Hoeness sale en libertad condicional tras 21 meses de prisión
El expresidente del Bayern, condenado en 2014 a tres años por evasión fiscal, ha cumplido la mitad de la pena
Después de vivir 21 meses en calidad de reo, primero en la cárcel de Landsberg (un recinto donde también estuvo preso Adolf Hitler en 1924) y posteriormente en Rothenfeld (un penal donde gozaba de libertad de movimiento durante el día), Ulli Hoeness salió este lunes en libertad condicional. Una situación legal que le permitirá buscar nuevamente un lugar de honor en el deporte alemán y posiblemente en el seno del Bayern de Múnich, donde ocupó el cargo de presidente del club. El preso más famoso del país abandonó la cárcel a las tres de la madrugada -una medida que le ahorró la ingrata labor de hacer declaraciones a la prensa- y fue recibido en su casa con una banda de música.
Aunque Hoeness ha guardado un riguroso silencio sobre lo que proyecta hacer en el futuro, tanto la prensa alemana como los ejecutivos del Bayern no descartan que el legendario ejecutivo bávaro intente regresar por la puerta principal al club de sus amores. Una posibilidad que fue comentada por Karl Heinz Rummenigge, el máximo ejecutivo del club. “Si él desea ser presidente, seguramente lo será”, dijoel directivo; “no he hablado con él sobre sus planes. Lo único que sé es que desea hacer vacaciones y después tomará una decisión”.
El propio Hoeness había dicho a la revista Kicker que tenía previsto gozar del fútbol, regresar a los estadios como un hincha más y que, a más tardar el próximo 1 de julio, daría a conocer sus planes. Por el momento, lo único que se sabe de él es que abandonó la cárcel cargado de regalos que le ofrecieron sus compañeros del penal, con varios kilos menos y con el rostro demacrado, pero sin ocultar una cierta satisfacción ante la perspectiva de poder volver a ser un hombre honorable.
Antes de abandonar el recinto penitenciario de Rothenfeld, Hoennes dejó saber que había donado su sueldo de reo, una suma de cinco dígitos, al FC Bayern Hilfe e.V, una organización benéfica del club. La salida de la cárcel del legendario ejecutivo del Bayern no estuvo exenta de polémica y cuando las autoridades judiciales de Múnich anunciaron hace un mes que Hoennes podía recuperar la libertad después de pasar solo 21 meses en la cárcel, la prensa alemana sugirió que la medida sentaba un mal precedente en la nación.
Una reportera de tribunales del periódico Süddeutsche Zeitung resumió la decisión con una frase lapidaria: “La decisión es una señal fatal porque entierra la creencia de la población que cree que la justicia es igual para todos”. Según la práctica legal., Hoeness tenía derecho a recuperar su libertad después de cumplir dos tercios de la sentencia que era de tres años y medio, y no a la mitad. Pero las autoridades judiciales de Múnich justificaron la medida con el buen comportamiento en prisión, la personalidad del reo, su pasado y las circunstancias por las que había sido condenado. “A pesar de su posición, el señor Ulli Hoennes se integró en la comunidad de los presos”, señalaron.
A comienzos de 2015, Hoennes fue traslado al penal de Rothenfeld, donde solo tenía que pasar las noches en la cárcel y durante el día trabajaba en la cantera del club. Este hecho también fue tomado en cuenta por las autoridades judiciales, que señalaron que durante sus salidas diarias no se habían registrado incidentes y que el reo también había saldado con el pago de 43 millones de euros, el daño que le había causado al fisco alemán, al esconder sus transacciones en la bolsa y el dinero negro que tenía depositado en un banco suizo.
Ulli Hoennes, un hombre que había gozado durante años de la fama de ser una especie de instancia moral de la nación, generoso con los desposeídos y una persona que no vacilaba en denunciar las injusticias sociales de su país, fue condenado en marzo de 2014 a una pena de tres años y medio de cárcel a causa de dos delitos, uno legal y otro moral, que cometió el famoso exjugador.
Desde un punto de vista legal, el juez lo encontró culpable de haber cometido el grave delito de evasión de impuestos por un valor de 27,2 millones de euros. La dura sentencia también castigo, de forma inoficial, la doble personalidad que ocultaba el ejecutivo. Ante el público, Hoennes era un apóstol moral que predicaba la honradez y la injusticia, pero en sus horas oscuras se convertía en un furioso especulador que movía decenas de millones de dinero negro desde su cuenta secreta en Suiza.
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