Nadal: “El tenis aún me hace feliz”
Tras un carrusel emocional y su temporada más difícil, en la que su mente ha tenido por primera vez fisuras, el español charla con EL PAÍS sobre su profesión y sus planes
En este 2015 que se cierra, Rafael Nadal (Manacor, 29 años) se ha topado con un adversario insólito. No estaba al otro lado de la red, sino en su propia mente, en el bastión de su extensa retahíla de éxitos. Por primera vez, su armazón psicológico ha sido vulnerable a la ansiedad y los nervios, dos términos desconocidos hasta hace poco en su diccionario. Pese al carrusel emocional y las derrotas, más frecuentes de lo habitual, el ganador de 14 grandes nunca vuelve la cara ante la adversidad y ahora afronta el año que se avecina repuesto, con síntomas esperanzadores de juego. La entrevista transcurre en la intimidad del vestuario del protagonista en el O2 de Londres, tras caer ante Novak Djokovic en la última edición de la Copa de Maestros.
Pregunta. Ha sido un año muy difícil para usted, pero al final lo ha cerrado en línea ascendente, en clara progresión. ¿Confiaba realmente en poder revertir la situación?
Respuesta. A pesar de que las cosas vayan mal, yo soy siempre una persona positiva y siempre espero que las cosas pueden ir a mejor. Evidentemente, conforme pasaban los meses y torneos que en teoría eran favorables para mí, y no conseguía sacar buenos resultados, todo se iba complicando un poco más. He trabajado mucho para cambiar las cosas y curiosamente todo ha ido a mejor en el tramo final del año, que habitualmente suele ser el más difícil para mí.
P. Ha pasado por todo tipo de circunstancias y lesiones a lo largo de su carrera, pero ¿ha sido esta la temporada en la que más ha aprendido?
Este año, cada error me perjudicaba más y me hacía fallar el triple"
R. No, que va. No acostumbro a seguir todas esas cosas que se dicen y que en realidad son tópicos. Se aprende tanto de lo bueno como de lo malo, lo que pasa es que siempre es mucho mejor aprender de lo bueno. Uno aprende de las malas cuando normalmente no tiene los pies en el suelo, cuando no sabe bien de dónde viene o cómo ha llegado hasta ahí; yo más o menos lo he tenido claro siempre, con lo cual creo que he ido aprendiendo a lo largo de mi carrera tanto de las situaciones positivas como de las negativas. Pero, en realidad, durante este año no he podido aprender mucho tenísticamente; eso sí, mentalmente he tenido circunstancias nuevas para mí, distintas a las que había tenido siempre.
P. ¿Cómo se explica esa “lesión mental”, como usted la llama?
R. Son sensaciones que en un momento dado son difíciles de entender para uno, pero que ocurren. Al final, lo único que queda es aceptar el problema y trabajar para ponerle una solución. Me ha costado, he tardado meses en darle la vuelta a la historia, pero también llega un momento lógico en el que uno se relaja y dice: bueno, voy a jugar a tenis, porque no se me habrá olvidado jugar a tenis, ¿no? Más que un tema tenístico ha sido un tema mental. Con eso, es imposible que uno pueda jugar bien al tenis.
P. A la gente le cuesta entender que a estas alturas Nadal pueda tener dudas o miedo sobre una pista. ¿Por qué ahora, cerca de la treintena?
R. No es miedo. Si fuera miedo no estaría avergonzado de decirlo, porque no soy una persona que tema reconocer estas cosas, pero no es miedo. Es una situación extraña de descontrol: la respiración, el tiempo. Cuando uno tiene un descontrol de la respiración y del tiempo, de entender cómo viene la bola o cómo va a saltar, es porque mentalmente tiene una aceleración; esto es todo una consecuencia de la ansiedad. ¿Que cómo puede pasar a estas alturas? Supongo que las lesiones influyen y también el hecho de tener siempre la autoexigencia de querer buscar lo máximo... Así, las cosas se le complican a uno. He hablado honestamente durante todo el año sobre qué me ha ocurrido, de mis sensaciones, pero sin ningún drama. Al final, dentro de todo lo que ha pasado en este 2015, soy el número cinco del mundo y eso obviamente no puede ser malo.
