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Williams adormece al Getafe

Un tanto de cabeza del delantero otorga la victoria a un Athletic que acabó arrinconado en su área

Gorka Pérez
Williams pelea un balón con Moi Gómez y Lago.
Williams pelea un balón con Moi Gómez y Lago.J.P. Gandul (EFE)

No marcó Aduriz, pero hubo un gol de Aduriz. Lo anotó esta vez Williams, al más puro estilo de su compañero. De cabeza, suavecita, pegada al palo. De tanto ver esa ejecución parece que se contagia. Lo hizo en un arrebato ofensivo del conjunto rojiblanco, tan dado a la ráfaga como a la exposición reposada. Le bastó ante un Getafe intenso, que no tiró la toalla y que tuvo sus oportunidades para darle la vuelta al marcador. Pero no lo hizo y se quedó con esa sensación tan amarga de quien se despierta sin tiempo de coger el tren.

El partido reflejó el comportamiento habitual de ambos equipos. Al Athletic le gusta atacar por la banda derecha. También por la izquierda, pero le tiene cierto gusto a su lado diestro. Por ahí se movió con tranquilidad Iñaki Williams, un proyecto de delantero centro que ha acabado transformándose en el mejor de los extremos del equipo rojiblanco. Su velocidad y capacidad de desmarque, un tesoro para Valverde, sacaron de quicio a Roberto Lago, que en ningún momento supo si era mejor marcarle de cerca o esperarle en el tramo final de la carrera. Lo cierto es que en alguna ocasión también le tocó al rojiblanco correr hacia atrás persiguiendo a su marcador, aunque en el cómputo total Williams se llevó la palma.

Sin embargo, la internada más productiva de todas, al menos en la primera parte, se produjo por el lado izquierdo. Sabin Merino, que había perdonado dos ocasiones de esas que persiguen a los delanteros hasta el vestuario, acabó entregando la pelota a Balenziaga para que este centrara en carrera. El balón llegó hasta la cabeza de Williams que sin apenas despegarse del suelo giró el cuello lo suficiente para colocar el balón alejado de los guantes de Guaita. La estampa fue contemplada desde la distancia por Aduriz, que tantas veces se ha visto en el centro del remate y que ahora observaba cómo su habitual surtidor era quien se llevaba la gloria del gol.

El Getafe, que arrancó el partido con gusto, tocando la pelota sin nerviosismo y bloqueando la presión alta del Athletic, se despegó súbitamente del partido y se encontró superado por la llegada de los jugadores de segunda línea del Athletic. Eraso se encargó de bloquear a Lacen, seguramente uno de los pocos futbolistas azulones con mejor criterio en la salida del balón. Sí tenía claro el conjunto de Escribá en que para llevar a cabo cualquier jugada de peligro, o cualquier contragolpe, era necesario que la pelota llegase hasta Pedro León. Sin embargo, el futbolista murciano, de golpeo exquisito, no llegó a complicar en exceso a la defensa del Athletic con ninguno de sus centros. Etxeita y Gurpegui formaban la pareja de defensas de los rojiblancos, y con la ayuda de San José unos metros por delante fueron capaces de despejar cualquier balón que oliera a peligro.

Rebajó algo el ritmo el Athletic en la segunda parte y se aprovechó el Getafe para asomar con frecuencia por el área de Iraizoz. A pesar de que no conseguía finalizar con frecuencia los ataques sí que comprometía a una defensa que pecó, sobre todo, a la hora de defender el juego por bajo. De hecho, Scepovic escenificó mejor que ningún otro semejante laguna en una jugada en la que se plantó con dos zancadas ante Iraizoz. El remate del serbio se topó con las piernas del portero rojiblanco en la mejor ocasión de los azulones durante todo el partido.

Cansado por tanta caminata Valverde dio descanso a Williams en introdujo en su lugar a Lekue, que se colocó junto a De Marcos reforzando la banda derecha. El cambio, a falta de 20 minutos para el final demostraba que el Athletic había dado por concluida su etapa ofensiva y decidía resguardarse dejando arriba la marca de Aduriz, el único jugador con permiso para no recular. Pero muchas veces reunir a varios jugadores en una zona no garantiza que esta quede vetada. Y lo demostró Víctor Rodriguez, autor del pase a Scepovic, que poco después se revolvió con habilidad y acabó rematando a portería aunque la pelota se fue alta tras golpear en un defensor rojiblanco.

Mientras Escribá metía a todo lo que olía a peligro en su banquillo Valverde hizo lo contrario y empezó a superpoblar la defensa. Laporte sustituyó a Merino y el equipo entendió el mensaje. Seguramente la asignatura de cerrar partidos siga quedándole pendiente al Athletic ya que Álvaro con una volea pudo tirar abajo lo que se presuponía una muralla. El Athletic acabó pidiendo la hora tras ver como el delantero español enviaba increíblemente el balón fuera a un palmo de la portería. Ese era el tren que buscaba el Getafe. Y como vino se fue.

Sobre la firma

Gorka Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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