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Johnson, la mujer de los brazos con velcro, espera a España

España se mide a Estados Unidos, un equipo liderado por la mejor portera del mundo

Ashleigh Johnson.
Ashleigh Johnson.

Anni Espar llegó avisada por sus compañeras de equipo a la piscina californiana donde se disputaba un torneo amistoso en septiembre del 2011. Jugaban la Universidad de Hawai contra Princeton. “Verás la portera de las Tigers, no te lo vas a creer”, le dijeron. No exageraron. “Era increíble. Pensé: A esta mujer la vamos a sufrir mucho”, recuerda ahora. Y así fue. Poco después, ella y sus compañeras de la selección júnior española la padecieron en el Mundial de Volos (Grecia). “Lo paraba todo”, recuerda la española, que este miércoles, como el resto de la selección española, volverá a encarar a la portera norteamericana, un portento, reconocida desde el mundial de Kazán (Rusia) como la mejor del mundo. “Es increíble, a veces tengo la sensación de que tiene velcro en los brazos, las pelotas se le quedan pegadas”, se rinde Jennifer Pareja, capitana de una selección que volverá a tratar de superarla, esta vez en Gouda.

Después de la inesperada derrota ante Grecia en la primera jornada y de zafarse con la contundencia prevista de Japón (6-23) este martes, el partido contra Estados Unidos debe servir para recuperar sensaciones, más allá del resultado. Johnson lo va a poner difícil. Parece la portera perfecta. “Es muy alta y muy larga de brazos, su potencia de piernas le permite tener siempre muy buena colocación, es rápida en la reacción y salta mucho. Lo tiene todo”, le reconoce Miki Oca. “¡Saca pelotas de la escuadra!”, exclama Ester, la portera española. “¡Yo quiero ser como ella!”, dice entre risas antes de reconocerle que en la portería “parece que todas las paradas que hace sean fáciles y no, mete manos increíbles”. La madrileña Patri Herrera, admite: “¡Parece un pulpo!”. Portera suplente de la selección añade: “Lo hace todo muy fácil, es espectacular. Por su envergadura, salta y tapa toda la portería. Hay que buscarla abajo, cuando salta. Por arriba es muy difícil, llega a la escuadra sin saltar”. “Es muy buena técnicamente y mide como yo, es una portera enorme”, advierte Maica García, destacando el metro y 86 centímetros de altura de la portera de Florida, nacida hace 22 años y de raza negra.

“Es increíble, sí, tenemos que hacerle goles y se los vamos a hacer”, dice Marta Bach, que como Roser Tarragó también la descubrió en el mundial de Volos: “Da miedo, asusta, y por eso dudas y encoges el brazo. La clave esta en que su equipo defienda bien, es más fácil que la portera pare, si a la portera no la ayudas está vencida. Si seleccionas bien y armas bien el brazo, la portera es difícil que te lo pare. ¡Que se prepare!”, dice Tarragó. “Da miedo pero en los cortos es vulnerable, ahí tienes agujero”, dice positiva la zurda Pili Peña. “Al final, ante un buen tiro, si la engañas, no hay brazo que llegue. Pero ella es increíble”, dice Laura López.

La gente dice que siempre está donde van a tirar, pero es que anticipa el tiro, entiende dónde van a buscar el espacio Eric Lefevre, entrenador de Johnson en el instituto

Ashleigh Elizabeth Johnson fue elegida Jugadora del año en 2015, curso universitario en el que alcanzó las 329 paradas, con un promedio del 70% de disparos rechazados. Tiene todos los récords de paradas habidos y por haber de la historia de las ligas universitarias del waterpolo americano, entre ellos el de haber hecho más de 10 paradas en 16 partidos o alcanzar 22 contra la Washington School, superando su propio récord: 20, apenas días antes contra Long Beach.

Su entrenador en la High School de Ramson, Eric Lefevre, donde jugaba cuando de manera inusual se hizo un hueco en la selección saltándose todos los pasos, la definió como “físicamente “extraordinaria. Tiene una altura y un largo de brazos excelente, es flexible, y fuerte, y muy rápida en la reacción. Y la gente dice que siempre está donde van a tirar, pero es que anticipa el tiro, entiende dónde van a buscar el espacio”. Por eso, la temporada pasada, además, dio 22 asistencias desde la portería. Además, es campeona del estado de Florida de los 50 metros libres.

Medalla de oro en Londres 2012 –con 18 años fue suplente-, campeona del Mundo, dos veces de los panamericanos, y dos de la Copa del Mundo, solo con la absoluta yanqui, sus notas académicas, además, la señalan como una excelente estudiante y el año pasado alcanzó una puntuación de 30 sobre 36. Pero estuvo a punto de abandonar la selección al no poder pagar sus viajes de costa a costa. “Yo no puedo llamar a casa y pedir 800 dólares cada vez que los necesito”, admitió. “Amo el waterpolo pero necesito estudiar, tengo que pensar en el futuro”, dijo.

Para entender su fuerza de voluntad hay que conocer a su madre, una enfermera, separada, que sacó adelante sola a cinco hijos. Chelsea, su hermana pequeña, también juega a waterpolo, de boya; tiene tres hermanos más: Blake, Julius y William. “Mi hija es dulce y obediente, en la piscina se transforma”, asegura Donna Johnson, la madre, nacida en Kingston (Jamaica), al hablar de su niña, que juega de portera, con el 10 en el gorro.

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