Buffon y Casillas, mitos dispares

Bajando por la escalerilla del avión que aterrizó el miércoles en el aeropuerto de Udine, Iker Casillas transmitía la jovialidad de un juvenil. Una imagen acorde con la paz interior que dice haber encontrado tras su agria salida del Real Madrid. Horas después, en la sala de prensa del estadio Friuli, donde Italia y España miden hoy su estado de forma con vistas a la próxima Eurocopa, Gianluigi Buffon, se presentaba encorbatado y envuelto en el traje oficial de la selección. Su vestimenta realzaba una sobria elegancia italiana culminada por su mirada cristalina y azulada. Su tono de voz, la serenidad y el convencimiento en cada una de sus sentencias retumban entre la atención y el respeto de la prensa. “Hay una ley del fútbol que dice que el entrenador escoge a los jugadores para ganar, siempre, juego por méritos, si no, estaría en el banquillo”. El discurso que articula para hablar de los atentados terroristas de Bruselas es solemne. A su lado, el seleccionador italiano, Antonio Conte, escucha en silencio reverencial ante su reflexión. “Viendo la televisión he tenido una reacción menos fuerte que en los atentados de París y he pensado ¿ me estoy habituando a algo que no es normal?. Que la UEFA no suspenda la Eurocopa es una manera de no habituarse a lo que es inhumano”.

Buffon desprende el halo que confiere el aire de seres especiales que caracteriza a los porteros bajo palos, en el vestuario o en la calle. Él mismo admite que el día que escogió la posición fue porque le atraían la gorra, los guantes y la indumentaria diferenciada. Le atrajo del oficio de portero la distinción frente al resto, la posibilidad de ser el héroe solitario de un juego colectivo. Recientemente, nada más batir el record de imbatibilidad del fútbol italiano le dedicó una carta sentida y de agradecimiento a la portería. “Hace más de 25 años hice mis votos: juré protegerte y guardarte. He sido el escudo contra tus enemigos. Siempre he pensado en tu bien, anteponiéndolo al mío. Y todas las veces que me he girado a mirarte intenté sostener tu decepción con la cabeza alta pero sintiéndome en parte culpable.Tenía 12 años cuando le di la espalda a la portería.Y continuaré haciéndolo. Mientras las piernas, la cabeza y el corazón aguanten", escribió.

Con 38 años, Buffon no ve el fin de su carrera. Ni tampoco el declive de Casillas. “No es algo normal que nos hayamos enfrentado tantas veces. Hemos tenido suerte y hemos sido listos en elegir el rol correcto para jugar más tiempo. Significa que no hemos sido jugadores normales, hemos hecho algo más para seguir jugando hasta ahora”, afirma. A las preguntas de la prensa española sobre si a Casillas no se le respeta en España como a él en Italia responde apuntando a la naturalidad de los vaivenes de una diltada carrera. El respeto para la persona existe tanto para mí como para él. Luego se viven momentos difíciles y es normal que si un jugador ha dado siempre un rendimiento fantástico y luego tiene un bajón se le critique. Pero no es una falta de respeto, las criticas nos mantienen vivos y luego ahí en el campo, y allí solo estás tú y nadie más”.

Puede que el estadio Friuli de Udine sea el escenario de uno de los últi mos enfrentamientos entre Buffon y Casillas. Los números de uno y otro con sus selecciones realzan la envergadura del enfrentamiento y elevan deportivamente los méritos del guardameta español sobre los del portero que más admira. Casillas luce 165 internacionalidades y 93 goles encajados que arrojan un promedio de 0,56 por partido. Buffon ha sido 154 veces internacional y ha recibido 127 tantos para una media de 0,93 por partido. En 100 partidos el meta madrileño ha dejado su puerta a cero y en 62 lo ha hecho el portero nacido en Carrara. El palmarés internacional también le es favorable a Casillas: un Mundial, dos Eurocopas y tres Ligas de Campeones frente a una sola Copa del Mundo. En Italia hay una firme tradición de respeto por el mito de la portería que no se da en España. Es imposible que los aficionados de la Juventus silben algún día a Buffon por todo lo que les ha dado. Su mito descansa en paz, mientras que el de Casillas aún le esperan días de zozobra, pese a esa liberación que dice haber encontrado y reflejan sus pantalones cortos.