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Un año casi perfecto

Tras un inicio turbulento, el Barcelona culmina con el Mundial de Clubes y frente al River Plate, una temporada en el que ha conquistado cinco de los seis títulos posibles

Jordi Quixano
Messi, Neymar, y Suárez con la copa.
Messi, Neymar, y Suárez con la copa.Eugene Hoshiko (AP)

En el gimnasio de la ciudad deportiva del Barcelona se pudo pasar a mayores de no ser porque Xavi y la plana mayor del equipo decidieron intervenir y parar una discusión entre Leo Messi y el técnico, Luis Enrique, desatada por una absurda discusión en un partidillo en la que el asturiano hacía de árbitro. “Tenemos que sacar esto adelante y sabes que no nos puede volver a pasar lo de la temporada pasada”, le dijo el entonces capitán, ahora en Catar. Con el paso de los días se apaciguó la acidez y tanto el argentino —secundado por el vestuario— como el entrenador decidieron trabajar juntos por el bien común; primero con una distancia fría y después con un acercamiento templado. Ahora, no hay problemas. Pero este fue uno de los puntos críticos del curso anterior, donde en los diez primeros días de enero de 2015 se desató una tormenta que no presagiaba nada bueno. Pero la realidad ha sido bien distinta porque el Barça, dichoso y conquistador, ha levantado cinco de las seis copas de la temporada, la última en Yokohama tras imponerse al River Plate en el Mundial de Clubes.

Antes del altercado del vestuario, el Barcelona cayó ante la Real Sociedad en Anoeta el 4 de enero. Leo, que regresó apurado de sus vacaciones en Argentina, fue suplente y no lo digirió, de ahí la feroz pataleta que hizo extensiva en el día de Reyes —única jornada abierta para los aficionados— porque decidió no ir a entrenarse al alegar una gastroenteritis. Un día después, el presidente Josep Maria Bartomeu resolvió despedir al director deportivo, Andoni Zubizarreta, por no absorber de una vez todas las culpas en el caso FIFA y la contratación irregular de menores, al tiempo que Puyol presentó su dimisión irrevocable. Todo se tambaleaba. Tanto, que hasta peligraba el puesto de Luis Enrique. Por un lado la directiva pensaba en echarlo si caían ante el Atlético —aunque no parecía estar en una posición de fuerza para acometer tal decisión—; y por el otro, Juan Carlos Unzué, ayudante del entrenador, tuvo que calmar al técnico, que se sentía desprotegido por parte de una directiva que había prescindido de uno de sus valedores. Pero el balón empezó a circular, terminó en las redes, y todo se encauzó de la mejor de las maneras.

Un cómodo 5 a 0 al Elche en la Copa, un solvente 3 a 1 al Atlético en la Liga y 12 victorias consecutivas que dejaron al equipo líder en solitario, con un fútbol de alta escuela que alcanzó su cénit en los últimos meses de la temporada, con una solidez defensiva extraordinaria y con una delantera arrebatadora. Messi, con la aquiescencia del técnico, había decidido desplazarse a la derecha para que Luis Suárez se expresara por dentro y el equipo jugaba para tres delanteros que se entendían de maravilla dentro y fuera de las canchas. Un ciclón de buen juego que les hizo devorar a los rivales, campeones de la Copa, Liga y Champions de una tacada, y se consagró como el único club en la historia capaz de hacer el triplete en dos ocasiones. Entonces, ya con el respaldo deportivo, Bartomeu presentó su dimisión y convocó elecciones al tiempo que renovó a Luis Enrique hasta 2017.

Poco se puede mejorar… un año fantástico no sólo por los títulos sino también por la manera de jugar”, expuso Rakitic

“El triplete es pasado, ahora interesa el sextete”, convino el técnico en la primera rueda de prensa de esta pretemporada. A pesar de las nuevas dudas en el juego, donde se encajaban más goles de la cuenta y no se imponía la ley del toco y me voy, empezó bien porque se ganó en Georgia al Sevilla en la Supercopa de Europa. Pero el Athletic le sisó la Supercopa de España y prohibió un ciclo perfecto. Algo que no le quitó, en cualquier caso, la gazuza a un equipo que también lideraba esta Liga antes de viajar a Japón, que ya está en los octavos de final de la Champions (le espera el Arsenal) y de la Copa, donde se batirá con el Espanyol. Unos éxitos que podrían de nuevo avecinarse porque el equipo juega de memoria y tanto le da mezclar en corto o en largo, con fútbol directo o con posesiones más prolongadas, de estrategia o lo que sea. “No olvidaremos nunca el 2015”, señaló Bartomeu. “Poco se puede mejorar… un año fantástico no sólo por los títulos sino también por la manera de jugar”, expuso Rakitic. “Este año vuelve a ser para recordar”, agregó Iniesta. Ayer, en el Nissan Stadium de Yokohama, el conjunto azulgrana doblegó a River para firmar 50 victorias, ocho empates y seis derrotas en un año casi redondo. “Desde Anoeta cambió todo”, reconoció Messi en febrero. Tanto, que ahora el Barça llevará en el escudo y por un año el distintivo de ser el mejor equipo del mundo.

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