Era una situación muy extraña de descontrol, aceleración y ansiedad”
P. En alguna ocasión ha hablado de la aceptación del fallo. ¿Le costaba este año aceptar el fallo más que de costumbre?
R. Normalmente me he aceptado los fallos. Este año, más que no aceptarme los errores ha sido un tema mental. Cuando uno tiene un problema mental, acepta menos las situaciones; no es que las acepte menos o de peor modo, sino que sencillamente no puedes analizarlas bien, con claridad. No es que no aceptase los fallos, sino que cada fallo me perjudicaba mucho; este año, cada fallo me ha hacía fallar tres veces más. El fallo, mentalmente, me ha generado una desconfianza mucho mayor de lo que lo hacía habitualmente.
P. Con usted, el problema puede deberse a que durante muchos años ha normalizado lo extraordinario. ¿Van por ahí los tiros?
R. A lo mejor para ustedes, los periodistas, pero para mí no. Yo siempre he tenido muy claro la dificultad que tiene todo lo que he venido consiguiendo y siempre lo he valorado mucho. Llega un momento en el que según qué victorias se convierten en una rutina, en una normalidad, pero no es una sensación buena porque al final todas las victorias son importantes. El hecho de pasar una época mala hace que después todas las victorias vuelvan a ser más importantes y uno se alegre más por cada una de ellas, aunque sean pequeñas. En este caso, estoy feliz por cómo han ido las cosas y de cómo he terminado el año. De lo único que tengo ganas es de seguir trabajando, porque tengo mucha ilusión y porque ahora mis sensaciones son muy buenas.
P. ¿Dejó en algún momento de creer en sí mismo?
R. Pero ¿qué es dejar de creer en ti mismo?
P. Perder la confianza en uno mismo y en lo que hace.
R. Bueno, todo el mundo deja de creer en uno mismo momentáneamente. Son frases hechas, pero la realidad es que todo el mundo tiene dudas y cuando las cosas no salen como uno quiere, ¡claro que dejas de creer en ti mismo, claro que no tienes confianza! Te lo preguntas: ¿Nunca volveré a jugar bien? Es una posibilidad; ahora, yo siempre he tenido la confianza de que en un momento u otro podría jugar a mi mejor nivel. Yo era consciente de que tenía un bloqueo mental, más que tenístico. El problema es que con un bloqueo mental es imposible desarrollar tu tenis. Aún así, a pesar de todos los problemas, de todo, he ido compitiendo y superando pequeñas barreras, ganando partidos. Bueno, me he mantenido. Dentro de un año que ha sido complicado he terminado el cinco del mundo. Lo que pasa es que 20 años atrás, ser el cinco del mundo en España era algo fantástico y hoy día es algo muy pequeño. De acuerdo. Al final, son 11 años seguidos terminando entre los cinco primeros, que no sé si lo ha hecho nadie hasta el día de hoy... Así que es algo importante. Dentro de un año malo, es importante tener la motivación de valorar las pequeñas cosas. No me he dejado ir en ningún momento.
P. ¿Se ha sido justo con usted?
R. Justo o no justo... La justicia es relativa, en función de si la analizamos desde su modo de ver o desde el mío. No me gusta esa palabra. Es lo que es, ha sido lo que ha sido y cuando ha sido bueno ha sido por demasiado bueno y cuando ha sido malo tampoco ha sido por demasiado malo, ¿no? Yo me siento muy bien tratado por mi país, me siento querido. Acepto las críticas, siempre que sean con respeto, evidentemente. Las profesionales las acepto; ahora, las personales, si las hay, las acepto menos, porque acostumbro a tener un comportamiento adecuado dentro y fuera de la pista. No sé si las ha habido o no, porque no las leo... Yo asumo cuando juego mal, porque soy el primero que lo digo. Acepto la crítica profesional y la personal también, pero siempre y cuando haya hecho algo mal.
P. Pues Manuel Pezzi, portavoz socialista, dijo que a usted le interesa más anunciar calzoncillos que jugar la Copa Davis con España.
