El Calderón abraza a Raúl García
La afición rojiblanca agasaja al atacante navarro, que vistió la camiseta del Atlético durante nueve temporadas, en un choque sin fortuna y de mucha brega para él
Es raro que un jugador visitante reciba el cariño de la afición de una manera tan exagerada. Lo es porque regresa con la idea de provocar rabia en esa gente que le aplaude agradeciéndole los servicios prestados. Eso sintió Raúl García al pisar de nuevo el Vicente Calderón, esta vez con la camiseta del Athletic. Había pancartas (“RG-8: Gracias”) y aplausos repartidos por todas las áreas de un estadio que gritó su nombre nada más verle sobre el campo.
El jugador lo agradeció levantando los brazos y mordiéndose el labio. Aun así, ya había advertido que dentro del campo no repartiría precisamente caricias sobre los que habían sido sus compañeros. No es que no cumpliera con su palabra, es que se lo pusieron difícil. Bien marcado, el delantero navarro apenas rascó bola. Si acaso para intentar darle ritmo a alguna jugada o para intentar alumbrar alguno de los múltiples barullos que se formaron en el centro del campo. No fue su noche.
Raúl García trató de intimidar a la defensa del Atlético entrando al choque, levantando la pierna, pero no rascó bola
Las dificultades de Raúl García para producir en ataque situaron a Aduriz como único referente, una carga demasiado pesada teniendo en cuenta la estabilidad de Godín en su marca. Aun así, el donostiarra se las arregló para revolver un par de veces y demostrar que sigue con la pierna calibrada y la cabeza lista. A pesar de la falta de interacción, Raúl García trató de intimidar a la defensa del Atlético entrando al choque, levantando la pierna. Logró sacar una falta de peligrosa golpeando a Giménez, quizás en la única jugada en la que su cuerpo golpeó con cierta violencia a un contrario.
Lo más cerca que llegó a estar Raúl García del gol fue cuando recibió un balón en fuera de juego junto a la sombra de Oblak en el primer palo. Antes de que comenzara el partido Raúl García abrazó uno a uno a todos los jugadores del Atlético. Su estampa tras el pitido final fue otra. Menos emocionado, pero agradecido. Pero en este caso había otro partido que jugar, y ese también lo ganó el Atlético.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.