“Johan demostró que tenía razón”
Toshack, Sacchi, Lippi, Bilardo, Zico y Del Bosque ensalzan la idea de Cruyff que define ahora el modelo del Barcelona
Es el único que puede presumir de haber estado en el Olimpo del fútbol por dos veces, por lo que hacía con las botas primero y por lo que enseñó desde el banquillo después. Tan profunda es la huella de Johan Cruyff (1947 -2016) que el cruyffismo no es la predilección por su figura sino que es la conformidad con una manera de entender el juego expresada el último cuarto de siglo por el Barcelona, el Ajax, la selección española y hasta la alemana.
Antes fue el ‘14’. Johan fue capaz de jugar en cualquier zona del campo y ser resolutivo igualmente. “Yo jugaba en el Liverpool y en 1976 nos medimos en la UEFA”, cuenta John Benjamin Toshack, extécnico del Madrid y ahora en el Wydad Casablanca marroquí; “les ganamos pero entendí que era un elegido de la pelota”. Así lo ve Marcello Lippi, conquistador de una Copa de Europa con la Juve (1996) y del Mundial 2006 con Italia: “Cruyff era la genialidad”. Toma la palabra Arrigo Sacchi, creador de un Milan arrebatador al final de la década de los 80: “Eso es porque después de Di Stéfano fue el primero en darle al fútbol un concepto colectivo. No tenía la técnica de Puskas, por ejemplo, pero su forma de jugar multiplicó las soluciones. Cuando jugaba me parecía que la tele era demasiado pequeña para ver el espectáculo”. Le sigue Carlos Salvador Bilardo, ganador del Mundial 1986 con Argentina: “Estaba en todas partes; era un auténtico todocampista”. Se posiciona el seleccionador Vicente del Bosque: “Era bueno técnicamente, tenía agilidad e inteligencia, destacaba en lo físico y hasta iba bien de cabeza. Era casi un entrenador sobre el césped”. Y remata Zico, estrella del Brasil del 82 y entrenador del Goa de la India: “Está entre los cinco mejores que he visto jugar junto a Pelé, Garrincha, Maradona y Beckenbauer”.
Cuando jugaba me parecía que la tele era demasiado pequeña para ver el espectáculo Arrigo Sacchi
El sello desde el banquillo. Tras un paso de tres cursos por el Ajax, Cruyff llegó de nuevo al Barcelona en 1988. “Y su idea era grande porque no quería ganar por equivocación del rival, sino que prefería ser protagonista y dueño del césped. La estética era imprescindible para él y creo que no le gustaba el triunfo sin belleza”, señala Sacchi. “Era un modelo rompedor. En Brasil, Argentina o cualquier rincón del mundo la gente del fútbol hablaba sobre su idea”, resuelve Bilardo. “Tenía impronta, tenía metodología y basta con oír a Guardiola para entender lo que hacía”, añade Lippi. “Fue capaz de darle un sello al Barcelona. Instaló una forma de jugar que con el tiempo ha ido cambiando en cuanto al sistema, pero no en el estilo. Aunque no es muy diferente de la del Madrid porque se trata de llevar la iniciativa para atacar en espacios pequeños y defender en campo grande”, apunta Del Bosque.
La testarudez hecha persona. El presidente Josep Lluís Núñez no le despidió en 1990 por poco, salvado por la campana con la Copa. “Si no me gana igual no hubiese existido el Dream Team”, asume Toshack. “Sabía lo que había que hacer y el tiempo se puso de su lado. Tenía clara la filosofía, el modo de tener el balón y de atacar, e incluso de defender con tres defensas”, expone Lippi. “Quería velocidad, aprovechar la fuerza del colectivo sobre el individuo, conseguir la posesión y mezclarla con el ataque vertical. Y se las ingenió para evolucionar el fútbol”, explica Sacchi. “Fue grande porque traspasó ese espíritu de liderazgo al banquillo y todo su talento en beneficio del equipo”, apunta Zico. “Tuvo que soportar algunas derrotas de vergüenza… Pero sabía que para convencer a la gente, tenía que sufrir. Estaba tan convencido de sí mismo (ese era su don) y era tan cabezota, que no paró hasta demostrar que tenía razón”, añade Toshack.
Si no me gana igual no hubiese existido el Dream Team John Benjamin Toshack
El Dream Team y se acabó. “Durante 34 años no disfruté jamás de vacaciones en enero. ¿Cuánto durará? No tengo ni idea. Pero poder viajar, ir a esquiar y olvidar cosas... ¡Es fantástico!”, dijo en 1997, un año después de ser despedido por Núñez. Nunca volvió, a excepción de la selección catalana de 2009 a 2013. “Tanto de jugador como de DT [director técnico] siempre pusieron la mirada y la presión sobre él… Y es difícil soportar la crítica. Todos opinan de fútbol, pero antes de hacerlo, deberían mirar la carrera de uno”, conviene Bilardo. “Se desgastó en demostrar su carácter y fortaleza. Después de lo que pasó en el Barcelona no quiso seguir”, opina Toshack. “Pero nadie le quitará que dejó un sello en el tiempo”, resuelve Lippi. “Sí porque los inteligentes que quieren tener éxito siguen su libro de jugadas”, añade Zico. “Estaba 10 años adelantado a su época, pero seguro que podría haber evolucionado más la idea”, replica Sacchi; “porque el fútbol es evolución y él sabía cómo hacerla”.
Un maestro del balón. Van Basten, Rijkaard, Koeman, Stoichkov, Valverde, Lopetegui, Milla, Abelardo, Ferrer, Guardiola… Decenas de sus pupilos se han hecho técnicos. “Nos hizo creer que podíamos dominar una cosa tan compleja como el fútbol”, revela Guardiola. “Es una consecuencia directa de lo que enseñaba y cómo lo hacía. Todos los jugadores han tenido referentes únicos y él lo ha sido para muchos”, cuenta Bilardo. “No es una coincidencia. Camacho, García Remón, yo… bebimos de las fuentes de la escuela yugoslava con Boskov y Miljanic. Eran la novedad y la frontera entre un antes y un después. Pues con Cruyff pasó lo mismo en el Barça”, aclara Del Bosque. “Logró traspasar su conocimiento a los que dirigió y consiguió formar a unos cuantos de los mejores entrenadores que existen en la actualidad, como es el caso de Guardiola”, abunda Zico. Y Sacchi cierra: “Ofreció una idea de la que se envolvieron muchos jugadores. Normal porque el fútbol total ha sido el protagonista en los últimos 40 años. Aunque se ha mejorado la idea con los años en el Ajax, en mi Milan y después en el Barcelona”. Una idea que Rinus Michels pergeñó y Cruyff prolongó en el tiempo.
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