R. Ningún problema. Al final, cada uno es libre de tener sus opiniones, pero siempre con respeto. Cada uno según sus luces. No es necesario entrar en según qué tipo de cosas, porque al final yo intento tratar con respeto a la gente y espero lo mismo de los demás.
P. Cuando han venido mal dadas, ¿ha notado más o menos apoyo de los aficionados y los suyos?
R. Generalmente siento el apoyo y el cariño de la gente. Soy una persona bastante familiar, mis amigos son mis amigos de toda la vida y tengo compañeros por todo el mundo. Realmente tampoco espero más de lo que hay, compañerismo y una buena relación. Yo sé quiénes son mis amigos y mi familia; fuera de esto, tengo muy claro qué le interesa a la gente de mí. No es el Rafa Nadal persona. El interés sobre ti es por lo que tú haces, no por ser Rafa Nadal, ciudadano de Manacor; es por ser Rafa Nadal, tenista, número x del mundo. Yo tengo muy claro por qué me quieren ver o por qué se interesan por mí. Es por lo que he hecho y por lo que he representado durante todos estos años, no porque yo, Rafael Nadal, sea una persona especial. Soy especial dentro de la pista, pero fuera de ella soy un ciudadano más, como cualquiera.
Soy especial en la pista, pero fuera tan solo soy un ciudadano más"
P. ¿Se ha llegado a cansar alguna vez de ser Rafael Nadal?
R. Todo el mundo se cansa alguna vez de uno mismo. Seguro que usted algún día se cansa de su trabajo, como yo algún día lo hago del mío, de las cosas que conlleva. Lo que pasa es que esto, aunque momentáneamente me canse, no hace que deje de hacer lo que creo que tengo que hacer, que es atender a la gente que se interesa por mí, que me ayuda y me apoya. Soy superconsciente de que soy un gran privilegiado de la vida por todo lo que me pasa, por todo lo que tengo y por todo lo que me ha pasado.
P. Tras caer en Wimbledon dijo que los dos próximos años serían importantes a la hora de tomar decisiones. ¿Hasta qué punto son decisivos?
R. No lo sé. En ese momento creo que dije que si seguía así, con la ansiedad que tenía, terminaría por dejar de disfrutar. Cuando uno juega con ansiedad o sin alegría, no debe estar por el mundo sin disfrutar con lo que hace. Lo que ocurre no es un tema de nivel, sino puramente de felicidad. Los resultados afectan, pero lo que verdaderamente afecta es si uno es feliz con lo que hace... y el tenis aún me hace feliz.
Hay que valorar las pequeñas cosas. No me he dejado ir nunca"
P. Son ya muchos años en el circuito. ¿Le sigue llenando todo lo que le rodea?
R. Nuestra vida es monótona, pero sí. Me cuesta menos viajar ahora que hace ocho años. Cuando estoy en Mallorca me cuesta salir, pero me ha pasado durante toda la vida, y ahora que tengo 29. Antes tenía más la necesidad de volver a casa cuando estaba entre giras, y ahora he aprendido a disfrutar y a encontrar los espacios para pasármelo bien dentro del trabajo que tengo, entre torneos y giras. Hay veces que antes hubiera vuelto directamente a casa y ahora, por el tema de los cambios horarios, etc, uno se toma con un poquito más de pausa la vida.
P. Si el día de mañana tiene hijos, ¿le gustaría que fuesen deportistas de élite?
R. El deporte es normalmente un buen compañero de viaje. Los valores son los adecuados: el esfuerzo, el trabajo diario y el espíritu de superación. No en todos los deportes, pero en según cuáles el respeto hacia los demás es algo que se tiene. Soy un apasionado del deporte. No sé que pasará en el futuro, pero si tengo hijos, ¡claro que que me gustaría que crecieran por la vía del deporte! Si son profesionales o no, eso ya depende de sus cualidades y su ilusión.
P. No suele levantar el pie del acelerador. ¿No desgasta demasiado tanta autoexigencia?
R. La gente debe exigirse a sí misma. No creo que nadie esté en condiciones de exigir a los demás. Yo no exijo a nadie. Yo primero me exijo a mí mismo y después empiezo a exigir a los demás. Cuando uno hace todo lo que puede no está obligado a más. Por ejemplo, yo sigo el fútbol, y si veo que el equipo al que apoyo hace un desastre, pero los jugadores han hecho todo lo que pueden, no se les puede decir nada. Es lógico que la gente exija, pero es importante tener más autocrítica y menos crítica hacia los demás.
