Thomas lanza al Atlético al liderato
El canterano le da el primer puesto al Atlético con un gol al Levante en la recta final
De nuevo Thomas, de nuevo en un partido marcado por el sufrimiento hasta el final, el canterano fue decisivo con otra arrancada de las suyas. Como en Vallecas, el chico generó una revolución.
ATLÉTICO, 1-LEVANTE, 0
Atlético: Oblak; Juanfran, Savic, Godín, Filipe; Koke (Carrasco, m. 61), Gabi, Saúl; Griezmann, Jackson (Thomas, m. 72), Correa (Vietto, m. 55). No utilizados: Moyá, Giménez, Torres, Gámez.
Levante: Mariño; Iván López, Trujillo, Zou, Toño; José Mari (Camarasa, m. 64. Roger, m. 83), Verza; Xumetra (Rubén García, m. 74), Lerma, Morales; Ghilas. No utilizados: Rubén, Daniel Calvo, Nikos, Traver.
Gol: 1-0. M. 81. Thomas.
Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Xumetra, Rubén García.
Estadio Vicente Calderón, unos 52.000 espectadores.
Esta vez su entrada en el campo fue una apuesta arriesgada de Simeone. Faltaba un cuarto de hora y el técnico le dio entrada a él en vez de a Torres. Se la jugó el entrenador rojiblanco sin un delantero puro, con Jackson ya fuera del terreno de juego , y también con el Levante ya estirándose y aumentando las pulsaciones de la grada, que veía que se escapaba a los suyos la posibilidad de alcanzar el liderato en solitario. Entró Thomas y se acabaron los amagos ofensivos del Levante. No solo le dio el gol de la victoria a los suyos. También les dio el equilibrio que habían perdido con la salida de Koke para que entrara Carrasco. Su primera acción fue una señal de que estaba dispuesto a cambiar el partido. Presionó y robó una pelota y desencadenó una corriente que se transmitió al Calderón y a sus propios compañeros. El gol volvió a ser un derrame de sus virtudes. Una arrancada plena de potencia y de fe. Rajó por el medio a la defensa del Levante como hizo en Vallecas y se coló para soltar un disparo trastabillado que Mariño no acertó a atajar.
La explosión del Calderón fue tremenda, rendido a un chico que en dos partidos ha justificado la negativa de su entrenador a que se marche al Rayo o al Getafe. Si contra el Rayo permitió al Atlético no perder comba, ahora le ha entregado el liderato en un partido al que sus compañeros no le encontraban la solución.
Desde el primer minuto tuvo tanto empuje como mal pie en todo el primer tiempo. Acelerado, con el pico y con la pala logró meter al Levante en su campo. Le faltó finura al Atlético en los últimos metros para desmontar el entramado defensivo montado por Rubi, robustecido con un trivote formado por José Mari, Lerma y Verza. Le faltó juego por dentro al equipo de Simeone. No hay apenas debate a la hora de señalar a los rojiblancos como el mejor equipo defensivo del campeonato. Ofensivamente aún no termina por engrasarse. Le cuesta encontrar continuidad y fluidez para hacer explotar de una vez por todas ese arsenal que tiene arriba. Una vez más se infló por la banda de Filipe Luis, mientras Griezmann y Correa apenas pesaban. El gol en Vallecas le dio la titularidad al diminuto argentino, al que Simeone trata de recuperar para la causa tras un inicio de temporada chisposo y un bajón del que empezó a salir con ese tanto al Rayo. También formó de inicio Jackson Martínez. Él fue el que tuvo la primera gran ocasión en jugada tras una buena maniobra. Pisó la pelota en un centro atrás raso para zafarse de su defensor y armar un disparo abajo y ajustado al que respondió muy bien Mariño. Correa fue objeto de un penalti que no apreció Clos.
El bombardeo rojiblanco fue más con saques de esquina. En dos de ellos, Saúl y Savic, que volvió a dejar en el banco a Giménez, rozaron el gol. El cabezazo del montenegrino se estrelló en el larguero. En medio de esa precipitación y la imprecisión, Verza pudo adelantar al Levante en un rechazo que empaló y se le fue por poco a la derecha de Oblak.
La salida del segundo tiempo fue otra descarga como la inicial. Acorraló al Levante más por colocación que por juego. Koke estrelló en la escuadra una dejada preciosa que le dejó Jackson con el pecho. El colombiano bajó al suelo un balón largo y cruzado de Gabi cuando se esperaba que lo prolongara. El zurriagazo de Koke mereció mejor suerte por la precisión de la jugada. Ese fue el último gran aviso del Atlético, que empezó a perder el control del juego y a ver cómo el Levante se estiraba y pisaba con frecuencia las inmediaciones del área. Convertido en un manojo de nervios, Simeone, que ya había metido a Vietto por Correa y a Carrasco por Koke, hizo esa apuesta por Thomas. Acertó para darle un liderato a su equipo que se sustenta en una solidez defensiva que le permite liderar la tabla con solo ocho goles en contra y solo dos goles de sus delanteros centros. Es raro, pero es fútbol y el 1-0 suma de tres en tres como cualquier goleada.
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