La cuerda se rompió en Malmoe
El balonmano masculino, condicionado por una liga deprimida y la crisis económica, cierra un ciclo histórico y afronta el relevo generacional. No participará en los Juegos por primera vez en 40 años
Se veía venir, dicen unos; fue una cuestión de mala suerte, explican otros; o, sencillamente, tanto fue el cántaro a la fuente que al final se rompió, dice el refrán. El caso es que después de firmar una secuencia histórica, de comparecer nueve veces consecutivas en una cita olímpica y de ser uno de los deportes que más medallas ha reportado a España en las últimas dos décadas –12 metales en ese periodo–, el equipo masculino de balonmano no acudirá el próximo verano a los Juegos de Río. Una ausencia que no se producía desde hacía 40 años, cuando no se subió al tren para la cita de Montreal, en 1976.
España se quedó a un tris, a solo un gol, pero falló recientemente en el Preolímpico de Suecia y ahora es turno de penitencia para un deporte que padece desde hace años y que encontraba en los éxitos de su selección el mejor de los consuelos. No deja de ser paradójico que se prive de la fiesta a un equipo que entre un ciclo olímpico y otro ha obtenido un Mundial, una plata europea y otro bronce continental, pero lo cierto es que desde hace mucho tiempo el balonmano vive en un permanente ejercicio de funambulismo.
“La gente no puede imaginarse realmente cuánto duele esto. Los Juegos eran nuestra gran oportunidad, nuestro mejor escaparete para el público”, lamenta Joan Cañellas, uno de los líderes del vestuario. “Somos una pequeña familia y esto supone un golpe durísimo. De todos modos, lo que hemos hecho en los últimos años es algo excepcional y la gente debe ser consciente de ello. Eso hay que dejarlo claro, que en el contexto en el que está el balonmano en España hayamos conseguido esos resultados tiene mucho valor”, agrega.
Por edad, muchos de los protagonistas de los triunfos de los últimos años no estarán en los Juegos de 2020. Ellos son los que han tirado del carro en estos tiempos de penurias y la regeneración pinta complicada. “La liga es amateur y la situación es la que es. Hemos estado milagrosamente por encima de lo que se merece este deporte actualmente en España”, describe el lateral del Kiel. “Es un palo. Repercute en nuestra imagen y también en lo económico, porque durante los próximos cuatro años la beca ADO bajará radicalmente”, apostilla el guardameta Jota Hombrados, histórico que ahora apura su carrera en las filas del Guadalajara.
“En teoría, este equipo se irá desmembrando poco a poco y lo lógico sería empezar a trabajar con gente más joven. Eso exige un nuevo rodaje y será muy difícil lograr éxitos a corto plazo”, argumenta el portero, que a su vez lamenta que no se tuviera el músculo económico suficiente para albergar el Preolímpico –la Federación Internacional (IHF) interpuso criterios monetarios, no deportivos– y el estado actual de la Liga Asobal: “No hemos sabido modernizarnos, nos hemos quedado muy cortos. En los últimos años hemos sumado uno o dos y deberíamos haber sumado 10… No es el fin del mundo, pero el golpe es fuerte”.
Hemos estado milagrosamente por encima de lo que se merece este deporte hoy día en España” Joan Cañellas
Desde las instituciones, mientras, se defiende la labor realizada a lo largo de un proceso que, entienden, requiere de mucho más tiempo. “Esto nos obligará a un esfuerzo adicional. Los Juegos dan una visibilidad enorme y no la vamos a tener. Estábamos mal acostumbrados, pero no es un fracaso. Quizá sea un buen momento para cambiar el paso. Y, por los menos, las chicas sí estarán en Río”, expone Adolfo Aragonés, presidente de la Asobal. “En este país falta cultura del deporte. En otros lugares el apoyo gubernamental es superior”, interviene Francisco Blázquez, presidente de la Real Federación Española de Balonmano (RFEB).
“En España todo el mundo obliga, pero deberían preguntarse cuál es el nivel real del balonmano allí, qué pabellones tenemos y qué medios tenemos con respecto a otros países”, concluye Cañellas, una figura que hace tres años se vio forzado a emigrar por la descomposición del Atlético. Su historia es la de muchos otros. Eran ya muchos años de equilibrismo. Y la cuerda terminó rompiéndose en Malmoe.
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