P. En 2015 no ha tenido ninguna lesión reseñable. ¿Cómo se encuentra? ¿Cómo encara 2016 en este sentido?
R. Estoy trabajando más que nunca, pero sobre todo dentro de la pista, porque mi cuerpo me lo está permitiendo. Para mí físicamente ha sido un año muy importante, porque no he tenido lesiones y he podido competir todas las veces que he querido, con pocas molestias. Estoy en un muy buen momento de forma.
Seguiré con Toni hasta que él quiera y mientras estemos contentos"
P. A todo esto, hay quienes piden que cambie de entrenador, aquellos dicen que con otro técnico ganaría más grandes. Pero usted, ¿con Toni hasta el final?
R. No, no, no. Con Toni hasta el final, no. Toni, primero, hasta que él quiera, y luego, hasta que los dos estemos contentos el uno con el otro. Lo que yo no estoy de acuerdo nunca es con que a las primeras de cambio, cuando empiezan a ir las cosas mal después de un montón de años yendo muy bien, se señale a las personas. A la gente le falta autocrítica y tiene demasiada crítica. No es por presumir, pero no soy de esos. Primero intento ser crítico conmigo mismo, así que en este caso el único culpable de que las cosas no hayan ido bien este año soy yo. El único culpable soy yo. Los demás me han ayudado y han hecho las cosas igual de bien que siempre.
P. Entonces, ¿nada de cambios?
R. Tengo otro técnico que es Francis Roig y creo que entre los dos hacen una buena combinación. Uno me aporta unas cosas y el otro otras. Con Toni tengo la confianza de que me conoce mejor que nadie. Nos conocemos desde que nací y él entiende mi juego mejor que alguien que no haya estado siguiéndome día a día.
P. Este año, Toni y Francis estuvieron juntos en la gira asiática. ¿Está previsto que el segundo tenga más peso a partir de ahora?
R. Normalmente, Francis siempre venía a Pekín y Shanghái, lo que pasa es que este año vinieron los dos. Fueron dos muy buenas semanas de trabajo en las que todos estuvimos muy bien. Ojalá pueda haber más semanas de esta manera. Con los dos se trabaja bien y a mí personalmente me gustó mucho. Existen posibilidades de que la fórmula se repita más veces de aquí en adelante.
P. 2016 es año olímpico. Después de no poder participar en 2012 ni ser el abanderado, ¿le genera una motivación especial la cita de Río?
R. Lo primero que tengo que hacer es clasificarme, conseguir competirlos, porque en 2012 supuso un momento muy duro el no poder ir allí. La experiencia de los Juegos es especial, así que sí, por supuesto: estoy muy ilusionado con volver a estar en unos Juegos.
EL CURSO DE NADAL, EN CIFRAS
BALANCE GLOBAL:
- Número cinco de la ATP, con 5.230 puntos.
- 23 torneos disputados: 61 victorias y 20 derrotas.
- Tres títulos: Buenos Aires, Stuttgart y Hamburgo.
- Tres finales: Basilea, Pekín y Masters de Madrid.
ACTUACIÓN EN LOS 'GRANDES':
- Cuartos en Australia (6-2, 6-0 y 7-6 ante Tomas Berdych).
- Cuartos en Roland Garros (7-5, 6-3 y 6-1 ante Novak Djokovic).
- 2ª ronda en Wimbledon (7-5, 3-6, 6-4 y 6-4 ante Dustin Brown).
- 3ª ronda en Nueva York (3-6, 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4 ante Fabio Fognini).
- Semifinales de la Copa de Maestros (doble 6-3 con Djokovic).
ESTADÍSTICAS DE JUEGO:
- 222 puntos directos de saque y 166 dobles faltas.
- 72% de puntos ganados con el primer servicio.
- 55% de puntos ganados con el segundo saque.
- 62% de puntos de break salvados.
- 42% de puntos de break convertidos.
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