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El Sevilla humilla al Betis

Los de Emery se clasifican de manera solvente para los cuartos de final tras machacar (4-0 y 6-0 en el cómputo global) a un rival descompuesto en un derbi sin historia

Rami y Konoplyanka celebran el segundo gol.Foto: atlas | Vídeo: José Manuel Vidal (EFE) / atlas
Rafael Pineda

Tremenda la cuesta abajo del Betis, bailado por el Sevilla en esta vuelta de octavos de la Copa, laminado por la tremenda superioridad de su eterno rival. Un mundo separa en estos momentos a los dos equipos de la capital de Andalucía. El Sevilla, sin necesitar de dar muestras de todo su potencial, reservando a futbolistas como Krychowiak o Gameiro, humilló a un Betis que hace aguas en todas sus líneas. Da pena ver al equipo verdiblanco, endeble en defensa, sin fútbol en el centro del campo, carente de intensidad y con un juego ausente. La apatía se traslada de los despachos al césped porque sus dirigentes toman una errónea decisión tras otra. Ahora, destituido Pepe Mel, el estreno de Juan Merino fue un auténtico calvario.

Esencialmente, porque el Betis no compite. Merino optó por colocar a sus mejores hombres a pesar del 0-2 de la ida y se encontró con un grupo de jugadores a los que les cuesta un mundo asimilar los conceptos fundamentales del juego. No es problema del Sevilla. Y más en un derbi. A los tres minutos, Reyes abrió una vía de agua en la débil zaga verdiblanca. Asistió a Mariano, quien centro al área para que entre Adán y Vargas permitieran que Reyes marcara casi a placer.

SEVILLA, 4 - BETIS, 0

Sevilla: Sergio Rico; Mariano, Rami, Kolo, Escudero; Nzonzi, Iborra; Reyes (Krohn-Dehli, m. 72), Banega (Kakuta, m. 63), Konoplyanka; y Llorente (Gameiro, m. 73).

Betis: Adán; Piccini, Pezzella, Bruno, Vargas; Digard (Kadir, m. 60), Ndiaye; Joaquín, Ceballos (Fabián, m. 46), Portillo; y Rubén Castro (Jorge Molina, m. 83).

Goles: 1-0. M. 3. Reyes. 2-0. M. 34. Rami. 3-0. M. 73. Gameiro. 4-0. M. 89. Kakuta.

Árbitro: Mateu Lahoz. Amonestó a Rubén Castro e Iborra.

Ramón Sánchez Pizjuán. 36.812 espectadores.

Con el gol, se perdió absolutamente cualquier posibilidad de sorpresa. El Betis, un flan, fue un juguete en manos de un Sevilla que jugó con absoluta comodidad, con Banega y Reyes en plan estrella, con el resto de sus futbolistas disfrutando de una noche de lo más plácida. Al Betis le costaba un mundo tener el balón, ahogado por la presión del Sevilla. Los futbolistas locales se pasaban el balón ante la mirada de sus jugadores, impotentes, imprecisos y con la cabeza perdida. Ni un atisbo de rabia, ni una rebelión de algún elemento con mando, caso de Joaquín o Rubén Castro, dos futbolistas a años luz de lo que alguna vez demostraron.

El segundo gol reflejó la pasividad de la zaga bética. Un balón parado al área verdiblanca mal defendido que recogió Rami en el segundo palo para batir con absoluta tranquilidad a Adán. Dos tiros a puerta del Sevilla, dos goles. Cuatro a cero en el global de la eliminatoria al descanso y un inmenso pesar en el ánimo de una hinchada vapuleada por el mal rendimiento de su equipo.

El Sevilla se apiadó del Betis en la segunda mitad. No apretó el acelerador, lo que permitió que los de Merino tuvieran el control del balón. Un dominio absolutamente irreal, ya que el encuentro había perdido cualquier ápice de intensidad. En el Betis salió un chaval, Fabián, que mostró ganas e ilusión, dos cualidades que se hacen muy necesarias en el equipo verdiblanco, ahora mismo un firma candidato a perderse en el abismo de la Segunda División a pesar de los 20 puntos que atesora en su casillero. El Betis, un alma en pena, padece una planificación delirante, con fichajes como los de Van der Vaart, que se quedó en la grada de Nervión.

Con el Sánchez Pizjuán convertido en una fiesta, Emery comenzó a pensar en el próximo partido de Liga ante el Málaga, competición en la que el Sevilla debe mejorar para pelear por la cuarta plaza. Salió Banega, pero entró Gameiro, que no perdonó en la primera que tuvo después de sustituir a Llorente, en un lamentable estado de forma y la única nota negativa en el buen y cómodo partido del Sevilla.

Cansados de la humillación, los aficionados béticos se marcharon después del tercer gol, obra de Gameiro. Su Betis había firmado uno de los capítulos más dolorosos de su historia, con gol de Kakuta para redondear un 4-0 implacable. En el global, 6-0.

"Pedimos perdón"

R. P.

R. P.Antonio Adán, uno de los capitanes del Betis, tuvo la valentía de analizar la debacle de su equipo en el estadio del Sevilla. "No me queda más remedio que pedir perdón a nuestra afición. Hay que levantarse y seguir adelante, pero ha sido un duro golpe del que tenemos que reponernos", aclaró el portero del Betis, que no tuvo una buena actuación en el Sánchez Pizjuán. "He sentido cada gol del Sevilla como la muerte de un familiar", indicaba Juan Merino, que tuvo un desastroso estreno en el banquillo del Betis. Fabián, centrocampista canterano, se marchó llorando del terreno de juego. "Ahora toca festejarlo con la afición porque no se puede pedir más", aclaraba el capitán del Sevilla, José Antonio Reyes. "Se me dan muy bien los derbis. He vuelto a marcar y es una noche para estar muy feliz", añadió el extremo del Sevilla, dueño absoluto de la eliminatoria.

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