruleta de los tiros libres a la que se encomendó Xavi Pascual. Randolph falló uno de ellos cuando faltaban doce segundos.
El Barcelona estaba a tiro de canasta para forzar la prórroga. Y Navarro, espléndido, líder como siempre, fue implacable en la penúltima acción en la que igualó a 76. Quedaban dos segundos, pero Delaney, muy apurado por el tiempo, falló. No importó. Ni eso ni la eliminación de Singleton por faltas personales. A fin de cuentas, Randolph había dejado lo mejor de su repertorio para una prórroga en la que estuvo inconmensurable. El Barcelona pensaba ya en el viaje a Berlín, pero ahora se encuentra con una inacabable y trascendental excursión a Krasnodar, embutida entre dos partidos de aúpa, en la Liga Endesa y en el Palau, ante el Madrid y ante el Baskonia.
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