Kyle Kuric, el regreso más emotivo

Kyle Kuric vuelve a estar con sus compañeros, a comparecer en una rueda de prensa, a sonreír, en definitiva, a vivir como antes de que le detectaran un meningioma, es decir, un tumor cerebral. La peripecia empezó el 1 de noviembre. El jugador estadounidense empezó a sufrir tal dolor de cabeza que no pudo jugar el partido que su equipo, el Herbalife Gran Canaria, disputó en Vitoria. Los dolores no remitían. Una migraña, se pensó. Su entrenador, Aíto García Reneses, desveló en la previa del partido de la Eurocopa ante el Alba Berlín la creciente preocupación en torno al estado del escolta de 26 años. El 4 de noviembre, su club informó de que iba a ser operado un día después en el Centro Médico Teknon de Barcelona. “Es el partido más importante. Mañana, juntos, ganaremos”, concluía el comunicado.

Kuric fue operado por segunda ocasión el 7 de noviembre para controlar su edema cerebral y la hipertensión que podría ocasionar. Las noticias eran alarmantes, sobre todo las que llegaban, ida y vuelta, desde Louisville, Estados Unidos, donde brilló como universitario. Cuando concluyó aquella etapa, en 2012, dio el salto a Europa. Fichó por el Estudiantes y, en 2014, por el Gran Canaria.

Hasta tres veces ha sido operado, la última, el 30 de noviembre, consistió en la reconstrucción de la bóveda craneal. “Hubo muchos momentos duros. Hubo muchos días en los que no podía valerme por mí mismo, pero ahora por fin puedo salir a caminar sin cansarme. Todavía no puedo correr, ahora tengo que recuperar músculo, sentirme cómodo a la hora de correr e ir paso a paso”, afirmó ayer este descendiente de una familia de emigrantes eslovacos y cuyo padre, Steve, es neurocirujano.

Tanto Kyle como Steve se mostraron abrumados por el apoyo de todo el baloncesto español —los 200 jugadores de la Liga Endesa lucieron una camiseta en la quinta jornada en que le mostraban su apoyo— y el de los médicos que le trataron, especialmente Ignacio Muro y Gerard Planas. 36 días después de la primera operación, Kuric vuelve a sentirse jugador.