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Germán Lux: “Los argentinos no le tenemos miedo a nadie”

El portero del Deportivo de la Coruña, el que menos disparos recibe de toda la Liga, visita con su equipo al Barcelona

Germán Lux, bajo la portería de Riazor.
Germán Lux, bajo la portería de Riazor.OSCAR CORRAL

La pasada semana un cartel con la fotografía de Germán Lux (Carcarañá, Santa Fé, 1982) presidía el tablón de anuncios del fútbol base del Deportivo. En él, una frase suya: “En la vida me enseñaron a respetar, trabajar y callar”.

Pregunta. ¿Dónde lo aprendió?

Respuesta. Soy de pueblo, de un entorno de gente volcada en la agricultura y la ganadería. Con 15 años probé en River Plate y me admitieron, pero no quise irme a Buenos Aires, a 400 kilómetros. Al año siguiente volví a pasarla, acepté y entré en una residencia del club.

P. ¿Cuándo decidió ponerse en una portería?

R. De niño alternaba con el centro del campo, pero me vieron condiciones bajo palos y empecé a formarme. Es una posición ingrata, pero soy un apasionado de ella. No me arrepiento de ser portero y lo disfruto como puedo porque a nivel profesional hay muchas presiones. En el Depor tuvimos una mochila de ellas en los últimos años.

Al margen de los tres de arriba, en el Barça hay que frenar a Busquets. Es el que lo maneja todo

P.¿Cómo afronta un portero una visita al Camp Nou?

R. Con la dedicación de todas las semanas, sin obviar que las dificultades son mayores que en otros partidos, pero lo trabajamos y lo analizamos con el cuerpo técnico para hacer lo que nos pidan.

P. ¿Ha cambiado esa preparación respecto a, por ejemplo, hace 10 años?

R. Sin duda. Ahora llega gente joven con métodos diferentes y muy evolucionados. La tecnología facilita que haya más información y tratamos de retenerla para que nos ayude, pero las decisiones siempre son del que está en el campo. Por ejemplo, en un penalti me facilitan porcentajes de elección del que chuta, de aciertos y errores, pero no me dicen que me tire para un lado y que si no lo hago me sacan del once.

P. Es el portero del equipo al que menos le rematan en Primera División ¿Qué ha cambiado en el Deportivo en apenas unos meses?

R. Tenemos un carácter defensivo muy importante, somos muy ordenados y ese es un pilar fundamental para no descender. Se trata de ser equilibrados y lo cierto es que casi todos los equipos se arman de atrás hacia delante.

P. ¿Ve muy cambiado al Barcelona?

R. En el fútbol no dejas de aprender y ellos sin duda que lo hacen. Ahora son más verticales. Claro que tienen un poder adquisitivo para llegar a futbolistas de gran nivel. Pero yo me fijo mucho en Busquets. Para mí, al margen de los tres puntas, es lo mejor que tienen, al que hay que frenar porque lo maneja todo, la defensa y el ataque.

No me agrada es lo que lo envuelve al fútbol, el ambiente los egos, envidias y el negocio

P. Pues no sale en ningún ránking ni listado para balones de oro y similares.

R. En el fútbol hay muchas injusticias y esa es una más.

P. ¿Cuándo era niño soñaba con este fútbol que vive ahora?

R. Quería pasar etapas, jugar en River la primera. Por suerte pasé por la selección en varias categorías y me aportó mucho. Luego ansiaba llegar a Europa… Y siempre hay más fútbol por vivir. Lo que no me agrada es lo que lo envuelve, el ambiente es complicado con muchos egos, envidias y negocio.

P. ¿Se refiere a los vestuarios?

R. No. A que todo en el fútbol se magnifica más que en otras profesiones porque hay mucho más dinero por medio y gente que lo mueve. En un vestuario puede haber roces, pero siempre encontré gente sana y compañerismo. Aquí de vez en cuando hacemos asados, pero es una excusa: lo que nos gusta es juntarnos.

P. El balón no siempre es amable.

R. La cara del éxito me tocó muy joven, hasta que llegué a Europa. Aquí me está costando ese sueño de jugar 30 partidos seguidos en la máxima categoría. Tuve largas suplencias, pero hay que entenderlo y sobrellevarlo con trabajo. Cuando no jugué siempre traté de ayudar en silencio y sabiendo que hay cosas más importantes en la vida para sentirse mal. A mí me tocó en lo personal con algo que nos marcó a nivel familiar [En enero hará diez años que un hermano suyo se quitó la vida].

P. ¿La desgracia sirve para extraer alguna enseñanza?

R. Pone en valor las cosas y las dimensiona, pero algo como lo que ocurrió en mi familia no creo que enseñe nada porque es una pérdida muy traumática, ni siquiera fue por un accidente o una enfermedad. Y te rompe.

P. ¿Cómo es en el triunfo?

R. No tiendo a la euforia. Mi mujer me dice que no disfruto como debo cuando gano, pero soy muy tranquilo. Tengo el defecto de que todo lo llevo por dentro. Igual podría cambiar para expresar mejor mis sentimientos, digo lo que pienso siempre, pero a lo mejor no acabo de expresarlo… En fin, que a veces echo de menos estar contento cuando debo estarlo. Igual con el tiempo lo consigo.

No tiendo a la euforia. Mi mujer dice que no disfruto cuando gano, pero soy muy tranquilo

P. Explica Jorge Valdano que no pudo emocionarse la tarde que ganó el Mundial, pero que lo hizo años después escuchando una narración de su gol en la final.

