El Sevilla no da respiro al Espanyol

El Sevilla ha recuperado las señas de identidad que le hicieron un equipo temible. Esencialmente en su estadio, donde acumula seis victorias seguidas bajo la batuta de jugar los partidos a una intensidad tremenda, iniciar la presión bien arriba y contragolpear bajo la genial batuta de Banega. Con estos ingredientes, el equipo de Emery pasó por encima de un Espanyol demasiado blando, que se rindió ante la evidente superioridad del Sevilla. El equipo de Emery va encontrando el equilibrio, pues a su mejora en el juego de ataque se añade una estupenda labor defensiva: un solo gol recibido en los últimos ocho encuentros.

El Espanyol lo intentó, pero se ahogó ante la presión del conjunto andaluz, que hacía de cada robo de balón una oda al juego del contragolpe. Triunfo justo del Sevilla, asentado en un gran primer tiempo y mucho más conformista en el segundo, donde le dio demasiada vida al Espanyol. El equipo de Galca, no obstante, se encuentra en construcción y no tiene demasiados argumentos para doblegar en su estadio a un rival como el Sevilla. Futbolistas como Asensio, Hernán Pérez o incluso Burgui apuntan grandes maneras, pero todavía no son capaces de liderar el juego de un equipo débil, despersonalizado.

Emery resolvió la ausencia del sancionado Krychowiak con la entrada de Cristóforo, bien secundado por Iborra, y el uruguayo demostró que, a pesar de las dos graves lesiones de rodilla que ha padecido, es un jugador de lo más interesante en la posición de mediocentro defensivo. Con Iborra y Cristóforo atentos al corte, más el despliegue de los laterales, Mariano y Tremoulinas, el Sevilla volaba en cada carrera en busca de la meta defendida por Pau López. Banega, a gran nivel, ordenaba a la perfección las transiciones. Immobile, rápido y con ganas, también fue titular cuando nadie lo esperaba. El delantero respondió con un gol después de un sensacional robo de Vitolo. Lo mejor para el Sevilla es que vuelve a ser útil cuando parecía perdido.

El tanto dejó tocado al Espanyol, que dejó demasiados espacios a las galopadas del Sevilla. En una de ellas, Mariano, un lateral de mucho recorrido, incansable, dejó solo a Banega. El argentino se internó a cámara lenta, pero con una clase desmesurada. Batió a Pau con un golpeo suave, con el balón entrando entre las piernas del meta catalán.

Burgui fue la mejor noticia de la segunda mitad. El Sevilla se congeló, pensando en posteriores compromisos en un mes muy cargado, con un derbi de Copa de por medio, mientras que el Espanyol intentó dar un paso adelante. El protagonismo fue de Burgui, quien desde la izquierda puso en aprietos al Sevilla, con un enorme desparpajo. Le faltó pegada al Espanyol para poner en apuros a su rival, aunque lo intentó con dos buenos disparos de Asensio y Gerard. No se le alteró el pulso al Sevilla, que dejó pasar el tiempo para forjar un triunfo asentado en una gran primera parte y una segunda con la mente puesta en otros objetivos. Por ejemplo, en ese duelo de octavos de la Copa ante el Betis que hizo que Emery reservara a Vitolo y Banega, dos de sus mejores elementos.