Un nueve mentiroso, Vietto, y una gran referencia, Gabi
Jugar con un falso nueve puede ser la tercera gran novedad táctica de Simeone la elección del 4-1-4-1 y la utilización de un jugador de banda puro como Carrasco
En Lisboa, sin un delantero de referencia, y con Gabi como recambio incuestionable de Tiago para sostener el 4-1-4-1, el Atlético firmó hasta el gol de Mitroglou uno de los mejores partidos de la temporada. Del estadio Da Luz, además de la consolidación del capitán como ancla, Simeone se trajo que el dibujo puede ser el definitivo, que Saúl, además de ofrecerle un gran despliegue en la presión adelantada, está más para acabar las jugadas que para empezarlas y que Vietto puede abocarle a jugar con falso nueve si Jackson y Torres no encuentran el gol.
Entre pagar el peaje de tener que entrenarse y jugar con una exigencia física muy por encima de la media, más la operación de apendicitis, aún no se había visto al jugador que deslumbró en Villarreal. Las dudas sobre si sería capaz de adaptarse se cernieron sobre su figura. “Es un chico al que había que esperar, la gente pensaba que de primeras iba a ser el jugador de la temporada pasada ”, dice un directivo.
En Lisboa, por primera vez se vio continuidad en sus acciones y apareció el atacante al que Simeone hizo debutar en el Racing de Avellaneda con 17 años. La necesidad de reinventarse continuamente a la que obliga a los clubes argentinos el expolio europeo de los jóvenes talentos, llevó una mañana a Simeone a un entrenamiento de las categorías inferiores de La Academia. Frágil de aspecto, delgaducho , Vietto, 17 años por entonces, llamó su atención por delatar a uno de esos delanteros que juegan permanentemente con la cabeza puesta en cómo hacer daño con y sin el balón en los pies. Venía de un desengaño en el Estudiantes de La Plata, que le mandó a casa con 16 años y eso le hizo reflexionar seriamente si dejar el fútbol para dedicarse a vender coches con su padres.
La estadística de Vietto en el estadio Da Luz dice que solo tocó dos balones en el área, pero fueron para ganar el partido. El primero fue la asistencia a Saúl, hacia atrás cuando se esperaba que él mismo culminara el previo primer gran pase de Griezmann. En esa jugada sorprendió doblemente, primero con el desmarque y después con el retrovisor para asistir. La segunda pelota en el área fue su gol. Otra aparición a traición para adelantarse al central y desconcertar al veterano Julio César con ese desvío tan sutil en el primer palo. Las dos acciones revivieron al infantil del Balnearia que cuando se sentía saciado de goles se dedicaba a buscar a sus compañeros para que también los marcaran.
Consolidado el esquema de juego, la solución de Vietto como falso nueve puede ser la segunda gran novedad que Simeone introduzca en lo que va de curso. La primera fue pasar a jugar con un jugador de banda como Carrasco. La segunda ese 4-1-4-1 que también trajo la figura del hombre escoba por delante de la defensa que tan bien desempeñó Tiago y que Gabi ha interpretado a la perfección, no solo por colocación, sino también con la pelota. Sobre ese dibujo instaurado definitivamente desde el partido en el Villamarín han crecido Koke y Filipe, ha explotado Carrasco, Griezmann lo mismo marca, que juega en corto o rompe al espacio, y el equipo se ha robustecido más aún en defensa con esa presión adelantada más frecuente que en las cuatro temporadas anteriores bajo la dirección de Simeone. Al técnico también le llena cuando mira al banquillo. Moyá, Gámez, Siqueira, Savic, Óliver, Thomas y el Correa de inicio de temporada le ofrecen variantes de garantía.
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