R. Quizás me ocurra eso y al pasar los años me daré cuenta de lo que tengo ahora. Fui campeón del mundo sub 20, medalla de oro en los Juegos Olímpicos, gané campeonatos con River. Soy un privilegiado.

P. Se quedó a las puertas de jugar un Mundial.

R. Me quedé en la escalera del avión. Mi momento más decepcionante en el fútbol, el palo más grande porque la ilusión era enorme. Había sido titular un año antes en la Copa Confederaciones y al llegar la fecha de la convocatoria del Mundial me guardaron el último partido en River para que no me lesionara. Pékerman llamó a Ustari, que nunca había ido a la selección. No busco explicaciones donde no las voy a encontrar.

P. Semanas después Pasarella que había sido jugador de River, entonces era entrenador y luego fue presidente, le señaló la puerta de salida del club. Usted dijo entonces una frase que aún resuena en Argentina: “De River me echa…

R. … un hincha de Boca”. ¡Pero me está refrescando todas las cosas malas, jajajaja! Era un técnico muy autoritario y en ese momento Gallardo, yo y algún compañero más teníamos mucho protagonismo. Me quedaban dos años de contrato y el club quería que firmara por diez. Era mi casa, pero tuve que irme y me sirvió para cumplir el sueño de jugar en Europa y arrancar un camino que ya es de nueve temporadas, con luces y sombras. Me hubiese gustado jugar más, pero creo que me he hecho un nombre también acá.

P. Bajó con el Deportivo a Segunda tras dos campañas de suplente y tuvo ofertas para regresar a Primera, las descartó y se quedó en un equipo que estaba en proceso concursal y a punto de no salir a competir. ¿Qué le convenció?

R. Fernando Vázquez. Nos sentamos y me dijo que le gustaría que me quedase para subir a Primera juntos. Tenía las otras opciones, pero contaba con el plus de esa confianza y me dijo que iba a formar un buen equipo para pelear el ascenso. No tuvo nada que ver con el que había subido dos años antes, que era una plantilla de Primera que hizo récord de puntos en Segunda, pero lo luchamos, lo conseguimos y, menos por lesión, jugué todo. Fue duro y dulce a la vez.

La directiva actual ha convertido al Deportivo en un club con mucha estabilidad

P. ¿Qué ha cambiado en el Deportivo desde que llegó?

R. La gestión. Siempre dije que la directiva actual me parecía que llegaba con ilusión por manejar el club como lo hace que es muy bien, de manera muy seria. Se trata de una entidad con mucha deuda, pero que la está reestructurando y llega a acuerdos para pagarla. Ahora el Deportivo se ha convertido en un club con mucha estabilidad y los futbolistas estamos satisfechos porque solo tenemos que preocuparnos de jugar y cumplir objetivos. Al poco de llegar al cargo le dije a Tino Fernández que pensaba que en dos años el Deportivo volvería a jugar en competición europea y lo mantengo. Además el club trabaja en un proyecto a largo plazo que además privilegia darle importancia a la cantera, algo vital.

P. Acaba contrato en junio y tiene una oferta de renovación. ¿Con 33 años esa expectativa le anima a renovar o añora su país?

R. Argentina… Gracias a Dios hace justo unas horas que hemos cambiado de presidente de la nación. Asumió Macri…

P. Que es de Boca.

R. Sí, ¡No vamos a ganar nada más los de River! Ya en serio le digo que los argentinos necesitábamos ese cambio, se pudo dar y espero que el país pueda variar en cosas tan esenciales como la seguridad ciudadana. Es complicado que lleguemos a ser como un país europeo, pero hay que buscar que haya más tranquilidad y libertad y menos autoridad. En A Coruña tanto yo como mi familia estamos contentos y esa estabilidad en el club y en la ciudad ayuda a que mire con buenos ojos la posibilidad de seguir en el Deportivo.

P. Hay unas semifinales por medio, pero se presume que entre River y Barcelona se jueguen el Mundial de clubs dentro de una semana. Sus compatriotas llevan en Japón desde el pasado martes y miles de aficionados acudieron a despedirles al aeropuerto. ¿Podrá tanta ilusión volcar el pronóstico?

R. Así somos los argentinos, no le tenemos miedo a nadie. Todos saben lo que es el Barcelona y que hay pocas opciones de ganar, pero existen. Jugué con Gallardo y es un entrenador que ha mamado el River de toda la vida: pelota al piso para jugarla. Fue un gran enganche y no quiere renunciar a esa posición que en Europa ya empieza a desaparecer. Soy amigo de Cavenaghi, ha hablado con Pisculichi, con Ponzio… están todos muy contentos con el trabajo y la seriedad de Gallardo, que está empezando pero ya ha logrado triunfos importantes.

P. River es historia y presente, campeón de la Copa Libertadores, que no es poco.

R. Y no es fácil ganarla. Influyen muchos detalles. Igual si no sucede aquel incidente con los aficionados de Boca y no dan la eliminatoria por resuelta no estaría River en Japón, pero así son las cosas.

P. Nada está escrito. Usted iba a comenzar la temporada como suplente y ahora está ante su mejor momento desde que llegó a España

R. Aparentemente iba a ser así. La pretemporada fue muy buena, no como la anterior y estaba trabajando y compitiendo con los compañeros. El entrenador me hizo ver que estaba satisfecho, pero el que iba a jugar de inicio era Fabricio, se lesionó y llegó mi oportunidad.

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