El azar mantiene a salvo al Chelsea de Mourinho y condena al Oporto
Los 'blues' consiguen el pase a octavos tras superar al los portugueses, que jugarán la Liga Europa, a partir de un gol en propia meta de Marcano
Al final se llevó una alegría. Un argumento más para seguir adelante, inasequible al desaliento. El Chelsea de Mourinho, una combinación que parecía en franco peligro de separación, supero el match ball sentimental de ayer ante el Oporto que refuerza una relación todavía en crisis. Tuvo mucho que ver el azar en el resultado Ese que le había esquivado hasta el momento y que anoche decidió darse un paseo por Stamford Bridge para desgracia del Oporto.
CHELSEA, 2 - OPORTO, 0
Chelsea: Courtois; Ivanovic, Zouma, Terry, Azpilicueta; Ramires, Matic; Willian, Oscar (Pedro, m. 81), Hazard (Rémy, m. 89); Diego Costa (Obi Mikel, m. 85). No utilizados: Begovic, Cahill, Cesc, Kenedy.
Oporto: Casillas; Pereira (Neves, m. 56), Marcano, Maicon, Indi; Herrera (Tello, m. 70), Danilo, Imbula (Aboubakar, m. 56); Corona, Layún, Brahimi. No utilizados: Helton, Bueno, Varela, Evandro.
Goles: 1-0. M. 11. Marcano, en propia puerta. 2-0. M. 51. Willian.
Árbitro: Cuneyt Çakir. Amonestó a Diego Costa, Matic, Pereira, Danilo, Indi, Ivanovic
Stamford Bridge. Unos 41.000 espectadores.
Marcó el primer gol el Chelsea gracias a que una buena parada de Casillas a Diego Costa acabó con la pelota impactando sobre el pecho de Marcano, que la redirigió hacia su portería. Maicon se lanzó al suelo a por ella por su despejo llego después de que la pelota hubiera cruzado la línea de gol. En realidad, el gol del Chelsea se produjo de una manera justa, entendiendo por justicia la incapacidad anotadora de un equipo con la chispa justa en ataque. Sin embargo, de la chispa al fuego hay tan poca distancia y más con Diego Costa de por medio.
En una jugada muerta, en la que el delantero hispano-brasileño corrió a por una pelota que agarró Casillas con templanza, Costa volvió a demostrar esa manera tan suya de entender el juego. Con la pelota en los brazos, Casillas fue zancadilleado por el delantero que rápidamente levantó los brazos en ese gesto intermedio que va de la solicitud de clemencia a la asunción de culpabilidad. El portero del Oporto se cabreó tanto que el árbitro amonestó a Costa, que no dudó en recriminarle el gesto al capitán de la selección española con el que comparte vestuario habitualmente. Dos o tres aspavientos y el tema murió. Fue una escena cuando menos peculiar.
El equipo de Lopetegui le faltaba una ficha que terminara por completar el puzle en ataque
A partir de ahí el Oporto, ya con el gol en contra, trató de asomarse con algo más de cuerpo por el área del Chelsea aunque al equipo de Lopetegui le faltaba una ficha que terminara por completar el puzle. Sin un nueve fijo, el juego de banda de Brahimi y Layún moría antes de nacer, pues cuando ambos levantaban la cabeza para entregar la pelota no había nadie que la reclamara. No estuvo mucho más afilado el Chelsea, que promueve un juego revoltoso, sin adornos, que se interpretaría con algo más de gracia si el terreno de juego no estuviera en perfectas condiciones. Prescindió Mourinho de Cesc para alinear a Matic y Ramires en el centro del campo, un alegato a la estabilidad más austera.
Dejando en Hazard y Willian (y lo que queda del Diego Costa goleador de la temporada pasada poco a la vista de las incontables oportunidades desperdiciadas) la responsabilidad ofensiva. De los tres solo el internacional brasileño parece enchufado y lo demostró con un gol que reunió potencia y velocidad. Recibió Willian el balón de Hazard tras un saque de banda de Azpilcueta y disparó un latigazo el brasileño por el palo corto, ese que deben cubrir los porteros por protocolo y que Casillas dejó libre.
El segundo gol acabó con la esperanza del Oporto, que tendrá que conformar con la Liga Europa, mientras el Chelsea sigue adelante como primero de grupo por delante del Dínamo de Kiev. Son las cosas del azar, que lo mismo te huye que te abraza. Que se lo digan a Mourinho.
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