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Nadal se concede una tregua

Tras las dudas ofrecidas en Buenos Aires, el balear se estrena en Río con un triunfo sólido ante Carreño

Alejandro Ciriza
Nadal devuelve la pelota ante Carreño.
Nadal devuelve la pelota ante Carreño.Buda Mendes (Getty)

Lluvia, barro, tregua. Los tres elementos de forma concatenada. La primera velada de Rafael Nadal en Río de Janeiro ofreció un poco de todo eso: el agua, protagonista, demoró en más de una hora el duelo con Pablo Carreño (6-1 y 6-4, después de una hora y 20 minutos); la pista, de por sí pesada y pastosa, terminó convirtiéndose prácticamente en un tapete de barro; y el número cinco, después de varias actuaciones dudosas y un resbalón notable en la arena de Buenos Aires, por fin selló un triunfo sin sobresaltos ni aristas que le conduce hasta un pulso con Nicolás Almagro (6-1, 3-6 y 6-4 a Daniel Muñoz de la Nava).

Después de lo ocurrido en Argentina la semana anterior, donde ofreció más sombras que otra cosa y de donde se marchó por la puerta falsa –desperdició una bola de partido en las semifinales frente al austriaco Dominic Thiem, su verdugo–, Nadal obtuvo un sólido triunfo ante el asturiano Carreño (24 años, 66º del mundo). Probablemente, la mejor noticia posible para el balear en estos tiempos difíciles en los que ante todo compite, más allá del adversario de turno, contra sí mismo y su reloj biológico. 

Ferrer, defensor del título, bate al chileno Nicolás Jarry (6-3 y 7-6) y se cita con Albert Ramos

La noche, marcada por la lluvia –interrumpió el encuentro más de una hora, durante el receso del primer parcial al segundo–, no estaba para excesivas florituras. Empapado, el polvo de ladrillo absorbía la pelota y ralentizaba su vuelo; por eso, nada de alharacas ni grandes demostraciones. Nadal quiso resolver el cruce por la vía práctica y así lo hizo. Carreño también puso de su parte. Si el mes pasado le tuteó a Nadal en Doha, esta vez su resistencia fue más bien escasa.   

No hubo color en el primer parcial, en el que el gijonés tan solo supo defender su segundo turno de servicio, y muy poco en el segundo, en el que Nadal apagó cualquier indicio de conato con un juego bastante más controlado del que desplegó en Buenos Aires hace unos días. Sigue sin verse a un gran Nadal, al campeón intimidatorio o al jugador que levantó la cabeza en la recta final del pasado curso, pero al menos en esta ocasión evitó cualquier incendio y mostró un punto más de decisión, mayor temple.

Ha sido un buen test para empezar. Estoy contento, las condiciones eran complicadas

Redujo a añicos los segundos servicios de Carreño (este solo retuvo el 37% de los puntos con segundos saques) y puntada a puntada (5/7 en opciones de quiebre, 5/8 en la red, 59% de puntos con primeros y 58% con segundos) caminó con firmeza sobre el barro carioca. Ahora, este jueves, se topará con Almagro. Entre los dos, un abismo: 13-1 a favor del primero; el murciano solo pudo vencerle hace dos años, en la tierra del Godó.

Por otra parte, la jornada también deparó el triunfo de David Ferrer. El alicantino, defensor del título conquistado hace un año, al batir en la final al italiano Fabio Fognini, batió al chileno Nicolás Jarry (6-3 y 7-6), aunque sufrió más de lo previsto y tuvo que levantar cinco puntos de set en contra en el segundo set para forzar el tie break. Le espera ahora Albert Ramos, clasificado por el abandono del serbio Dusan Lajovic.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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