El discutido récord de los Warriors

La NBA es un universo del deporte plagado de récords. Se valora cada matiz del juego, se comparan todos los parámetros y se diseccionan también en el túnel del tiempo, de manera que se ponen en pie de igualdad las gestas de Bill Russell (jugó entre 1959 y 1967) hasta LeBron James (2003- 2016) pasando por las de Wilt Chamberlain (retirado en 1973), Abdul Jabbar (1989), Larry Bird (1992), Magic Johnson (1996) o Michael Jordan (2003), por citar a los seis primeros en la lista de los mejores de todos los tiempos que elabora la ESPN. Lo mismo sucede con los equipos. El récord de victorias en una misma temporada batido por los Golden State Warriors —73 triunfos tras imponerse en el último partido a Memphis por 125-104— era uno de los más cotizados, el que más, obviamente, títulos aparte. Remitía a la marca establecida por un equipo legendario, los Chicago Bulls de Michael Jordan.

Jackson hubiera puesto a Jordan sobre Curry, a Pippen sobre Thompson y a Rodman sobre Green. Como decimos en EE UU: ‘game over’

Dan Peterson

Durante muchos años se aceptó como un dogma que nadie iba a superar las 72 victorias de aquel histequipo de la temporada 1995- 1996, que Phil Jackson dirigía hacía el cuarto de sus seis títulos en ocho años. Hasta que los Warriors empezaron esta campaña como un cohete: ganaron sus 24 primeros partidos y, a media temporada, solo habían perdido cuatro. Las comparaciones son inevitables. “En unos playoffs les batiríamos por 4-0”, sentenció Scottie Pippen, una de las estrellas de aquellos Bulls. Se basó en la teórica superioridad defensiva de su equipo.

Dan Peterson, exentrenador estadounidense con amplia experiencia en el baloncesto italiano de las mejores épocas y ahora analista, respaldó su opinión: “No tengo dudas. La NBA era mucho más fuerte hace 20 años, antes de la invasión de los chavales de 18 años salidos directamente desde el instituto. Phil Jackson hubiera puesto a Jordan sobre Curry, a Pippen sobre Klay Thompson y a Rodman sobre Draymond Green. Como decimos en Estados Unidos: game over”, escribió en La Gazzetta dello Sport.

Ahora estoy deseando ver qué hacen en los ‘playoffs’ Michael Jordan

La presión sobre los Warriors empezó semanas antes de que se entreviera la posibilidad del récord. Es un equipo que maravilla por su estilo, rápido, ofensivo, muy dinámico, con muchos registros, también defensivos. Sus jugadores parecen no dosificarse, ignorar el desgaste que comporta la larga temporada regular. Hubo quien relativizó su dominio —ha concluido con seis derrotas menos que los Spurs y 16 menos que los Cavaliers— y considera más inteligente y productiva la estrategia de San Antonio, otro gran candidato al título. Es sabido el criterio de su entrenador, Gregg Popovich. Prefiere dosificar a sus jugadores, y dejar fuera de algún partido incluso a todo su quinteto titular. La NBA, que prioriza el espectáculo, le ha multado en varias ocasiones por considerar que lo perjudica. A Steve Kerr, el entrenador de los Warriors, jugador en los Bulls de Jordan, se le insinuó si no era preferible dosificar también a sus figuras. Kerr, que ya limita a una media de 34 minutos de juego a Curry, Green y Thompson, estuvo tentado de imitar el criterio reservón de Popovich.

Curry salió a la palestra: “¿Por qué no íbamos a aprovechar una oportunidad que tal vez no volveremos a tener? Somos un equipo que está escribiendo la historia”. Baby Face firmó diez triples ante Memphis y acumula 402 esta temporada, otro récord excepcional si se tiene en cuenta que la anterior marca la poseía él mismo con 286.

Nada es suficiente para quienes ya pusieron en tela de juicio el anillo de los Warriors hace un año, aduciendo la colección de bajas de Cleveland en la final. Michael Jordan les ha felicitado tras batir el récord, pero en una coletilla desliza: “Ahora estoy deseando ver qué hacen en los playoffs”. “Los Warriors tienen un equipo temible, han sido algo bueno para la NBA, pero no van a ganar el anillo”, vaticina la exfigura, Charles Barkley. Un año atrás dijo lo mismo. Tuvo que disculparse.