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Luis Suárez nunca duerme

Un gol y una jugada del delantero uruguayo decantan a favor del Barcelona un partido muy bien jugado por Las Palmas

Ramon Besa
Luis Suárez bate a Javi Varas.
Luis Suárez bate a Javi Varas.Denis Doyle (Getty Images)

El artístico Barça se ha convertido en una máquina registradora, un equipo frío y calculador que empieza a descontar partidos después de sumar 32 jornadas invicto y poner distancia sobre el Atlético y el Madrid en la Liga. Ya no juega a fútbol sino que marca los goles necesarios para ganar los partidos, siempre pendiente de su tridente, expectante ahora de la Champions. El viaje a Las Palmas fue un engorro ante la salida que le aguarda mañana hacia Londres. El tiempo era especialmente desapacible y había mucho ruido en la ciudad con el Carnaval. Vestido con la zamarra azul eléctrico, a juego con las fiestas, el Barcelona se manejó bastante mal durante el encuentro, solo avalado por el marcador y la pegada de sus delanteros, y al final se entregó a la defensa del marco de Bravo. No cayó el empate por poco y por la misma regla de tres que no llegó la goleada del Barça. El encuentro se convirtió en una ruleta rusa y la hinchada abandonó el estadio contenta porque los azulgrana pedían la hora tres minutos antes de que pitara Del Cerro Grande.

Las Palmas había embrujado al Barça. No hay aficionado al fútbol que no quede hipnotizado por la cadencia del Las Palmas, más auténtico que nunca, ahora con Quique Setién. Hasta Luis Enrique, pendiente ya de las rotaciones, se dejó llevar por el compás tan parsimonioso como venenoso del equipo de Tana, Momo, Roque Mesa y Jonathan Viera. Son jugadores que tocan y pasan, muy sensibles con la pelota, a gusto cuando compiten con rivales que anteponen la técnica al físico, incluso si el adversario es el Barça de Messi. Ausentes Piqué y Busquets, los azulgrana perdieron consistencia, control e hilo y se entregaron a un ir y venir sin sentido, sobre todo por la permeabilidad de su línea media, una zona en la que no encuentra su sitio Arda. Muy distraídos, a los barcelonistas les faltó rigor, reiterativos en la pérdida del balón, sometidos muy a menudo por la incansable mecedora que es la UD Las Palmas.

El canario fue un equipo muy valiente porque defendió con un solo medio natural —Roque Mesa— y atacó con un ejército de volantes y media puntas, rematado por el contundente Willian José. No fue, sin embargo, más frágil que el Barcelona si se mide su productividad y sus llegadas, bien armado y colectivamente más interesante a veces que el Barça.

Irregulares, descosidos y desbravados, los azulgrana encontraron remedio a sus disfunciones en la agresividad de Suárez. No hay delantero que mantenga la tensión competitiva como el 9. No duerme ni cuando le cantan una nana en Las Palmas. El uruguayo dejó un gol nada más pisar el área, después de un centro preciso de Jordi Alba, habilitado por el desequilibrio de Iniesta (0-1), y asistió a Messi en el 1-2. Javi Varas, espléndido en el rechazo del tiro del 10, nada pudo hacer ante el remate posterior de Neymar.

Las Palmas jugó siempre igual, pío, pío, con 0-0, 0-1, 1-1 y 1-2. Los locales pusieron más interés, protagonizaron varias llegadas y marcaron un tanto exquisito por el taconazo de Viera y la definición de Willian José después de un mal cierre de Alba.

A Luis Enrique no le quedó más remedio que intervenir para equilibrar la formación con la entrada de Rakitic, un futbolista que calza mejor como volante derecho que Arda. Aunque continuó siendo discontinuo e impreciso, el Barça se organizó mejor y se entregó al contragolpe, a una transición definitiva, confiado en el oportunismo de Suárez, protagonista del choque, decisivo en el marcador y en los errores, sobre todo en un cabezazo a boca de gol y en un disparo al cuerpo de Varas. El uruguayo no acertó y el partido quedó abierto hasta la prolongación, más peligroso si cabe para el Barça por la entrada de Araujo y la retirada de Sergi Roberto. Mascherano pasó al medio campo y el encuentro perdió encanto, se tornó farragoso, con posesiones alternas, pendiente de una intervención última de Araujo o de Messi.

El 10, sin embargo, no entra en juego contra Las Palmas. Ya se lesionó en el Camp Nou y en el estadio Gran Canaria tampoco pudo con Javi Varas. Y al chino Araujo se le escapó por un dedo un disparo ajustado al poste derecho de Bravo, intranquilo porque su equipo no ponía la atención que debía, especulaba en exceso ante un contrario interesante a pesar de las bajas, reconocible como UD. Los canarios rondaron tanto el gol como Neymar, Messi y Suárez, que ya lleva 41, 25 en la Liga.

El tridente juega siempre, en el Camp Nou y en Las Palmas. A cambio garantiza los goles y la victoria, bonita o fea, jugando bien, mal o regular, siempre fiables, imposibles para equipos bonitos como Las Palmas.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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